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la poesía - Universidad Complutense de Madrid

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consciente <strong>de</strong> los tópicos, por ejemplo, <strong>de</strong> un Príncipe que se muestra me<strong>la</strong>ncólico y<br />

arrobado (ibí<strong>de</strong>m: 55). Otra forma <strong>de</strong> lograr <strong>la</strong> hi<strong>la</strong>ridad son <strong>la</strong>s corre<strong>la</strong>ciones que<br />

establece el narrador: <strong>la</strong> caja don<strong>de</strong> el Príncipe <strong>de</strong> <strong>la</strong> China guardaba los tesoros <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Princesa era tan magnífica que en <strong>la</strong> que encerró Alejandro La Ilíada en comparación<br />

seria más chapucera y pobre que una caja <strong>de</strong> turrón <strong>de</strong> Jimena (ibí<strong>de</strong>m: 56). No faltan un<br />

feo y malo Príncipe Tártaro y un ejército <strong>de</strong>l Kan transformado en espantosos vestiglos;<br />

pero <strong>la</strong> Princesa tiene un recio carácter y quiere lograr el pájaro ver<strong>de</strong> a toda costa, para<br />

lo que utiliza Los Reyes contemporáneos y el Almanaque astronómico (ibi<strong>de</strong>m: 61).<br />

Finalmente, aparece un sabio que advierte a <strong>la</strong> Princesa y a sus amigas que no <strong>de</strong>ben<br />

sentir cosas pecaminosas al ver a los príncipes: toda una picardía en ese amor inocente<br />

que se les exige cuando vean <strong>de</strong>snudos a los caballeros,<br />

Entre este cuento y El bermejino prehistórico (ibí<strong>de</strong>m: 79-137), re<strong>la</strong>to <strong>de</strong><br />

tradición japonesa y asunto anterior al Medievo<br />

895, en el que discute el autor sobre el<br />

idioma y <strong>la</strong> civilización primitiva, transcurrieron muchos años: El bermejino<br />

prehistórico fue escrito en 1887. Pero no nos ocuparemos <strong>de</strong> él ni <strong>de</strong> El hechicero <strong>de</strong><br />

Viena, <strong>de</strong> 1894, pues se ambientan en otras épocas, el segundo el momento en que se<br />

realizan los viajes a <strong>la</strong>s Indias.<br />

Es interesante seña<strong>la</strong>r que, en el intervalo entre los primeros re<strong>la</strong>tos mencionados<br />

y los que siguen, leyó Valera un libro como Azul..., en 1888, <strong>de</strong>l que realizó una aguda<br />

crítica, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que le permitía una sensiblidad que era tan diferente a <strong>la</strong> suya, pero<br />

permaneció bastante impermeable a <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong> lo que él l<strong>la</strong>maba «espíritu francés»<br />

(Valera, 1972: 11). El resto <strong>de</strong> sus cuentos están en línea <strong>de</strong> lo que presenta en Elpájaro<br />

ver<strong>de</strong>, mucha ironía, fantasía y humor, exceptuando los análisis psicológicos <strong>de</strong> El<br />

cautivo <strong>de</strong> dolía Menda o el re<strong>la</strong>to <strong>de</strong> este<strong>la</strong> romántica El Caballero <strong>de</strong>l Azor<br />

Atemporal es el re<strong>la</strong>to La muñequita (Valera, 1907c: 201-209), <strong>de</strong> 1894, sobre lá<br />

tradición popu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> muñeca que caga oro, que ya abordó Colonia. Es una historia<br />

ocurrida hace siglos, sin localización concreta, como los cuentos infantiles, en una<br />

época <strong>de</strong> corrupción <strong>de</strong> costumbres y <strong>de</strong> espíritu aristocrático. No faltan <strong>la</strong>s<br />

comparaciones clásicas en un cuentista como Valera896. La muñeca es abandonada,<br />

acaba mordiendo al rey y éste se casa con <strong>la</strong> niñaprotagonista.<br />

La Buena Fama (ibí<strong>de</strong>m: 213-341) presenta <strong>la</strong> misma historia, pero con más<br />

prolijidad, y está escrita, como <strong>la</strong> anterior, en Viena, en 1894. El autor se <strong>de</strong>leita<br />

también en su parte picante, aunque el re<strong>la</strong>to <strong>de</strong>cae cuando se mezc<strong>la</strong>n elementos<br />

<strong>de</strong>masiado fantásticos. El cuento, <strong>de</strong>sfigurado por el vulgo <strong>de</strong> Andalucía, lo sitúa en<br />

Suabia, hacia el siglo XIII («hará ya lo menos seis o siete siglos» [ibí<strong>de</strong>m: 219]), y lo<br />

cuenta Juan Fresco, el asiduo narrador <strong>de</strong> cuentos <strong>de</strong> Valera; aunque éste dice haber<br />

895 En El bermejino prehistórico o Las sa<strong>la</strong>mandras azules hay un tal “D. Juan Fresco” (que aparecerá <strong>de</strong><br />

nuevo en La Buena Fama como infonnante), que intenta <strong>de</strong>scifraruna lengua primitiva.<br />

896 «La buena viuda estaba siempre hecha un Argos, ve<strong>la</strong>ndo sobre el<strong>la</strong>» (Valera, 1907c: 202).<br />

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