Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
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154<br />
Enrique Asín Cormán<br />
ces los señores del Concejo de derribar la Puerta de Toledo para erigir en su lugar<br />
uno de esos arcos de efímera arquitectura? ¡Lo serán, vaya si lo serán!. Pues, dicho<br />
y hecho, se derribó la puerta y en su lugar se alzó un arco de triunfo de 58 pies de<br />
ancho, 24 de espesor y 81 de altura hasta el remate de sus adornos, para conmemorar<br />
“el regreso de S.M. a Madrid, en el mes de mayo de 1810, después de su feliz<br />
viage a los quatro reynos de Andalucía”. La descripción arquitectónica de tal artística<br />
poterna -“la más despreciable y contra todas las reglas del arte”, según opinión<br />
del Teniente de Arquitecto Mayor don Antonio Aguado en 1813- es todo un tratado<br />
de cursilería adulatoria (20) no apto para espíritus selectos. El año 1813 se derribó<br />
el monumento volviendo el paraje a su anterior estado.<br />
José I volvió a Madrid el día de San Isidro, 15 de mayo, de 1810; sin embargo,<br />
dado su afán taurino y más aún el de sus “josefinos” cortesanos halagadores, el 28<br />
de abril el Ayuntamiento “en cuanto supo que S. M. quería restablecer las corridas”,<br />
ya acordó en Concejo dictar las correspondientes instrucciones: “1º, para lo que<br />
hacer previamente para dar la primera corrida cuando el rey lo ordene; respecto a la<br />
restauración de la plaza (extramuros de la Puerta de Alcalá); a la busca de toros, de<br />
mayorales y de vaqueros; ajuste de éstos; pastos para el ganado; caballos para las<br />
corridas mediante subasta; contrata de toreros, fianza de los contratos; llamamiento<br />
a los guarnicioneros, banderilleros, polvoristas, freneros y demás oficios necesarios<br />
para este servicio; apartaderos, cuadras, corrales y oficinas dentro de la plaza; contrata<br />
de la carne muerta, y 2º, plan general y total de detalles precisos para preparar<br />
una corrida en cualquiera ocasión que ofrecerse pudiera...”.<br />
Y como si no tuvieran cosa mejor que hacer en las circunstancias por las que atravesaba<br />
España, las autoridades de Madrid, Sevilla, Córdoba, Jaén y Jerez comenzaron<br />
febrilmente a buscar toreros y a formar cuadrillas para las corridas josefinas. El primer<br />
oficio, de un largo rosario de escritos oficiales como para llenar con ello sólo un grueso<br />
libro, no se hizo esperar. El Corregidor de Madrid inauguró esta serie burocrática<br />
dirigiéndose al Comisario regio de Sevilla, el 10 de mayo de 1810, no sin cierto apuro:<br />
Una de las cosas que más falta me hacen, son espadas y picadores, y me aseguran<br />
que en esa ciudad y provincia existen los que necesito, y son a saber:<br />
en la clase de espadas, José Romero, residente en Ronda, y Curro Guillén, en<br />
esa de Sevilla. Ruego, pues, a V. S. disponga, que sin pérdida de tiempo se lo<br />
haga saber; y si alguno de los dos se excusase, o no pudiese ser avisado, sería<br />
conveniente se avisase a Jerónimo Cándido, o en su defecto, a Agustín Aroca,<br />
trayéndose cada uno de ellos, dos banderilleros de su confianza, y de lo mejor<br />
de la profesión.- En la clase de medias espadas, me aseguran estar en ésa, o<br />
sus inmediaciones, Joaquín Díaz y Lorenzo Badén, y a falta de alguno de<br />
ellos, Sebastián de Vargas.- Y por último, de la clase de picadores, estimaría