Descargar - Secretaría Xeral da Emigración - Xunta de Galicia

156
Más como en todo esto presidía un
espíritu de juventud y de verdadero progreso,
la Sociedad benéfica conocida con el
título de Centro Gallego, convocó a sus
miembros más ilustrados y les invitó a que
diesen conferencias todas las noches, a las
cuales asistirían cuantos tuviesen avidez de
aprender y conocer los primeros rudimentos
de las ciencias, de las artes y de la historia.
No se negaron a prestar tan utilísimo
servicio al Centro y a todos sus socios, y
establecieron las clases de Caligrafía,
Aritmética, Gramática castellana,
Geografía, Dibujo, Historia de Galicia,
Idioma francés y Teneduría de Libros, a las
cuales asiste una numerosa concurrencia,
según nos enteramos por los últimos ejemplares
de El Gallego aquí recibidos y por
varios otros periódicos de la ciudad de
Buenos Aires.
A grandes consideraciones se presta
la conducta de los señores que componen
la Directiva del Centro Gallego de
Buenos Aires, si se compara con la seguida
aquí en esta ciudad, por los que componen
la de nuestra Sociedad de Beneficencia.
¿Por qué aquí en donde hay tantos
jóvenes gallegos que tienen desocupadas
las primeras horas de la noche, no se les
había de proporcionar un medio de cultivar
la inteligencia de aprender algo en las ciencias
y artes y de conocer la historia de
Galicia, que ignoran en su mayor parte?
¿Por qué a toda esa juventud entregada a
sus pequeñas inclinaciones, no se la había
de apartar de los cafés, billares y demás
puntos de corrupción para llevarlos a un
punto en donde todas las noches se les
hablase de su país, de sus grandezas, de
sus tradiciones, se les recordase a sus
padres, a sus hermanos y a sus amigos,
hablándoles de aquellos bellos lugares que
vieron mecer su cuna?
Mucho se conseguiría con este procedimiento.
Además del gran beneficio que
se dispensaba a esos hermanos nuestros
enseñándoles lo que desconocen, se les
moralizaría, se les haría comprender y
practicar la virtud y se sostendría incólume
en su corazón el amor a Galicia, que de otra
manera la influencia de los años va debilitando.
Desgraciadamente muchos gallegos,
que han podido impulsar esto que
nosotros haríamos de repente si se nos
ayudase en tan grande obra, lo han mirado
con siniestra indiferencia y contentándose
con celebrar de pontifical algunas pequeñas
ceremonias, se han olvidado por completo
de todo lo demás que a Galicia pudiera
interesar y máxime a sus hijos aquí residentes.
No basta, ciertamente, practicar la
caridad misteriosa, con el ajeno dinero, no
basta socorrer a mendigos que tienen
necesidad de presentar memoriales, no
basta protestar de amor a Galicia, es necesario
que todo esto se traduzca en hechos
prácticos y útiles los cuales reporten beneficios
directos.
Creemos que la creación de un
Ateneo o Academia gallega, protegida y
escudada por los hombres que componen
la Directiva de nuestra Sociedad de
Beneficencia, en la cual, a imitación de lo
que hace el Centro Gallego de Buenos
Aires, se diesen clases nocturnas, gratuitamente
a todos los gallegos que a ellas quisiesen
asistir, sería de gran importancia
para todos y serviría para unirnos cada día
más y más, pues encontrándonos siempre
enlazados por los vínculos del estudio y del
saber, nuestro cariño de hermanos se
aumentaría notablemente y la misma