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int encuentro 24 A - cubaencuentro.com - Cuba Encuentro

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Marifeli Pérez-Stable 284<strong>encuentro</strong>Por qué <strong>Cuba</strong> no experimentó una transición pacífica hacia la democraciaa partir del régimen de Batista constituye un tema olvidado en el campo delos estudios cubanos. Sin embargo, solo hacia finales de 1956 se produjo en laisla una situación revolucionaria que no tardó en desembocar en el escenariodel 1º de enero: la crucial transferencia de poder de Batista a la oposiciónarmada. Entre 1952 y 1956 los rumores de un levantamiento resonaban en elambiente político y, de hecho, tuvieron lugar algunas acciones violentas. A lolargo de todos estos años, tanto la oposición <strong>com</strong>o el gobierno <strong>int</strong>eractuaron<strong>com</strong>o si fuera inevitable el restablecimiento del gobierno constitucional, independientementede los medios y el programa empleados. Pero en los primerosaños del batistato, la oposición consumía sus dispersas energías en proyectarcómo conseguirían dicha restauración, mientras Batista y sus aliados seempeñaban en retrasarla o amañarla a su favor.Las elecciones, <strong>com</strong>o era habitual, se habían programado para el 1º dejunio de 1952. El candidato Batista, con un lejano tercer puesto detrás delortodoxo Roberto Agramonte y del Auténtico Carlos Hevia, vio en el golpe deEstado la forma de alcanzar por la fuerza de las armas lo que la voluntadpopular seguramente le negaría en las urnas. Pero ocho años de gobiernosauténticos cada vez más caóticos y corruptos prestaban credibilidad a su afirmaciónde que con el golpe conseguiría restaurar el orden y revivir la confianzapopular, para luego convocar nuevas elecciones. Poco después del golpeanticonstitucional, el propio Batista prometió convocar a elecciones cuantoantes. En un inicio fueron programadas para 1953, pero no tuvieron lugarhasta el 1 de noviembre de 1954, en condiciones que no merecían ningunaconfianza: hubo fraudes en los registros de votantes; Batista se presentó <strong>com</strong>ocandidato único después de que Ramón Grau San Martín se retirara de lacampaña; funcionarios estatales fueron <strong>int</strong>imidados para que se registraranen el oficialista Partido Acción Progresista; policías armados vigilaron lasurnas el día de la votación; las emisiones de tres prominentes <strong>com</strong>entaristasde radio (José Pardo Llada, Luis Conte Agüero y Armando García Sifredo)fueron prohibidas diez días antes de las elecciones. Resultaba evidente la flagrantedecisión de Batista de permanecer en el poder. El 1 de noviembre, elgeneral fue «elegido» por mayoría abrumadora; uno de cada seis votos registrabauna preferencia por el no-candidato Grau, y dieciocho auténticos obtuvieronescaños en el Senado. El <strong>24</strong> de febrero de 1955, Batista prestó juramentopara un mandato de cuatro años y la Constitución de 1940 quedóparcialmente restaurada.A pesar de que la oposición negaba la legitimidad de estas elecciones einsistía en que únicamente un proceso libre y abierto habría proporcionadouna solución nacional, la mayoría coincidía en que la situación que se produjotras la toma presidencial brindaba nuevas oportunidades al diálogo. Tresdemandas predominaban en el discurso público: que se declarase una amnistíapolítica incondicional, se restablecieran las plenas garantías constitucionalesy se permitiera el regreso de todos los exiliados. En mayo de 1955 el régimenconcedió dos de ellas —amnistía política y seguridad para los exiliados

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