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La presencia de lo ausente - Gredos - Universidad de Salamanca

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dad o en un nihilismo subjetivo. Tales i<strong>de</strong>as só<strong>lo</strong> las pue<strong>de</strong> sostener gente que carece <strong>de</strong> experiencia<br />

o <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r adquisitivo.<br />

386<br />

CY TWOMBLY, en bläter und bil<strong>de</strong>r 12, Würzburg, enero-febrero <strong>de</strong> 1961, pp. 62 y ss.<br />

A diferencia <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s pioneros <strong>de</strong>l expresionismo abstracto, vuelven a estructurarse las profundida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> la imagen, a matizarse <strong>lo</strong>s estratos <strong>de</strong> co<strong>lo</strong>r. Pero aquí Twombly no está so<strong>lo</strong>.<br />

Los cuadros “blancos” <strong>de</strong> Rauschchenberg y la <strong>de</strong>purada estructura pictórica <strong>de</strong> temas “triviales<br />

y sublimes” ofrecen un paralelismo en la segunda mitad <strong>de</strong> <strong>lo</strong>s años cincuenta. Y todos<br />

el<strong>lo</strong>s tienen en común el énfasis en el blanco, la falta <strong>de</strong> co<strong>lo</strong>r y la supresión <strong>de</strong>l co<strong>lo</strong>rido,<br />

símbo<strong>lo</strong> <strong>de</strong> <strong>lo</strong> virgen e ignoto, <strong>de</strong> <strong>lo</strong> trágico y <strong>de</strong> la muerte, aunque también <strong>de</strong>l “silencio, que<br />

no es una cosa muerta sino llena <strong>de</strong> posibilida<strong>de</strong>s. Lo blanco suena a un silencio que pue<strong>de</strong><br />

compren<strong>de</strong>rse en el acto. Se trata <strong>de</strong> una nada joven o, para ser más exactos, <strong>de</strong> una nada previa<br />

al comienzo, al nacimiento. Así pues la tierra sonaba quizás a las épocas blancas <strong>de</strong> la<br />

glaciación” (Kandinski). O, en palabras <strong>de</strong> Malévich: “el movimiento <strong>de</strong>l suprematismo se<br />

encamina hacia una naturaleza blanca carente <strong>de</strong> objeto, hacia estímu<strong>lo</strong>s blancos, hacia una<br />

emoción blanca y una pureza aún más blanca como escalón supremo <strong>de</strong> todo estado, tanto <strong>de</strong><br />

reposo como <strong>de</strong> movimiento… esta naturaleza blanca será una ampliación <strong>de</strong> las fronteras <strong>de</strong><br />

nuestra emoción…”. O, según Mallarmé, “poema i<strong>de</strong>al, callado poema compuesto <strong>de</strong> un blanco<br />

más ruidoso”.<br />

Twombly, y en eso resi<strong>de</strong> el secreto <strong>de</strong> su arte, no ocupa las capas pictóricas sino que las<br />

incluye en el lugar a partir <strong>de</strong>l cual trabaja <strong>de</strong> modo tranqui<strong>lo</strong> y vehemente, meditativo e hiperactivo,<br />

formando un magma <strong>de</strong> hallazgos que se niegan a quedar fijados en el espacio y el<br />

tiempo y que él vuelve a liberar como equivalentes pictóricos <strong>de</strong> algo efímero, <strong>de</strong>tenido en su<br />

parte externa. Figuración y no-figuración, forma y carencia <strong>de</strong> forma, ingenuidad y refinamiento,<br />

huella e intromisión, tales diferenciaciones quedan obsoletas en su obra <strong>de</strong> sublimado<br />

pragmatismo experimental y disciplinado carácter orgiástico, carente <strong>de</strong> fronteras.<br />

Ningún otro artista posee ese gran sentido <strong>de</strong>l “open end” que tiene Cy Twombly. Los números<br />

se convierten en datos, las palabras en líneas <strong>de</strong> sensaciones, las líneas en tonos, <strong>lo</strong>s<br />

tonos en tensiones, el blanco en resolución, pero todo el<strong>lo</strong> con el fluir natural <strong>de</strong> <strong>lo</strong> escrito a<br />

mano, <strong>de</strong> <strong>lo</strong> caprichoso, y tan personal que medios intelectuales como la caligrafía china parecen<br />

aún más alejados, puesto que en la escritura y en <strong>lo</strong>s signos confluye una experiencia <strong>de</strong>l<br />

tiempo y sobre todo <strong>de</strong> la luz que, aunque bidimensionales en el espacio, se entrelazan con ese<br />

tiempo natural elitista y específico que se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la tranquilidad para <strong>de</strong>jar en suspenso la<br />

expresión. Esta profusión <strong>de</strong> imágenes se alimentan <strong>de</strong>l museo imaginario <strong>de</strong> todos <strong>lo</strong>s cuadros<br />

y sensaciones, en cuyas salas actúa alguien que no quiere limitarse a eso sino que, re-

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