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int encuentro 24 A - cubaencuentro.com - Cuba Encuentro

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l u i s o r t e g atextual326<strong>encuentro</strong>alzados de la Sierra Maestra. La Sierra estaba subordinada al Llano. Frank Pais y JorgeSotús, por ejemplo, trataban a Fidel Castro <strong>com</strong>o si fuera un subordinado. Le transmitíanlas órdenes de la Dirección Nacional <strong>com</strong>o si fueran de estricto cumplimiento. SiCastro hacía alguna sugerencia le escuchaban y tomaban notas; pero le aclaraban quela Dirección Nacional decidiría. Esta situación cambió cuando Frank Pais fue asesinadoy Fidel Castro impuso a Faustino Pérez <strong>com</strong>o sustituto. Siempre ha subsistido la sospechade que Frank Pais fue delatado porque estorbaba, lo cual encaja perfectamentedentro del modus operandi de las pandillas. La jefatura de Castro, dentro y fuera de laSierra, quedó plenamente consolidada cuando utilizó un procedimiento tan pocoescrupuloso <strong>com</strong>o el de designar emisarios que pactaran con los otros grupos oposicionistaspara después, abruptamente, desautorizarlos.Lo que he tratado de mostrar, en forma bastante somera, es el centro en torno alcual gira la personalidad de Castro, y por lo tanto su movimiento, es el de los expeditivosgrupos de acción, más tarde llamados pandillas, que durante muchos años operaronen el subsuelo cubano, y a los cuales estuvo formalmente adherido Castro en susprimeros años. Paradójicamente, los <strong>com</strong>unistas fueron los primeros en advertir ydenunciar la naturaleza del naciente castrismo, aunque después se sometieran enforma funesta para ellos.El hecho de que se haya puesto, por razones de propaganda, excesivo énfasis endestacar los orígenes <strong>com</strong>unistas del castrismo y de su jefe ha servido admirablemente alos propósitos de éste. Ha dañado, ciertamente, al <strong>com</strong>unismo <strong>int</strong>ernacional pero le hadado una jerarquía ideológica a un movimiento que no la tenía y ha permitido que susorígenes, esto es, los orígenes de Castro, se pierdan en el pozo del pasado.En los últimos 35 años hemos visto el crecimiento de las pandillas revolucionariascubanas desde los modestos cubiles que ocupaban en los años tre<strong>int</strong>a y tantos hasta elámbito <strong>int</strong>ernacional. Ha sido, evidentemente un extraordinario desarrolló. Lo queempezó en la capital se continuó en la Sierra Maestra, se extendió luego a todo el país,permitió más tarde la conquista del poder absoluto y ha estado pugnando desesperadamentepor hacerse continental.A pesar de su largo itinerario ideológico, Castro se ha mantenido fiel a sus orígenes.Su estilo es el de los orígenes. Si se analiza su actividad revolucionaria se podrá advertirque hay en ella varias constantes invariables. El modo de ejercer el poder, rechazandotoda forma de institucionalización, es el típico del nomadismo de las pandillas. Lo máscaracterístico del régimen cubano es su carencia de una sede. Esto se explica perfectamentepor el hecho de que Castro es el régimen. Y en diez años Castro no ha abandonadoel nomadismo que era la práctica de las pandillas.La tensión <strong>int</strong>erna del peculiar régimen cubano, sometido siempre a fuerzas depuradorasque lo modifican constantemente, es otra de las herencias de las pandillas. Endiez años han ido desapareciendo todos los colaboradores de Castro, y debe continuarel proceso de depuración, porque la norma en la pandilla consiste en mantener unavigilancia constante, una desconfianza constante, una movilidad constante. La pandillano puede sobrevivir sin estas condiciones: vigilancia, desconfianza, movilidad. Dentro deese marco nadie está seguro, y mucho menos los <strong>com</strong>unistas.El modo de operar de Castro durante estos diez años nos permite suponer quetodavía no podemos dar por terminado su vagabundeo ideológico. Castro sigue sin sede

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