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¿Dónde están los viejos criados fieles que entreví en los primeros años en la casa de mis
padres? ¿Dónde aquellos esclavos emancipados que nos trataban como a pequeños príncipes,
dónde sus hijos, nacidos hombres libres, cuando a nuestro lado, llevando la vida
recta por delante, sin otras preocupaciones que servir bien y fielmente? El movimiento
de las ideas, la influencia de las ciudades, la fluctuación de las fortunas y la desaparición
de los viejos y sólidos hogares, ha hecho cambiar todo eso. Hoy nos sirve un sirviente
europeo que nos roba, que se viste mejor que nosotros y que recuerda su calidad
de hombre libre apenas se le mira con rigor. 25
Pero, ó mesmo tempo, América aparece como a terra das oportunidades;
polo que nestas mesmas obras tamén se loa ó inmigrante que ascende
economicamente, pois o normal, na súa carreira profesional, era ingresar
nas redes laborais establecidas polos seus paisanos, ocupando nun principio
as peores ocupacións ou entrar como empregado, e, co paso do
tempo, gracias ó traballo e á súa capacidade de aforro, ascender de categoría,
converterse en socio e mesmo chegar a se-lo dono dalgún negocio.
Así glósanse as dificultades do inmigrante ó chegar 26 e a súa continua
capacidade de superación:
Ramón (dirigiéndose a su socio gallego).–A lo que hemos llegado, desde ca desembarcamos
en chancletas los dos, frente a la Plaza de la Victoria el año novente... ¿Cuanto
hemos trabajado hemane mie?
Te acuerdas cuando empezamos en aquel cuchitril de la calle de la Caritat, tremendando
los dos, los botines de los troperes ca venían a la ciutat? Juntando centavite a centavite,
llegamos a poner aquel otro bolichit en la calle Entre Ries, luego el otro de la calle
de san José, y, siempre avanzando más al centro, llegamos a la calle Asmeralde! 27
Este desexo de ascenso social, tan propio da mentalidade inmigrante,
espertará as reticencias e envidias da elite que, preocupada por esta
mobilidade social ascendente, crea mecanismos de defensa do seu estatus
social fronte ó dos emigrantes.
Por eso cuando lo veáis médico, abogado, ingeniero o periodista, le sentiréis a la legua
ese olorcillo picante al establo y al asilo del guarango cuadrado. Le veréis insinuarse en
25 Miguel Cané: La cultura argentina, 1913, p. 123. Citado por Hebe Clementi: “El miedo a la inmigración”,
en I Jornadas de Estudios sobre Inmigración en Argentina, Bos Aires, 1981, p. 199.
26 “Te acordas cando chejamos d’ala? Traiamos entre os dous, en total vintecatro pesetas: nin perriña
mais, nin perriña menos (...) Me parece estarte viendo en la Inmigración con aquel rebozo nejro y
aquel pañuelo amarillo con grandes flores rogas na cabeza”. Alberto T. Weisbach, op. cit.
27 Arnaldo Malfatti: “Martorell, Magariños & Cº”, en La Escena, nº 499, 19 de xaneiro de 1928; estreada
no Teatro Liceo o 22 de xuño de 1927.