Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
Josefinos.qxd:00 Libro Sanidad.qxd - Asociación Cultural Los Sitios ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
86<br />
Enrique Asín Cormán<br />
Volveremos, sin duda, a encontrarnos con este curioso personaje cuya fealdad de<br />
rostro quedó inmortalizada en esta copla:<br />
Sentimientos y el demonio<br />
tuvieron una cuestión<br />
sobre quién era más feo,<br />
y Sentimientos ganó<br />
Tuvo Sentimientos cierta rivalidad. Muy corta, con el letrado espada Agustín<br />
Aroca con quien alternó en las corridas josefinas de 1808, pero ese mismo año éste<br />
fue hecho preso de los franceses que lo fusilaron en las inmediaciones de Toledo,<br />
siendo eso todo lo que de él diremos.<br />
Más predicamento tuvo Jerónimo José Cándido quien llegado a entrar en la cuadrilla<br />
del gran Pedro Romero, del que fue además su cuñado, enseñoreó por mucho<br />
tiempo su arte y su técnica. Cuando el “deseado” Fernando VII fundó la Escuela de<br />
Tauromaquia de Sevilla ambos cuñados Romero y Cándido fueron director y segundo<br />
jefe de ella, respectivamente.<br />
Otro de los diestros con quien vamos a encontrarnos en los “josefinos” festejos es<br />
Francisco Herrera “Curro Guillén”, cuya extensa biografía no tiene cabida aquí pero<br />
sí un esbozo a modo de apunte a pluma; nieto de toreros por ambas partes familiares,<br />
destacó desde muy niño en la lidia de los toros siendo matador de alternativa a<br />
los 16 años -algo insólito en la época- y alcanzando pronto la más alta cotización de<br />
entonces. Cuando fue llamado para las corridas organizadas por Bonaparte, como<br />
ha de verse, su cachet era de 4.<strong>00</strong>0 reales. De él se cuenta que en una ocasión, al ver<br />
desmandado un toro por los caminos de Tablada, hostil y atropellador, pudo tomarle<br />
de capa Curro Guillén y supo torearlo tan sutilmente, con un conocimiento tan<br />
absoluto de sus condiciones, que acabó agotándolo por entero y pudo cortarle la lengua<br />
en vivo, la cual llevó como trofeo ante sus rivales. Siendo muy independiente<br />
y no queriendo estar a las órdenes -taurinas y políticas- de nadie, una vez cumplidos<br />
sus compromisos josefinos marchó a torear a Portugal de donde no volvió hasta<br />
que los franceses se hubieron ido. Lo mató un toro en 1820. Una copla a su memoria<br />
rasgaba el aire de las noches de España:<br />
Bien puede decir que ha visto<br />
lo que en el mundo hay que ver<br />
el que ha visto matar toros<br />
al señor Curro Guillén<br />
Muchos y muy buenos picadores hubo en aquel tiempo, reminiscencia y reducto<br />
del antiguo toreo caballeresco que el advenimiento del nuevo régimen borbónico