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La presencia de lo ausente - Gredos - Universidad de Salamanca

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sensibilidad oriental. Tanizaki en su precioso ensayo El e<strong>lo</strong>gio <strong>de</strong> la sombra, nos habla <strong>de</strong> el<strong>lo</strong><br />

en <strong>lo</strong>s siguientes términos: “[…] la vista <strong>de</strong> un objeto brillante nos produce cierto malestar.<br />

Los occi<strong>de</strong>ntales utilizan, incluso en la mesa, utensilios <strong>de</strong> plata, <strong>de</strong> acero, <strong>de</strong> níquel que pulen<br />

hasta sacarles bril<strong>lo</strong>, mientras que a nosotros nos horroriza todo <strong>lo</strong> que resplan<strong>de</strong>ce <strong>de</strong> esa<br />

manera. Nosotros también utilizamos hervidores, copas, frascos <strong>de</strong> plata, pero no se nos ocurre<br />

pulir<strong>lo</strong>s como hacen el<strong>lo</strong>s. Al contrario, nos gusta ver cómo se va oscureciendo su superficie<br />

y cómo, con el tiempo, se ennegrecen <strong>de</strong>l todo”… “siempre hemos preferido <strong>lo</strong>s reflejos<br />

profundos, algo velados, al bril<strong>lo</strong> superficial y gélido”. “Efectos <strong>de</strong>l tiempo, eso suena bien,<br />

pero en realidad es el bril<strong>lo</strong> producido por la suciedad <strong>de</strong> las manos”… “nos gustan <strong>lo</strong>s co<strong>lo</strong>res<br />

y el lustre <strong>de</strong> un objeto manchado <strong>de</strong> grasa, <strong>de</strong> hollín o por efecto <strong>de</strong> la intemperie, o que<br />

parece estar<strong>lo</strong>, y que vivir en un edificio o entre utensilios que posean esa cualidad, curiosamente<br />

nos apacigua el corazón y nos tranquiliza <strong>lo</strong>s nervios” 27 .<br />

Aquí hay que anotar que sabi es una expresión que proviene <strong>de</strong>l verbo sabiru, que significa<br />

oxidar. Denota también co<strong>lo</strong>r, textura, sabor; en este sentido <strong>lo</strong>s objetos registran y son susceptibles<br />

a <strong>lo</strong>s agentes atmosféricos como la lluvia, el viento, el ca<strong>lo</strong>r o el frío, <strong>de</strong> tal modo<br />

que entran en un proceso natural en el que se <strong>de</strong>co<strong>lo</strong>ran, <strong>de</strong>slustran, manchan, se marchitan,<br />

arrugan, contraen, y llegan con <strong>presencia</strong> hasta el límite <strong>de</strong> su extinción en, quizá, un mágico<br />

y poético momento i<strong>de</strong>ntificado con <strong>lo</strong> eterno.<br />

De aquí surgen una serie <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s estéticas relacionadas con el aspecto más material y<br />

concreto que <strong>de</strong>stila el universo íntimo wabi-sabi:<br />

Irregularidad. Indiferencia al “buen gusto” convencional. Rareza, <strong>de</strong>sigualdad estructural,<br />

<strong>de</strong>formidad que pue<strong>de</strong> ser causada por <strong>lo</strong>s efectos <strong>de</strong> un involuntario acci<strong>de</strong>nte. Asimetría<br />

fundamental.<br />

Sin pretensiones. Pasa casi <strong>de</strong>sapercibido y coexiste con el entorno. Anonimato; su posible<br />

creador permanece invisible, no se <strong>de</strong>tecta su personalidad.<br />

Intimidad. Habitualmente pequeño, se orienta hacia el interior y es tranqui<strong>lo</strong>, sereno. Pue<strong>de</strong><br />

ser un vehícu<strong>lo</strong> <strong>de</strong> meditación.<br />

Terroso. Su textura se presenta cruda y áspera. Suele ser tosco y sin refinar.<br />

Oscuro. Lo wabi sabi está próximo a la nada y su imagen pue<strong>de</strong> ser vaga y borrosa con su<br />

perfil poco <strong>de</strong>finido, difuminado e impreciso. Evita el bril<strong>lo</strong> superficial y se mueve en un cálido<br />

espectro <strong>de</strong> grises, pardos y negros; aunque la claridad bien matizada, patinada, también<br />

entra en el<strong>lo</strong>.<br />

27 Tanizaki, Junichiro: “El e<strong>lo</strong>gio <strong>de</strong> la sombra” págs. 25, 31<br />

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