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Tempestades de acero

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Ernst Jünger El bosquecillo 125<br />

separada <strong>de</strong> nosotros por algunas ondulaciones <strong>de</strong>l terreno. En francés lleva el nombre <strong>de</strong> Puisieux-au-<br />

Mont; si no me engañan mis conocimientos, en alemán se llamaría algo así como Bergbronn. Lo único<br />

que <strong>de</strong> ella divisamos es su parte alta, en la que quedan escasos restos <strong>de</strong> pare<strong>de</strong>s blancas, así como las<br />

ruinas <strong>de</strong> la iglesia, ro<strong>de</strong>adas <strong>de</strong> pelados troncos <strong>de</strong> árboles; los proyectiles han transformado aquélla en<br />

un montón <strong>de</strong> piedras <strong>de</strong> color pardo rojizo. Al parecer, los ingleses sospechan que tenemos instalado un<br />

puesto <strong>de</strong> observación <strong>de</strong> artillería en aquel montón <strong>de</strong> escombros, que domina el terreno; lo han estado<br />

bombar<strong>de</strong>ando durante casi toda la mañana con granadas <strong>de</strong> grueso calibre que pasaban aullando a mucha<br />

altura por encima <strong>de</strong> nuestras cabezas.<br />

Las trincheras se encuentran en mal estado; son anchas y poco profundas, y las lluvias las han<br />

<strong>de</strong>rruido. En muchos sitios se ha intentado evitar su total <strong>de</strong>smoronamiento reforzándolas con estacas.<br />

Estas trincheras son una parte <strong>de</strong> la gran red formada por la posición disputada durante la Batalla <strong>de</strong>l<br />

Somme; más tar<strong>de</strong> evacuamos esa red, tras haber volado todos los abrigos; y, finalmente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber estado abandonada mucho tiempo, hemos vuelto a reconquistarla durante la gran batalla <strong>de</strong>l pasado<br />

mes <strong>de</strong> marzo. Son, pues, muchos los acontecimientos que esta zona ha vivido. Por ello no existe en todo<br />

el terreno un solo paraje que no esté <strong>de</strong>sgarrado por los embudos. Espesos tapices <strong>de</strong> hierba han logrado<br />

que muchos <strong>de</strong> ellos cicatricen, pero los proyectiles han vuelto a abrir recientemente numerosas heridas.<br />

Nos hemos encontrado, por consiguiente, con una red <strong>de</strong> trincheras ya hecha, una red que tiene, por<br />

eso, la <strong>de</strong>sagradable peculiaridad <strong>de</strong> estar unida con la posición enemiga por un gran número <strong>de</strong> ramales<br />

ciegos. Estos se hallan cerrados por alambres y por caballos <strong>de</strong> Frisia y <strong>de</strong>fendidos por ametralladoras y<br />

centinelas; mas, a pesar <strong>de</strong> ello, sin duda constituirán los puntos <strong>de</strong> partida <strong>de</strong> todas las operaciones que<br />

aquí se lleven a cabo. Otra peculiaridad <strong>de</strong> esta posición es que falta en ella todo rastro <strong>de</strong> un obstáculo <strong>de</strong><br />

alambre. Con esto se preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar bien clara ante el enemigo nuestra voluntad ofensiva; la visión <strong>de</strong> la<br />

pelada zona avanzada ha provocado en mí, sin embargo, un sentimiento agridulce. Los tres segundos que<br />

el atacante necesita para salvar el obstáculo <strong>de</strong> alambre, durante los cuales se ve obligado a quedar<br />

enteramente al <strong>de</strong>scubierto, representan una ventaja tan importante para el <strong>de</strong>fensor que éste renuncia a<br />

ella <strong>de</strong> mala gana.<br />

Por lo que respecta a los abrigos, tampoco son muchos los elogios que <strong>de</strong> ellos cabe hacer. Son eso que<br />

ahora se llama «bunker Sigfrido» — unos agujeros semicirculares excavados horizontalmente en los<br />

talu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las trincheras. Su longitud es la <strong>de</strong> la altura normal <strong>de</strong> un hombre y están protegidos por una<br />

capa <strong>de</strong> tierra <strong>de</strong> apenas dos metros <strong>de</strong> espesor; se encuentran reforzados con una chapa curva <strong>de</strong> latón,<br />

que soporta poco más que el peso <strong>de</strong> la tierra. En ellos pue<strong>de</strong>n caber, acostados uno al lado <strong>de</strong> otro, dos<br />

hombres. Quienes construyen estas jaulas se encuentran, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego, en una situación más favorable que<br />

quienes, soportando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ellas los bombar<strong>de</strong>os, miran fijamente el techo galvanizado <strong>de</strong> su ratonera;<br />

en cualquier momento pue<strong>de</strong> ésta aplastarlos si encima <strong>de</strong> ella cae un proyectil <strong>de</strong> grueso calibre. Cuando<br />

fui a visitar el sector que confina con el nuestro por la izquierda, vi a Domeyer <strong>de</strong>scansando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> uno<br />

<strong>de</strong> estos búnkeres; estaba allí junto con su or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> trincheras y encontró enseguida el<br />

lado favorable.<br />

—Si estos artilugios no vibrasen —dijo—, serían un <strong>de</strong>sastre.<br />

La única obra <strong>de</strong> todo el sector que con un poco <strong>de</strong> buena voluntad cabe calificar <strong>de</strong> galería<br />

subterránea es la que yo habito. Esto ya sería por sí solo un motivo suficiente para cambiarla lo antes<br />

posible por otra; aun sin contar con que el lugar en que se encuentra es muy <strong>de</strong>sfavorable, pues está<br />

situada <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l ala <strong>de</strong>recha <strong>de</strong>l sector vecino.<br />

La seguridad <strong>de</strong> nuestros alojamientos ha disminuido consi<strong>de</strong>rablemente en comparación con tiempos<br />

anteriores, cuando nos enterrábamos en el terreno a diez metros <strong>de</strong> profundidad, y a veces a más <strong>de</strong> diez.<br />

Aquellas posiciones sí que eran espléndidas; tenían corredores subterráneos largos y cómodos como una<br />

novela <strong>de</strong> Dickens; <strong>de</strong> éstos salían, a <strong>de</strong>recha e izquierda, salas <strong>de</strong> estar, dormitorios, almacenes para la<br />

munición, pasillos <strong>de</strong> salida, pasillos transversales <strong>de</strong> comunicación; uno podía moverse por todo el sector<br />

como un topo, sin aflorar jamás a la superficie. En Monchy, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> un cómodo abrigo para las<br />

jornadas tranquilas, en el que una ancha claraboya proyectaba la luz <strong>de</strong>l sol sobre mi mesa <strong>de</strong> escribir,<br />

poseía una morada subterránea a la que se bajaba por cuarenta escalones excavados en la roca gredosa;<br />

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