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28 XV JORNADAS CIENTÍFICAS DE LA S.E.O.C.<br />
RESULTADOS Y DISCUSIÓN<br />
Como ya se mencionó en la introducción, el aspecto<br />
más interesante del presente trabajo es la descripción<br />
del ambiente al que está adaptada cada raza de las<br />
estudiadas aquí, ya que en la actualidad se consideran<br />
los caracteres de rusticidad y adaptación a áreas<br />
determinadas uno de los factores que más justifica la<br />
conservación de las razas autóctonas (ALDERSON,<br />
1989; GARCÍA DORY, 1980).<br />
Por otro lado, otro aspecto que se está explotando<br />
en la actualidad en diversos países europeos es su<br />
asilvestramiento en parques naturales (AUDIOT,<br />
1983), donde conviven con animales propiamente salvajes.<br />
Para esta actividad sólo están dotadas aquellas<br />
razas autóctonas que incorporan a sus características<br />
de rusticidad y adecuación al medio un fuerte componente<br />
de belleza e interés histórico; en este sentido<br />
están siendo estudiados en nuestro departamento las<br />
razas ovinas Churra Lebrijana, idónea para introducirse<br />
en el Parque de Doñana, y el Merino de Grazalema,<br />
interesante para el Parque Natural de Grazalema.<br />
En la distribución sobre el mapa de las distintas razas<br />
apreciamos que todas nuestras razas ovinas se<br />
encuentran distribuidas por las sierras de nuestra<br />
región; así, en la Sub-bética encontramos las<br />
ovejas Montesinas; en la Penibética, Merinos de Grazalema,<br />
y en Sierra Morena y sierra de Aracena encontramos<br />
a los merinos autóctonos, constituyendo<br />
una excepción los Churros Lebrijanos, que se van a<br />
situar en una de las zonas más bajas de Andalucía:<br />
las islas del Guadalquivir, en un espacio geográfico<br />
que podemos delimitar entre Coria del Río y Almonte.<br />
Esta distribución no difiere significativamente de<br />
las localizaciones tradicionales de las razas ovinas y<br />
caprinas andaluzas (CASTEJON, 1926; COLUMELA,<br />
1927), aunque en casi todos los casos se observan retracciones<br />
de las áreas de explotación e incluso desplazamientos,<br />
como ha ocurrido con el Churro Lebrijano.<br />
Estas localizaciones van a determinar el que<br />
nuestras razas ovinas se desenvuelvan en altitudes<br />
que se acercan y sobrepasan los 2.000 metros, como<br />
ocurre con las Montesinas que habitan en la sierra<br />
Majina, en Jaén, y en la zona de los montes de Granada,<br />
especialmente en Pedro Martínez, y en altitudes<br />
en torno a los 800-1.000 metros, como ocurre con los<br />
Merinos autóctonos que habitan Sierra Morena y la<br />
sierra de Aracena.<br />
Esto nos lleva a estudiar la estructura geológica y<br />
subsiguiente composición lítica de los suelos sobre los<br />
que descansan, observando así que los Merinos autóctonos<br />
se desenvuelven sobre suelos de tipo silícico<br />
fundamentalmente, como corresponde a la sierra de<br />
Aracena y valle de los Pedroches, principales enclaves<br />
de esta raza en nuestra región.<br />
También los Merinos de Grazalema asientan sobre<br />
estructuras montañosas de tipo silícico y calcáreo como<br />
corresponde a las sierras de Ronda y Grazalema.<br />
Las ovejas Montesinas se asientan en suelos de tipo<br />
arcilloso y calcáreo que constituyen la sierra Magina<br />
y zona de los montes de Jaén y Granada, respectivamente.<br />
Los Churros Lebrijanos pueblan zonas bajas de la<br />
depresión del Guadalquivir, de composición fundamentalmente<br />
arcillosa, aunque con algún afloramiento<br />
de tipo silícico.<br />
Estos suelos van a determinar una riqueza vegetal<br />
que en algunos casos llegan a ser de muy distinto tipo-,<br />
así en las sierras de Ronda y Grazalema, al igual<br />
que en valle de los Pedroches, encontramos bosques y<br />
pastos de montaña, alternando con zonas de olivar y<br />
dehesas de Quercus, además de cereales de secano.<br />
En la Sub-bética encontramos cereales de secano,<br />
en las cotas más altas, y olivar en las zonas más bajas.<br />
En las islas de Guadalquivir se encuentran cultivos<br />
de arroz y pastos de tipo salobre.<br />
La disponibilidad de agua en ninguno de los casos<br />
constituye un problema, ya que a pesar de no ser Andalucía<br />
una región de pluviometría muy acusada, el<br />
hecho de encontrarnos en sistemas montañosos hace<br />
que siempre existan reservas acuosas, siendo éstas<br />
especialmente abundantes en la sierra de Grazalema<br />
y pudiendo presentarse algún problema de disponibilidad<br />
de agua en la zona de las islas del Guadalquivir,<br />
ya que en verano el descenso del nivel del agua puede<br />
hacer que éstas se presenten con un grado de salobridad<br />
algo más alto de lo normal, acarreando ello algún<br />
problema a los animales, si bien éstos dan muestras<br />
de una buena adaptación al medio adverso en el que<br />
se desenvuelven.<br />
La climatología, a pesar de clasificarse dentro del<br />
mismo tipo de clima mediterráneo, ofrece matizaciones,<br />
sobre todo en los casos de la sierra de Grazalema,<br />
donde la humedad y pluviometría son mucho más<br />
elevadas que en los otros casos, y en la zona de las islas,<br />
donde el clima es mucho más suave por la cercanía<br />
del océano Atlántico.<br />
En los demás casos nos encontramos con un clima<br />
mediterráneo de interior típico y consecuente a la altura<br />
en que se encuentra, con inviernos duros y veranos<br />
largos y extremos.<br />
Las razas caprinas estudiadas en el presente trabajo<br />
ocupan, por lo general, los habitat peores y más<br />
marginales de la región, suelen ser las zonas más<br />
montañosas y dentro de éstas las más inhóspitas y<br />
menos ricas, pero pese a ello los recursos que se encuentran<br />
en estos medios son muy aptos para el aprovechamiento<br />
por caprinos.<br />
La distribución por las sierras de nuestra región es<br />
la siguiente:<br />
La raza Blanca Serrana Andaluza se sitúa en la sierra<br />
de Aracena, con altitudes en torno a los 700 metros;<br />
en Sierra Morena, con altitudes que oscilan entre<br />
400 y 900 metros, y en el campo de Níjar, la zona<br />
más baja en la que hemos encontrado este grupo racial,<br />
que se sitúa en altitudes en torno a los 400 metros.