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Descarga - Concilio Arca de Salvación

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He. 9:12, «... entró una vez para siempre en los lugares santos»<br />

(lit.; es <strong>de</strong>cir, en el Lugar Santísimo).<br />

He. 9:23. «... pero las cosas celestiales mismas, con mejores<br />

sacrificios (es <strong>de</strong>cir, con un sacrificio mayor y mejor, ya que<br />

Cristo ofreció un sacrificio solamente) que éstos».<br />

He. 10:28. «...por el testimonio <strong>de</strong> dos o <strong>de</strong> tres testigos<br />

muere sin compasiones» (lit.; es <strong>de</strong>cir, sin remedio).<br />

Stg. 1:17. «... <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Padre <strong>de</strong> las luces»; es<br />

<strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la fuente suprema <strong>de</strong> toda verda<strong>de</strong>ra luz.<br />

1 P. 5:3. Dice textualmente: «ni como enseñoreándoos <strong>de</strong> las<br />

hereda<strong>de</strong>s (es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong> la gran heredad)». Basta aten<strong>de</strong>r al v. 2<br />

(«la grey <strong>de</strong> Dios»), para percatarse <strong>de</strong> que aquí hemos <strong>de</strong> suplir<br />

la elipsis añadiendo «<strong>de</strong> Dios», pues aquí se nos enseña la<br />

misma verdad que en Hch. 20:28. Así que los creyentes son la<br />

gran heredad <strong>de</strong> Dios, y nadie tiene el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> enseñorearse<br />

<strong>de</strong> esa heredad. Es Pedro quien lo dice, inspirado por el Espíritu<br />

Santo. El griego dice: «ton klerón», <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>riva el vocablo<br />

«clero». Vemos, pues, que los pensamientos <strong>de</strong> los hombres<br />

no son los <strong>de</strong> Dios. Los hombres piensan que el «clero» es<br />

el que ha <strong>de</strong> gobernar al pueblo, lo cual es justamente contrario<br />

a lo que se nos dice aquí por medio <strong>de</strong> esta figura, ya que la<br />

verdad expresada en 1 P. 5:3 es que el «clero» no ha <strong>de</strong> enseñorearse<br />

<strong>de</strong> los «laicos».<br />

2 P. 3:11. «...en vuestras conductas santas y pieda<strong>de</strong>s»; es<br />

<strong>de</strong>cir, solemnemente santa conducta y sincera piedad.<br />

Algunos vocablos son, <strong>de</strong> sí, plurales; por ejemplo: aiones =<br />

= eda<strong>de</strong>s. Quizá se <strong>de</strong>ba esto al hecho <strong>de</strong> que la eternidad es<br />

concebida como un todo que incluye las épocas que se van sucediendo<br />

unas a otras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio hasta el fin. Por contraste,<br />

tenemos el singular con referencia a una edad <strong>de</strong>terminada,<br />

pero también como algo que incluye todas las eda<strong>de</strong>s;<br />

por ejemplo: eis ton aióna = hasta el siglo (o: para siempre. V.<br />

Mt. 21:19; Jn. 6:51, 58; 1 P. 1:25 —tomado <strong>de</strong> Is. 40:8—, etc.).<br />

Otras veces, tenemos: eis tous aiónas = por los siglos (como en<br />

Le. 1:33; Ro. 1:25; 9:5; He. 13:8; etc.).<br />

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