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148<br />
Enrique Asín Cormán<br />
uno de los cuatro picadores, y 4<strong>00</strong> reales a los banderilleros, gratificaciones<br />
que entregó el contratista y no el llamado Monarca.<br />
Haciendo a lo moderno el resumen de la lidia, diremos que se corrieron<br />
ocho toros, que mataron tres caballos e hirieron cuatro.<br />
Hubo un toro cuya carne se dio a los pobres, y los otros siete sirvieron para<br />
el ejército.<br />
Concluyó el espectáculo, y, como siempre, vinieron las fatigas para el contratista<br />
por dificultades en el pago de lo gastado, que ascendió a 20.673 rs., como<br />
expresa la cuenta original que obra en el archivo del Ayuntamiento del Puerto de<br />
Santa María.<br />
Por aquellos meses -no podemos precisar la fecha exacta- un curioso suceso<br />
tauro-bélico se dio en sitio tan distante de Andalucía como es Aragón donde, tras<br />
los dos sitios de Zaragoza, el odio al francés -“¡Qué guerra! ¡Da miedo la victoria!”-<br />
adquirió tintes total y absolutamente terroríficos. Se trata de un suceso ocurrido<br />
en la hermosa y feraz villa zaragozana de Ejea de los Caballeros que se relata<br />
en un documento manuscrito, sin data, que obra en el archivo de la familia de<br />
quien fuera gran coleccionista taurino y escritor Ortiz Cañavate, que pasamos a<br />
transcribir literalmente:<br />
Corrida de toros en obsequio de los franceses. -Hemos tenido el gusto de<br />
saber que Exea de los Caballeros ha facilitado una diversión obsequiosa a<br />
los Franceses, según su mérito. Fue el caso, que habiéndose negado la remesa<br />
de vacas y más víveres que habían pedido, envió el general francés un<br />
destacamento contra el pueblo. Este los dexó entrar pacíficamente; cerraron<br />
en seguida sus puertas; abrieron las de las toradas y salieron de sus chiqueros<br />
32 valientes toros, bien garrocheados; y he aquí un espectáculo el más<br />
gracioso y digno de verse. <strong>Los</strong> franceses, en las calles y entre ellos sus amigos<br />
y aliados los toros; las puertas de las casas cerradas; los vecinos todos<br />
en las ventanas con entrada franca para la función; los animalitos corneando<br />
a las otras bestias más fieras que ellos, en figura de franceses, con propiedades<br />
gatunas; pues arañando las paredes procuraban asirse de las rejas<br />
de las ventanas, desdeñándose del obsequio de sus amigos; pero en valde.<br />
Porque los cuernos de los toros iban más triunfantes que los exércitos de<br />
Marengo, de Jena y de Austerlitz, más gloriosos, más desinteresados. Más<br />
sin duda; porque peleaban cuerpo a cuerpo (o fiera a fiera) y miraban con<br />
desprecio los triunfos.- Aquí sacude uno a un francés; allí arroya otro a un<br />
águila; y hubieran sin duda hecho lo mismo a Bonaparte, si hubieran tenido<br />
el honor de entrecogerle (¡Lo que es el no conocer el mérito de los sujetos!).<br />
Allá ayuda otro a subir más alto a su buen amigo, que trepaba por una reja.