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int encuentro 24 A - cubaencuentro.com - Cuba Encuentro

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uena letramonarquía que Martí llamaría, poco añosdespués, «podrida y aldeana», que tanto dañole hizo a <strong>Cuba</strong> <strong>com</strong>o a España. Pero elilustre bayamés jamás aceptó la idea de queno había otro camino que derrotarla por lafuerza para abrirle cauce a una nación enbusca de su propio destino.¿La causa? Saco era un <strong>int</strong>electual, unhombre de gabinete, un vocero de la clasede los hacendados cubanos, cuyos <strong>int</strong>ereseslegítimamente defendía y cuyo temor al negro,<strong>com</strong>o factor en la política cubana, <strong>com</strong>partíaa plenitud. El fantasma de Haití lo paralizaba.El racismo frenaba su patriotismo.<strong>Cuba</strong> no podía alzarse en armas para defendersus derechos porque, según él, los negrosaprovecharían la ocasión para rebelarsecontra los blancos y, dado su retraso,conducirían al país a la ruina y a la barbarie.Tesis que, dado su prestigio, le hizo muchodaño a la causa independentista.La guerra de los Diez Años <strong>com</strong>probóque en este punto Saco estaba <strong>com</strong>pletamenteequivocado. Carlos Manuel de Céspedesllamó a sus esclavos a participar en la guerralibertadora. Y los negros se incorporaron enmasa, sin que por ello surgieran insuperablesdiferencias o violentos conflictos entre lasdos razas. Pronto un Antonio Maceo, un GuillermónMoncada, un Flor Crombet, unQu<strong>int</strong>ín Bandera y muchos otros negros ymulatos iban a ascender hasta generales y aocupar un puesto de dirección en la gestapatria. Los negros se abrazaron a la banderade la independencia y con ella en las manos,junto con los blancos, iniciaron el procesode liquidación de la esclavitud en el país. Escierto que no se ganó la independencia en elprimer encontronazo. Pero ¿qué habría sucedidosi Saco y la rica y podeosa clase socialque él representaba hubiesen decidido darsu apoyo en 1868 al movimiento independentista?¿Qué habría sucedido si todo un JoséAntonio Saco hubiese respondido con unrotundo sí al llamamiento de Carlos Manuelde Céspedes en La Demajagua?Nada de lo antes expuesto quiere decirque Saco fuese un mal cubano, <strong>com</strong>o alguienha llegado a decir. Pesada en la balanza de lahistoria y tomada en su conjunto, la gestiónpatriótica de Saco presenta numerosos costadospositivos. En toda su obra se acentúan sistemáticamentelas diferencias que separan a<strong>Cuba</strong> de España. (Como Heredia, pensabaque entre una y otra «tiende inmenso sus olasel mar»). Y tanto él <strong>com</strong>o Domingo Delmonteestimularon una literatura del cubanismoque iba a crear las bases de la tradición culturalde la nación. Es cierto que ambos tuvieronuna concepción falsa, irreal y absurdamenteestrecha de la cubanidad. Pero no esposible ignorar que —con todas sus limitaciones—ellos establecieron las bases lógicas delseparatismo, al poner en evidencia las gravescontradicciones que separaban a la coloniade la metrópoli. Ellos ayudaron a cuajar elconcepto de <strong>Cuba</strong> <strong>com</strong>o entidad social, <strong>com</strong>oser ideológicamente independiente, aunquetodavía no pudiese —a su juicio— serlo plenamenteen la práctica política. Y ese méritodebemos, sin vacilar, reconocérselo.Saco y Delmonte abrieron un camino queluego un Martí, un Maceo, un Máximo Gómez,un Juan Gualberto Gómez enderezarony <strong>com</strong>pletaron, ante todo con el aporte de unconcepto claro, preciso y exacto de la cubanidad.Es decir, viendo a <strong>Cuba</strong> <strong>com</strong>o era en realidad:una síntesis de las raíces culturales deblancos procedentes de Europa y de negrosprocedentes de África. Ese concepto <strong>int</strong>egrales el que, al fin, se impone en la ideologíamambisa y en el Partido Revolucionario deMartí. Y es el que va a privar en la manigua,donde blancos y negros pelearon juntos paraestablecer en una patria ya plenamente <strong>int</strong>egrada—<strong>com</strong>o se pedía en las históricas Resolucionesde Tampa— , una República «justa yabierta, una en el teritorio, en el derecho, enel trabajo, y en la codialidad, levantada contodos y para el bien de todos». De todos, detoda esa amalgama popular multicolor, multirracialy multicultural propia de esa bellísimaisla larga y estrecha que (según se prefiera)abre o cierra el desfile de islas queforman el gran arco tectónico de las Antillas.«José Antonio Saco es el polemista políti<strong>com</strong>ás brillante que ha dado <strong>Cuba</strong>», nos dicecon toda razón, en su sustancioso estudiopreliminar, el profesor José Manuel Hernández.Y lo es, sobre todo, por la sinceridadque brota con brío poderoso de todo cuantoescribe. Pero lo es también por su estilo: esa 377<strong>encuentro</strong>buena letra

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