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La presencia de lo ausente - Gredos - Universidad de Salamanca

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XXII. MARK TOBEY Centerville, Wisconsin, 1890 – Basilea, 1976<br />

_______________________________________________________________________<br />

“He buscado un mundo unificado en mi obra y utilizo un vórtice móvil para conseguir<strong>lo</strong>”.<br />

Mark Tobey o el enigma <strong>de</strong>l límite (extractos)<br />

“Reconocer el milagro <strong>de</strong>l universo –escribe con muy buena precisión Dore Ashton- exige<br />

tomar cierta distancia contemplativa. <strong>La</strong> vida <strong>de</strong> Tobey está marcada por tomas <strong>de</strong> distancia.<br />

Como auténtico solitario, no participó en ningún movimiento artístico y raramente aprovechó<br />

las ventajas ofrecidas a <strong>lo</strong>s artistas que se vinculan a uno u otro grupo”. Extraordinaria lección<br />

creadora para <strong>lo</strong>s que intentan vivir –no sobrevivir, no sería posible- mediante la triste agrupación<br />

en la grey <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s ecos.<br />

Aportó así a la pintura un gesto <strong>de</strong>scondicionado, no voluntario, no intencional, generado<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una absoluta libertad interior. Su arte surge, en efecto, <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong> meditación, más<br />

que <strong>de</strong> la voluntad consciente <strong>de</strong> hacer arte. Es expresión libre, no dirigida, <strong>de</strong> aquel estado.<br />

Trató <strong>de</strong> hacer Tobey –como ha señalado Karen Wilkin en1990 y ya, por supuesto, con perspectiva<br />

suficiente- que “el acto <strong>de</strong> pintar fuese un acto <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrimiento, más que una imposición<br />

<strong>de</strong>l intelecto”. Los procedimientos técnicos encuentran su razón <strong>de</strong> ser en ese libre discurso<br />

<strong>de</strong>l acto creador. En tal perspectiva sitúa Karen Wilkin la utilización <strong>de</strong>l monotipo por<br />

Tobey.<br />

Lo mismo que el pincel o tinta japoneses –recuér<strong>de</strong>nse sus formidables tintas sumi <strong>de</strong><br />

1957, año en que lee a Suzuki y recibe en Seattle las enseñanzas conversacionales <strong>de</strong>l maestro<br />

zen Takizaki – y <strong>lo</strong> mismo que la aguada o el pastel, Tobey utiliza el monotipo como otro<br />

medio <strong>de</strong> “meditación visual”.<br />

¿Qué es <strong>lo</strong> que Tobey había encontrado en su experiencia extremoriental? Son muchas cosas<br />

las que <strong>de</strong>scubrió, entre otras que era un artista irremediablemente o radicalmente occi<strong>de</strong>ntal.<br />

Pero también cosas que la cultura <strong>de</strong> Occi<strong>de</strong>nte en su implacable progresión lineal<br />

había sepultado, incluso –o muy particularmente- en su propia tradición.<br />

Algo que, sin duda, aprendió en el monasterio zen <strong>de</strong> Kyoto fue la inmediatez y la simplicidad<br />

con que las más pequeñas formas <strong>de</strong> la naturaleza encuentran expresión en el arte ja-<br />

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