Mendoza Lee y Escribe - Parte 4te. Se puede comprar una colección de libros para exhibirlosen la sala de recepción de la casa o en el estudioprofesional. Esos libros siguen siendo objetos incompletos:bibelots sin intérpretes. El libro se completa cuandoencuentra un lector-intérprete (y se convierte en patrimoniocultural cuando encuentra una comunidad de lectores-intérpretes).Por eso es tan singular la tarea de un editor: no solamentedebe producir un objeto tan cuidado y acabado comosea posible, sino tener conciencia de que tal objeto, pormás cuidado y acabado que sea, será siempre incompletosi no encuentra "el otro"/"los otros" que le darán completud.Ese "otro" (esos "otros") deben ser lectores.¿Los editores de las próximas décadas van a concentrarseen producir libros para el 20% de la población mundial?¿Van a retomar la antigua tradición de la lectura elitista,contraria a la idea de la alfabetización necesariapara la democracia? ¿Podemos pedirles (quién puedepedirles) que contribuyan a la completud de sus productos,o sea a la producción de lectores?La situación actual es grave, pero es interesante porqueestamos en momentos de profundos cambios en la definiciónde la materialidad misma del objeto "libro". Algunosnos anuncian una nueva democracia vía Internetmientras que otros se anticipan a organizar prematurosfunerales al objeto "libro", ese que tiene textura y olor,ese "de carne y hueso" con el que aprendimos a convivirdurante siglos.En este tema, nos alerta Roger Chartier, hay que hacer unesfuerzo para ubicarnos "entre el discurso utópico y lanostalgia del pasado". Es fácil, demasiado fácil, hacer elelogio de los nuevos soportes electrónicos del textoimpreso; es fácil (casi banal) aplicar el calificativo"democrático" a una nueva tecnología. Veamos un ejemploemblemático.Durante décadas eminentes investigadores sostuvieronque el sistema alfabético de escritura estaba ligado a lademocracia, por ser el más simple, perfecto, "scientificand easy to use". Esa visión se difundió ampliamente.Sin embargo, tres datos bastan para destruir este mito: enla Grecia clásica que inventó el alfabeto del cual somostributarios, el número de adultos varones libres alfabetizadosnunca fue superior al 20%, tal como lo muestranminuciosos análisis de historiadores recientes (W. Harris,1989). Por otra parte, la fascinación de los lingüistas porel alfabeto hizo que las lenguas nativas de América yÁfrica, cualquiera fuera su estructura, se escribieran enun sistema alfabético, el cual no trajo consigo una alfabetizaciónuniversal, mientras que Japón, con uno de lossistemas más complejos de escritura, resistió a todas laspresiones por adoptar el alfabeto y tiene tasas de "literacy"superiores a las de Europa y USA.Internet, correo electrónico, páginas web... están introduciendocambios profundos y acelerados en la manera decomunicarnos y de recibir información. Y eso es fascinantepara cualquier estudioso de la lengua y de los cambioslingüísticos. Pero esos instrumentos no son "democráticos"por sí mismos (tanto como el alfabeto no esdemocrático, en sí mismo). Exigen, en cambio, capacidadesde uso de la lengua escrita más flexibles que las queestábamos acostumbrados a aceptar. Hay nuevos estilosde habla y de escritura que están siendo generados graciasa estos medios. Saber navegar por Internet ya formaparte de los objetivos educativos declarados o en vías dedeclaración. No sabemos si los desnutridos y los desempleadosaprenderán a leer y escribir para entrar a Internet(aunque no reciban créditos escolares por ello), o si quedaránnuevamente excluidos. Es difícil y riesgoso hacerpredicciones.Estamos hablando de futuro, y los niños son parte delfuturo. Esos niños (todos los niños) no necesitan sermotivados para aprender. Aprender es su oficio.Todos los objetos (materiales y/o conceptuales) a loscuales los adultos dan importancia, son objeto de atenciónpor parte de los niños. Si perciben que las letras sonimportantes para los adultos (sin importar por qué y paraqué son importantes) van a tratar de apropiarse de ellas.Todas las encuestas coinciden en un hecho muy simple:si el niño ha estado en contacto con lectores antes deentrar a la escuela, aprenderá más fácilmente a escribir yleer que aquellos niños que no han tenido contacto conlectores.¿En qué consiste ese "saber" pre-escolar? Básicamente,en una primera inmersión en la "cultura letrada": haberescuchado leer en voz alta, haber visto escribir; habertenido la oportunidad de producir marcas intencionales;haber participado en actos sociales donde leer y escribirtiene sentido; haber podido plantear preguntas y obteneralgún tipo de respuesta.La relación entre las marcas gráficas y el lenguaje es, ensus inicios, una relación mágica que pone en juego unatríada: un intérprete, un niño y un conjunto de marcas.234
Mendoza Lee y Escribe - Parte 4El intérprete (que, en sentido estricto habría que llamar"interpretante" por razones imposibles de desarrollaraquí) informa al niño, al efectuar ese acto aparentementebanal que llamamos "un acto de lectura", que esasmarcas tienen poderes especiales: con sólo mirarlas seproduce lenguaje. ¿Qué hay en esas marcas para que elojo incite a la boca a producir lenguaje? Ciertamente, unlenguaje peculiar, bien diferente de la comunicación caraa cara. El que lee no mira al otro, su destinatario, sino ala página. El que lee parece hablar para otro allí presente,pero lo que dice no es su propia palabra, sino la palabrade un "Otro" que puede desdoblarse en muchos"Otros", salidos de no se sabe dónde, escondidos tambiéndetrás de las marcas. El lector es, de hecho, unactor: presta su voz para que el texto se re-presente (en elsentido etimológico de "volver a presentarse"). El lectorhabla pero no es él quien habla; el lector dice, pero lodicho no es su propio decir sino el de fantasmas que serealizan a través de su boca.La lectura es un gran escenario donde es preciso descubrirquienes son los actores, los "metteurs en scène" y losautores. (Sin olvidar a los traductores porque, en granmedida, la lectura es presentación de otra lengua, semejantepero diferente de la lengua cotidiana).Parte de la magia consiste en que el mismo texto (o sea,las mismas palabras, en el mismo orden) vuelven a representarseuna y otra vez, delante de las mismas marcas.¿Qué hay en esas marcas que permite no solamente elicitarlenguaje, sino provocar el mismo texto oral, una yotra vez? La fascinación de los niños por la lectura yrelectura del mismo cuento tiene que ver con este descubrimientofundamental: la escritura fija la lengua, la controlade tal manera que las palabras no se dispersen, nose desvanezcan ni se sustituyan unas a otras. Las mismaspalabras, una y otra vez. Gran parte del misterio reside enesta posibilidad de repetición, de reiteración, de re-presentación.Hay niños que ingresan a la lengua escrita a través de lamagia (una magia cognitivamente desafiante) y niñosque entran a la lengua escrita a través de un entrenamientoconsistente en "habilidades básicas". En general, losprimeros se convierten en lectores; los otros, en iletradoso en analfabetos funcionales.¿Quiénes van a tener la voluntad, el valor y el empeñopara romper el círculo vicioso? En Jomtien, Thailandia,1990, se establecieron objetivos básicos de educaciónpara todos, para la década 1990-2000. Por primera vez,el World Bank firmó al lado de los organismos internacionales(UNESCO, UNICEF). Los diez años se cumplierony los objetivos son decepcionantes. En abril deeste mismo año, en Dakar, se acaba de reunir un ForoMundial de la Educación para extender por 15 años máslos objetivos no cumplidos. Y así seguirá siendo, mientrasno se revisen las presuposiciones iniciales, mientrasse siga apostando a los métodos (concebidos para formartécnicos especializados) y se olvide la cultura letrada(derecho de cualquier niño que nace en los tiempos de lainter-conexión).Mientras tanto, los niños (que no pueden dejar de aprenderporque no pueden dejar de crecer) están ávidos porentrar en los mundos desconocidos. Hay escritores enpotencia de 4 a 12 años que pasan desapercibidos o, peoraún, son desautorizados porque el maestro solo es capazde ver la ortografía desviante.Mi función como investigadora ha sido mostrar y demostrarque los niños PIENSAN a propósito de la escritura,y que su pensamiento tiene interés, coherencia, validez yextraordinario potencial educativo. Hay que escucharlos.Hay que ser capaces de escucharlos desde los primerosbalbuceos escritos (simples garabatos, según algunos,contemporáneos de los primeros dibujos que realizan).No podemos reducir el niño a un par de ojos que ven, unpar de oídos que escuchan, un aparato fonatorio queemite sonidos y una mano que aprieta con torpeza unlápiz sobre una hoja de papel. Detrás (o más allá) de losojos, los oídos, el aparato fonatorio y la mano hay unsujeto que piensa y trata de incorporar a sus propiossaberes este maravilloso medio de representar y recrearla lengua que es la escritura, todas las escrituras. Este iniciode milenio es propicio para el cambio porque somosmuchos los que tenemos algo nuevo para ofrecer. Ningunode nosotros, actuando aisladamente, tiene capacidadpara incidir en un fenómeno que ha resistido a todos losesfuerzos por aislar variables. Pero ahora tenemos: nuevastecnologías de circulación de textos; nuevos insights(construidos a partir de minuciosas investigaciones dehistoriadores) sobre los modos de apropiación de laescritura por parte de diferentes actores sociales en diferentesmomentos históricos; tenemos lingüistas dispuestosa recuperar la escritura (ese objeto perdido en un "noman's land"); tenemos pedagogos fatigados por la inútildisputa sobre métodos que desconocen al sujeto delaprendizaje; tenemos psicólogos, psicopedagogos y psicolingüistascon teorías suficiente válidas como para restituiral niño como ser pensante en su totalidad existen-235
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