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Tempestades de acero

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Ernst Jünger <strong>Tempesta<strong>de</strong>s</strong> <strong>de</strong> <strong>acero</strong><br />

a propósito <strong>de</strong> ellos pesqué al vuelo algunas frases muy enjundiosas. Así, un enlace que marchaba <strong>de</strong><br />

permiso se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> sus camaradas con estas palabras:<br />

—Chicos, pero qué bonito es eso <strong>de</strong> que, ya en casa, estés metido en la cama la primera noche y acuda<br />

tu mujercita a apretujarse a tu lado, muy cerca, muy cerca.<br />

El 19 <strong>de</strong> enero vinieron a relevarnos a las cuatro <strong>de</strong> la madrugada y, en medio <strong>de</strong> un violento temporal<br />

<strong>de</strong> nieve, marchamos a pie hasta Gouy. En esta al<strong>de</strong>a permanecimos bastante tiempo, <strong>de</strong>dicados a<br />

prepararnos para las tareas <strong>de</strong> la gran ofensiva. De las instrucciones dadas por Lu<strong>de</strong>ndorff para el<br />

entrenamiento <strong>de</strong> la tropa, que fueron distribuidas hasta el escalón <strong>de</strong> los jefes <strong>de</strong> compañía, pudimos<br />

<strong>de</strong>ducir que muy pronto se iba a hacer el intento <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidir la guerra mediante un golpe po<strong>de</strong>roso.<br />

Nos entrenamos en las casi olvidadas modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l combate <strong>de</strong> tiradores y <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong><br />

movimiento. También hicimos con mucho celo ejercicios <strong>de</strong> tiro <strong>de</strong> fusil y <strong>de</strong> tiro <strong>de</strong> ametralladora. Como<br />

todas las al<strong>de</strong>as situadas <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l frente estaban abarrotadas hasta la última buhardilla, utilizábamos<br />

como campo <strong>de</strong> tiro cualquier talud que a ello se prestase, <strong>de</strong> manera que a veces los proyectiles<br />

centelleaban sobre el terreno como si estuviéramos en. un combate. Uno <strong>de</strong> los tiradores <strong>de</strong> mi compañía<br />

<strong>de</strong>rribó <strong>de</strong> su montura, con un disparo <strong>de</strong> su ametralladora ligera, al jefe <strong>de</strong> un regimiento distinto <strong>de</strong>l<br />

nuestro, cuando se hallaba en pleno comentario <strong>de</strong> la maniobra. Por suerte el herido salió <strong>de</strong>l trance con<br />

un balazo leve en una rodilla.<br />

En complicados sistemas <strong>de</strong> trincheras realicé algunas veces simulacros <strong>de</strong> ataque con fuego real <strong>de</strong><br />

granadas <strong>de</strong> mano; queríamos sacar provecho <strong>de</strong> las experiencias <strong>de</strong> la Batalla <strong>de</strong> Cambrai. También en<br />

estos ejercicios hubo heridos.<br />

El 24 <strong>de</strong> enero se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> nosotros el coronel von Oppen; marchaba a Palestina a tomar el mando<br />

<strong>de</strong> una brigada. Des<strong>de</strong> el otoño <strong>de</strong> 1914 había estado ininterrumpidamente al frente <strong>de</strong> nuestro regimiento,<br />

cuyo historial guerrero se halla estrechamente vinculado a su nombre. El coronel von Oppen era un<br />

ejemplo viviente <strong>de</strong> que hay seres humanos nacidos para mandar. A su alre<strong>de</strong>dor reinaba siempre una<br />

atmósfera <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n y <strong>de</strong> confianza. El regimiento es la última unidad <strong>de</strong>l ejército en que los hombres<br />

pue<strong>de</strong>n conocerse todavía personalmente; es, por así <strong>de</strong>cirlo, la más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> las familias <strong>de</strong>l soldado, y<br />

la impronta que en ella <strong>de</strong>ja .un hombre <strong>de</strong> las cualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l coronel von Oppen repercute <strong>de</strong> modo<br />

invisible en millares <strong>de</strong> soldados. Por <strong>de</strong>sgracia no se cumplieron sus palabras <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedida, que fueron<br />

éstas:<br />

—¡Hasta la vista en Hannover!<br />

Murió poco <strong>de</strong>spués, víctima <strong>de</strong>l cólera asiático. Estaba ya enterado <strong>de</strong> su muerte cuando recibí una<br />

carta escrita <strong>de</strong> su propia mano. Es mucho lo que le <strong>de</strong>bo.<br />

El 6 <strong>de</strong> febrero volvimos a trasladarnos a Lécluse. El 22 nos instalamos durante cuatro días en el<br />

campo <strong>de</strong> embudos situado a la izquierda <strong>de</strong> la carretera Dury-Hen<strong>de</strong>court; allí realizamos por la noche<br />

trabajos <strong>de</strong> fortificación en la primera línea. Aquella posición, que se encontraba enfrente <strong>de</strong>l montón <strong>de</strong><br />

ruinas a que había quedado reducida la al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Bullecourt, me hizo ver con claridad que en aquel sitio<br />

iba a <strong>de</strong>sarrollarse una parte <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>roso ataque <strong>de</strong>l que se hablaba en voz baja, con mucha expectación,<br />

en todo el frente occi<strong>de</strong>ntal.<br />

En todas partes se trabajaba con una prisa febril, en todas partes se excavaban galerías y se trazaban<br />

caminos nuevos. El campo <strong>de</strong> embudos estaba sembrado <strong>de</strong> carteles que se alzaban en medio <strong>de</strong>l pelado<br />

terreno; en ellos había jeroglíficos, que sin duda señalaban el emplazamiento <strong>de</strong> las baterías y <strong>de</strong> los<br />

puestos <strong>de</strong> mando. Nuestros aviones realizaban continuos vuelos <strong>de</strong> obstrucción para impedir que los<br />

aviones enemigos observasen nuestro campo. Con objeto <strong>de</strong> que la tropa supiese exactamente la hora,<br />

cada mediodía se <strong>de</strong>jaba caer, a las doce en punto, una bola negra <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los globos cautivos; aquella bola<br />

negra <strong>de</strong>saparecía a las doce y diez.<br />

A finales <strong>de</strong> mes regresamos a pie a Gouy, a nuestros viejos acuartelamientos. Tras haber realizado<br />

varias maniobras en el escalón <strong>de</strong>l batallón y <strong>de</strong>l regimiento, la totalidad <strong>de</strong> la división ejecutó por dos<br />

veces una maniobra <strong>de</strong> ruptura <strong>de</strong>l frente enemigo en una gran posición señalada con cintas blancas.<br />

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