Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
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216<br />
Enrique Asín Cormán<br />
temporada invernal de novilladas a razón de 4.3<strong>00</strong> reales “en dinero metálico”, por<br />
cada corrida de novillos que ejecute, para los dichos Hospitales. Así, el 21 de<br />
noviembre se dio la función primera, y el 26 de diciembre la segunda. Obviando los<br />
datos y detalles rutinarios y faltos de interés aquí, destacaremos sólo alguna cosa<br />
anecdótica. En esta segunda función, por ejemplo, quizá por ser Navidad: “El primero<br />
de estos seis novillos, séptimo del a corrida, sacará un gran lazo en el testuz,<br />
y al que tenga valor y destreza para quitárselo en la plaza, y de ningún modo desde<br />
las barreras, se le dará un premio...”<br />
Aquí se acabó el año taurino de 1813, el último año josefino. Sin embargo, como los<br />
franceses aún anduvieron por España un año más desde la marcha del intruso, continuaremos<br />
nuestro relato hasta que los gabachos se hayan ido y Fernando VII haya vuelto.<br />
El 27 de junio llegó José Bonaparte a San Juan de Luz con el firme propósito de<br />
no volver jamás a repasar la frontera, en toda su vida. Pero se llevó una buena parte<br />
de España, si no en el corazón, sí en su equipaje: “... Cuatro mil carros con enseres,<br />
artillería, refugiados, empleados de todas clases y enfermos...”. Du Casse escribía<br />
que “<strong>Los</strong> equipajes del rey José no iban en este convoy sino que quedaron en Vitoria<br />
con los furgones de la Tesorería, de la lista civil, donde Ils furent pillés, olvidando<br />
este compilador de los diarios de Bonaparte que el dinero y objetos que contenían<br />
aquellos furgones habían sido anteriormente pillés por el invasor, como graciosa y<br />
oportunamente apuntó Cambronero.<br />
Mientras se celebraban estas corridas de novillos organizadas por el<br />
“Ayuntamiento Constitucional”, el 11 de diciembre de 1813, en Valençay se celebraba<br />
un tratado de paz con España. Acuciada el águila imperial -cada vez menos<br />
águila y menos imperial- por dar una rápida solución al problema español, los exiliados<br />
Pedro Macanaz y el duque de San Carlos fueron enviados en difícil embajada<br />
a presionar a Fernando VII para que aceptara el plan de Napoleón. En la fecha<br />
indicada, este duque y el conde de Laforest firmaban un tratado por el que “Su<br />
Majestad el Emperador de los franceses y Rey de Italia, reconocía a Fernando VII<br />
y sus sucesores, según el orden de sucesión establecido por las leyes fundamentales<br />
de España, como rey de España y de las Indias”. El “Deseado” quedaba, prácticamente,<br />
en libertad; aunque el rey, que fue “dado de alta” por Napoleón el 6 de<br />
marzo, no se lo tomó con muchas prisas y no pisó tierra española -Figueras fue su<br />
primera parada- hasta el día 23, haciendo su entrada solemne y magnífica en Madrid<br />
el día 13 de mayo de 1814.<br />
Anteriormente, en enero de 1841, concretamente el día 23, con un frío horrible<br />
entre ventiscas y temporales de vísperas, se organizó una corrida de novillos