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int encuentro 24 A - cubaencuentro.com - Cuba Encuentro

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uena letrao los cascotes de una construcción en ruinas,el lector que se asoma a la existenciafracasada de Buenaventura Vichy está obligadoa aceptar sus constantes cambios de escenario,sus diversos oficios, sus alambicadosdiálogos, sus disfraces forzados... Ya enlas primeras escenas notamos, además, queel lenguaje no cede ante la trama, sino que,al contrario, le ofrece una resistencia <strong>com</strong>ode lengua traducida, ese efecto de extrañezaque producen las «lenguas futuras» o «lenguasexiliadas» —tal y <strong>com</strong>o Ricardo Pigliaha podido descubrir— en Gombrowicz.El lenguaje forzado, crispado, artificial deesta novela me haya hecho volver, por momentos,a La Habana de hace una década,cuando un grupo de adolescentes presumidosnos dedicábamos a impartir clases de filosofíaen parques públicos, convirtiendo lapedantería en una variante del rechazo a unsaber provinciano, cuajado en estulticia académica.Es curioso, pero incluso un ordendetestable puede provocar con el tiempocierta nostalgia, una contradictoria sensaciónque no tiene que ver tanto con esa realidaddesaparecida, sino con lo que fuimos en ella.De pronto uno se descubre añorando unacasa que albergó ambiguas preceptivas oesas noches en vela con un clásico reciéndescubierto, soñando con arqueologías oversiones subversivas del make it new poundiano.Todo eso no tiene otro remedio queel de convertirse en el núcleo de una ficción.Sería difícil, para alguien que no haya vividoen <strong>Cuba</strong> durante esos años, entender dedónde sale el lenguaje de esta novela en laque un personaje está obligado a ser muchos.Tendríamos que indagar en la maneraen que el lenguaje se funde con determinadasexperiencias, en eso que Platón llamabapaideia, en esa Bildung, que según advierteun ceñudo Heidegger en el exergo de estelibro, «significaba por ese entonces: el saberesencial que configura todas las posicionesfundamentales de la existencia histórica».Las circunstancias, sin embargo, no sonsiempre propicias, y a la hora de narrar unaversión cubana del saber germánico uno seconforma demasiadas veces con su réplicaposmoderna: los saberes de consumo, losconceptos de usar-y-tirar, una suma de peripeciascasi novelescas en las que el nombrede Martin Heidegger es tan importante <strong>com</strong>ouna habitación propia. Rastrear la Bildunges simplemente descifrar cómo se llegaa ser lo que se es; en este caso, un fantasma,un ser que, <strong>com</strong>o el profeta Elías citado enuna de las escenas de MB, no se mueve ensu propia tierra.La prudencia aconseja reseñarle la tramade esta novela a ese hipotético lector que yaacumula demasiados motivos de duda. Setrata, <strong>com</strong>o ya he dicho, de una colecciónde escenas que alternan la narración, el diálogoy el monólogo filosófico. Sus protagonistasson Buenaventura Vichy, un exiliadocubano, excéptico y erudito; el filósofo MartinHeidegger (también aludido <strong>com</strong>o «ElAlemán»); Gerardo Shao, un librero cubano;el Dr. Allen Meisner, y varias mujeres cuyorasgo más sobresaliente es propiciar eleros cognoscente del protagonista.En las primeras escenas, BuenaventuraVichy recuerda un par de episodios de infancia,<strong>int</strong>errumpidos con el relato de su llegadaa París (esa otra infancia de su nuevavida de exiliado). La cuarta escena es undiálogo filosófico entre Buenaventura y Heidegger,convertido de pronto en el oficialde aduanas que atiende una petición de asilopolítico. (Esta conversación tiene el méritode subsanar un deficit histórico: el silencioque sobrevino en la filosofía cubanadespués que José de la Luz y Caballero seencontrara con Goethe y decidiera que lametafísica alemana no era un tema apropiadopara sus conciudadanos insulares).Las escenas 5 y 6 serían una ilustración literalde la metáfora heideggeriana de la «casadel ser»: Buenaventura hace obras en supiso. Conoce a una adolescente llamada Verónica.Sus <strong>encuentro</strong>s sexuales son narradosalternando su punto de vista con el deella, que describe a Buenaventura <strong>com</strong>o unser distante, casi traumatizado. Vendrá luegootro diálogo filosófico entre Buenaventuray Heidegger y una visita a la tumba deProust en Père Lachaise.La segunda parte cuenta cómo Buenaventuraconoce en La Habana a Gerardo Shao,un librero de viejo, a quien le <strong>com</strong>pra un tomode las Obras Completas de Martí. Shao 379<strong>encuentro</strong>buena letra

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