la poesía - Universidad Complutense de Madrid
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También <strong>de</strong>smitificador es el poema <strong>de</strong> A<strong>la</strong>rcón (1943: 309) en el que dibuja al<br />
último almoha<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> sus “Poesías humorísticas”. Se trata <strong>de</strong> un soneto<br />
en el que se presenta al personaje en cuestión como un morisco insomne y soñoliento,<br />
que lleva bufanda en recuerdo <strong>de</strong>l turbante en el estío, es adversario pasivo <strong>de</strong>l que<br />
manda, y señor <strong>de</strong> su albedrío. El gran héroe <strong>de</strong>l pasado ha <strong>de</strong>venido en fin en un<br />
personaje mediocre. «¿Qué quiere? Nada quiere. Sólo aña<strong>de</strong>! tinieb<strong>la</strong>s a una crónica<br />
perdida,! oculto bajo un nombre castel<strong>la</strong>no». En <strong>la</strong> misma línea escribe su Carta<br />
morisca (ibi<strong>de</strong>m: 326), <strong>de</strong> 1878, don<strong>de</strong>, en forma <strong>de</strong> romance, A<strong>la</strong>rcón contesta a otra<br />
carta en verso que le dirigen una serie <strong>de</strong> amigos (entre los que se encuentran<br />
Campoamor, Selgas o Fernán<strong>de</strong>z Grilo), felicitándole por su cumpleaños. «Quiera Alá,<br />
nobles poetas,! quiera Alá propicio daros! (ya que no cien odaliscas! <strong>de</strong> pechos muy<br />
apretados! y <strong>la</strong>scivos ojos ver<strong>de</strong>s! y gruesos lúbricos <strong>la</strong>bios)...». La firma <strong>de</strong> los dos<br />
últimos versos es «Al-Arcón-Bel-AI-Arcón.../ (PERICO entre los cristianos.)».<br />
Otra vertiente <strong>de</strong>l Realismo es <strong>la</strong> que nos muestra <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>da <strong>de</strong>l poeta realista<br />
Carlos Fernán<strong>de</strong>z Shaw (1966: 44-46) Dos historias en una, <strong>de</strong> 1881, parcialmente<br />
recogida en un estudio <strong>de</strong> La Ilustración Artística, <strong>la</strong> cual p<strong>la</strong>ntea, acrónicamente, el<br />
tema <strong>de</strong> un con<strong>de</strong> insano que asesina a su amada y a su madre y luego muere totalmente<br />
loco. Es interesante en este poema <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> su locura, llena <strong>de</strong> sueños extraños,<br />
en <strong>la</strong> que Benot curiosamente parece encontrar un eco naturalista: «¿Pue<strong>de</strong> darse una<br />
pintura más realista <strong>de</strong> <strong>la</strong> insanidad conocida con el nombre <strong>de</strong> ‘<strong>de</strong>lirio emotivo’?» 677.<br />
Por otro <strong>la</strong>do, el distanciamiento <strong>de</strong>l narrador y el tono didáctico lo aproximan mucho a<br />
<strong>la</strong> poemática campoamorina578.<br />
El poema tiene estructura <strong>de</strong> leyenda: en una triste tar<strong>de</strong> el poeta se hace viajero<br />
y se propone llegar a un castillo, pero en el camino se encuentra con una mujer y un<br />
niño, que es su hermano, a quien el<strong>la</strong> conmina a ir rápido para alejarse <strong>de</strong>l castillo <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
historia; cuando pregunta por ésta el narrador, <strong>la</strong> muchacha le cuenta <strong>la</strong> tradición. Tras<br />
los murallones, vivía un con<strong>de</strong> malvado que amaba a una hermosa e ido<strong>la</strong>traba a su<br />
madre; pero le alcanzan los celos: cree que su amada está con otro y que su madre<br />
fomenta ese volcán. Hace entonces matar a <strong>la</strong>s dos, pero luego se arrepiente y ve los<br />
rojos espectros flotar en el crepúsculo. Las dos cabezas se le acercan, y mientras <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
madre le perdona, <strong>la</strong> otra le besa en <strong>la</strong> frente, y luego, llorando, se dirigen al cielo. A <strong>la</strong><br />
mañana siguiente <strong>de</strong> sufrir esa visión, verá dos gotas <strong>de</strong> sangre en su frente, y lo mismo<br />
suce<strong>de</strong>rá cada día. Este martirio mata su alma ruin. El poema acaba con una nota muy<br />
677 E. Benot, “Carlos Fernán<strong>de</strong>z-Shaw. Poesías”, La Il¡Ézración Artística, 86 (20 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1883),<br />
págs. 270-271: 271.<br />
679 Sobre este autor, comenta Herrero que en <strong>la</strong> segunda parte <strong>de</strong> su obra poemática está ya libre «<strong>de</strong>l<br />
yugo <strong>de</strong>l romanticismo, que toca con su mano <strong>de</strong> fuego a todas <strong>la</strong>s imaginaciones fogosas». Para el<br />
critico, <strong>la</strong> mejor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s narraciones/leyendas <strong>de</strong>l autor es La Loca <strong>de</strong>l Castillo; en general, se da una cierta<br />
<strong>de</strong>lectación en el tema <strong>de</strong> <strong>la</strong> locura en este poeta, que se acabó suicidando. Véase José 3. Herrero,<br />
“Poesias por Carlos Fernán<strong>de</strong>z Shaw”, La Diana, 10(22 dc junio <strong>de</strong> 1883), pág. 14.<br />
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