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int encuentro 24 A - cubaencuentro.com - Cuba Encuentro

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Efrén Córdova DOSSIER / el estado de derecho218<strong>encuentro</strong>En 1944 hubo un ministro del Trabajo de gran visión e <strong>int</strong>egridad, CarlosAzcárate, que se propuso elaborar un código del trabajo e <strong>int</strong>roducir otrasreformas, a cuyo efecto creó una <strong>com</strong>isión codificadora. La <strong>com</strong>isión cumpliócon su <strong>com</strong>etido y produjo en 1946 el llamado Proyecto Azcárate, pero ésteno fue nunca seriamente discutido en el Congreso. Por esa misma época unabogado laboralista, Francisco Fernández Plá, confeccionó otro anteproyectoque corrió la misma suerte.Con algunas excepciones, los otros ministros del Trabajo concentraron suatención en suplir la falta de tribunales del trabajo, encargándose de la soluciónde conflictos laborales de todo tipo. Ese ejercicio de facultades jurisdiccionalesiba en contra del principio de separación de poderes y restaba confiabilidadal sistema de relaciones del trabajo.Los funcionarios del Ministerio desarrollaron «per force» ciertas aptitudesconciliatorias, pero a menudo se veían anegados por la avalancha de huelgas yconflictos que se sometían a su consideración. No se debía ello tanto al incrementode los índices de protesta social <strong>com</strong>o a la deformación que se estabaoperando en la dinámica misma de las relaciones obreropatronales. No funcionónunca con eficacia el sistema de las <strong>com</strong>isiones de cooperación social, ylas reuniones conciliatorias simplemente se convocaban ad hoc cada vez que seproducía una ruptura en las negociaciones. El número de éstas aumentaba deforma pronunciada, habiendo ya en 1951 4152 convenios inscritos. Muchosde ellos no eran, sin embargo, la culminación de un proceso normal de negociaciónentre las partes, sino el resultado de las actas de avenimiento que sefirmaban en el Ministerio. Los representantes sindicales trataban de obtenerlas mayores ventajas posibles en la negociación directa, pero agotados susesfuerzos, o aun antes de llegar a un punto muerto en las negociaciones, amenazabancon declarar una huelga y solicitaban la <strong>int</strong>ervención del Ministerio,sabedores de que en él podrían obtener ventajas adicionales. A veces los conflictosmás difíciles recababan la <strong>int</strong>ervención del Ministro o aun del presidentede la República.Además de cumplir esa función resolutoria algunos ministros dedicaron suatención a beneficiar a la clientela política de turno. Unas veces de forma discretay otras abiertamente, procuraban favorecer en sus resoluciones o laudosa los representados por una determinada corriente sindical o a esta misma encaso de conflictos <strong>int</strong>ersindicales. Otros propósitos de proyección más generosa,en ocasiones se hacían presentes en forma de aumentos generales de salarios,de fijación <strong>com</strong>o mínimos los máximos del año anterior (<strong>com</strong>o sucedióen el sector azucarero) o del bono pascual, popularmente conocido <strong>com</strong>o el«arturito», creado por resolución del ministro Arturo Hernández Tellaeche.En realidad hubo siempre una negociación política al lado de la negociacióncolectiva propiamente dicha. Se utilizaba en primer término el gran desfileobrero del Primero de Mayo para que la ctc, de dirigencia <strong>com</strong>unistahasta 1947 y auténtica después, presentara su pliego de reivindicaciones. ElGobierno accedía por lo general a una buena parte de ellas, que pasaban aconvertirse en decretos o resoluciones del Gobierno. En el III Congreso de la

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