Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
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Enrique Asín Cormán<br />
dalosa...” Tras de aquella cabalgata de opereta, llegó, se apeó, y hubo que darle digno<br />
alojamiento. Su exigencia fue tal que, ante la falta de medios que el Ayuntamiento de<br />
Madrid sufría, impotente para dar cobijo a tanta oficialidad invasora aún habiéndose<br />
requisado todas las casas vacías de la ciudad y alrededores, se acordó en Consejo<br />
extraordinario “que el suministro de muebles a los individuos del exército francés<br />
alojados en las casas desocupadas, se niegue a todos, a excepción de la casa de S.A.<br />
Imperial y Real el Gran Duque de Berg, y algún otro mueble o cama en los de los<br />
Generales en Jefe...y se proceda en el asunto con la prudencia que exige y corresponde<br />
para conservar la buena armonía recomendada...”. En este tan curioso expediente<br />
consta lo que Madrid entregó para alhajar la Casa del Almirantazgo, junto a<br />
Doña María de Aragón, donde se alojó el supergeneral Murat; desde las camas de<br />
dormir hasta los sillicos; desde las mesas de escritorio hasta los mazos de plumas,<br />
mantelerías, lozas, cristalerías y cuanto en gana le vino pedir a semejante monstruo.<br />
La tropa, evidentemente, ya era otro cantar. Pero comía y, al parecer, mucho. Por<br />
poco sí se comen a España entera con sus crisis de abastecimientos y todo. Por<br />
Provisión de la Real Dirección de Abastos hubo que darles de todo...de todo lo que<br />
había. La carne, muy recomendado su consumo por orden expresa del Sire que en<br />
todo estaba, el vino, el pan, el aceite además de otros adobos, las legumbres y, ¡cómo<br />
no!, el aguardiente. El Corregidor Mora, el Excelentísimo Sr. D. Mariano Luis de<br />
Urquijo y el conde de Campo Alange, fieles y rastreros servidores después de Su<br />
Intrusa Majestad, ordenaron el suministro que costó, desde el 23 de marzo hasta el<br />
30 de julio de 1808, la friolera de 6.401.566 reales de vellón y 18 maravedises. En<br />
el Archivo de la Villa de Madrid, que es de donde hemos tomado prestados todos<br />
estos datos y detalles, se conservan los documentos de estas “sabrosísimas” cuentas<br />
de la francesada que se nos antojan, con nuestra mentalidad actual, escandalosamente<br />
astronómicas. Solamente entre las tropas acampadas en Fuencarral y<br />
Chamartín se consumieron 378 reses de vacuno equivalentes a 117.150 libras castellanas<br />
carniceras de peso con las que se distribuyeron 234.298 raciones (el precio de<br />
mercado de la época era de 25 cuartos de vellón por libra de carne). A Chamartín,<br />
además, hubo que hacer un envío extra de 1.240 carneros, “procurando con especialidad<br />
no falten carnes”. Esta cuenta y su factura -¡pobres ganaderos, asentistas y<br />
tablajeros de carnes!- no se finiquitó o, al menos, no se le dio el visto bueno hasta<br />
1810. Y aquella cuenta la pagó Madrid, como todo lo demás que aquí se relatará.<br />
Comienzan a oírse rumores de que el emperador de los franceses en persona, en<br />
carne y hueso, va a venir a España; se dice que si ya está en camino, que si va a llegar<br />
a Burgos, que si luego vendrá a la Corte, que si la familia real al completo va a<br />
salir a buscarle... (ha enviado el Sire a Carlos IV un soberbio tronco de caballos como<br />
regalo en prueba de su amistad). Con los rumores comienza la gran treta de Napoleón