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Mendoza Lee y Escribe - Parte 4TEXTO EXTRAÍDO DE LA SERIE CUADERNOS PARA EL AULA.LENGUA 1, 2 Y 3 DE LOS NAP DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN. AÑO 2004Por Silvia González y María del Pilar GasparHablar en la escuelaPrimeros días de clase, salón de 1er año/grado. La escenase repite en todas las escuelas, pero no es idéntica entodas. En algunas, se trata de los primeros encuentrosentre un docente, que aún no puede unir esa lista de nombresque le han entregado con las caritas que tieneenfrente, y unos chicos entre los que, tal vez, algunos seconozcan desde el Nivel Inicial o hayan compartidoexperiencias en el club, en la plaza, en el barrio. En otras,el docente conoce a los chicos porque se los ha "cruzado"en comercios y veredas, sabe dónde viven, conoce asus familias y parte de la historia de cada uno. En uno uotro caso, los primeros diálogos en la escuela serán elpunto de partida de los innumerables momentos en quelas voces de los alumnos y la del maestro ocuparán elespacio del aula. Chicos y chicas, maestras y maestrostransitarán una experiencia compartida en la que la palabratendrá un lugar central. Y con la palabra llegarán alaula las historias, los conocimientos, las ideas, los sentimientosque cada uno "trae en su nombre". Y se construiránotros conocimientos y otras ideas, maneras nuevas depensar, de imaginar, de decir. Esto sucederá, por supuesto,si se producen en el aula verdaderos diálogos.¿En qué pensamos cuando decimos verdaderos diálogos?En que hay que tener en claro que las historias delos chicos, las formas en que las cuentan, los disensosque manifiestan, las preguntas que formulan, no solotienen ingreso autorizado, sino que son bienvenidos.Significa que en el aula se producen intercambios en losque los alumnos tienen experiencias sociales diferentesentre sí y diferentes de las del maestro (en los diálogos,los participantes desconocen lo que el otro tiene paradecirles). Significa que debe ser posible hablar cuandose quiera, pero sin que la impaciencia por participaratente contra la escucha. Significa, por último, que sedebe estar dispuesto a cambiar lo que se pensaba en elinicio de la conversación, pero que la prepotencia deuna voz o del "lugar que esta ocupa" no debe obligar anadie a decir lo que no piensa.Todos los chicos aprenden a escuchar y a hablar antes deingresar a la escuela. El conocimiento de la propia lenguaes intuitivo (no necesitamos que alguien nos enseñeexplícitamente a hablar) y se desarrolla en todas lascomunidades humanas a partir de la interacción entreadultos, niños, mayores y pares. Cuando comienzan 1eraño/grado, los chicos y las chicas traen consigo sus palabras,las de su casa y su comunidad, pero también las delos programas de televisión y las películas que han visto,las de las historias que les han contado y las de los librosque les han leído (si esto fue así). Han desarrollado sulenguaje y pueden usarlo con diferentes propósitos; sinembargo, aún tienen mucho por aprender. Es tarea de laescuela tender los puentes necesarios para que otraspalabras, otras formas de decir y otros temas se conviertantambién en suyos. En este sentido, el docente no essimplemente alguien que se interesa por lo que losalumnos dicen (sin interés genuino, cualquier intervencióncarece de sentido), sino que es alguien que les enseñaa "decir" más y mejor.Cuando ingresan a la escuela, todos los chicos puedenusar el lenguaje con distintos propósitos: en situacionesde conversación, juego y desarrollo de labores cotidianasen su entorno primario. Pero ni las conversaciones, ni losjuegos, ni las labores son iguales para todos. Esto haceque el conocimiento del mundo, el vocabulario asociadocon este y las formas de participar en las conversacionessean diferentes. Al ingresar a la escuela, cada chico tienedistintas representaciones acerca de los turnos de intercambio,y diferentes usos y valoraciones del silencio ydel vocabulario que emplea frente a los mayores. Usaestructuras sintácticas diversas y conoce distintas palabraspara designar objetos, personas y acciones. En otrostérminos, la oralidad de los niños (también la de los adultos)posee marcadas características dialectales. Por dialectoentendemos: toda variedad de una lengua vinculadacon una zona geográfica y/o con un grupo socialdeterminado. No hay un dialecto mejor o peor que otro.Ni siquiera el estándar, que también registra variantesentre los usos de sus hablantes.La singularidad en la forma de hablar es un importantecomponente de la afectividad y la identidad cultural. Poreso, es imprescindible que el maestro conozca, acepte yvalore la lengua y la cultura de los chicos. Así, el aula seorganiza como un espacio de interacción donde se aprendeel respeto por las diferencias y se tienden puentesentre la nueva experiencia escolar y las experienciassociales previas.205

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