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int encuentro 24 A - cubaencuentro.com - Cuba Encuentro

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William Navarrete 340<strong>encuentro</strong>naciones americanas se debe a la independencia o instauración de gobiernosrepublicanos en estas tierras del Nuevo Mundo, tras los procesos emancipadores.El ardid es aquí muy engañoso, y empezamos a sospechar que se trata deuna camuflada tesis cuando observamos, en el primer plano, a una mujer desnudacon un niño en los brazos, que recuerda las representaciones paganasde temas cristianos y también la misteriosa <strong>com</strong>posición del célebre óleo Latempestad, del p<strong>int</strong>or renacentista veneciano Giorgionne. En el fondo de lamisma tela coexisten las carabelas del «descubrimiento» con una representacióndel Manhattan neoyorkino, o sea, de la Babel de hierro, que es en estecaso la mítica Babel de lenguas y culturas.Carreño coloca a los p<strong>int</strong>ores de esta época en muy ventajosa situación, graciasa su relación personal con María Luisa Gómez Mena. La acaudalada mecenasde los artistas de este período era propietaria de la galería de arte modernoEl Prado, y promoverá la exposición cumbre del arte moderno cubano, realizadabajo el título P<strong>int</strong>ura <strong>Cuba</strong>na Moderna, en el Museo de Arte Moderno deNueva York, en 1944. En la exposición neoyorkina María Luisa se muestra reticentecon respecto a la participación de Lam en ella y excluye, al parecer cortésmente,La jungla de la muestra. El p<strong>int</strong>or ha dicho después que se habíanegado a participar en una muestra que aparecía amparada por las institucionesoficiales —léase gubernamentales— de <strong>Cuba</strong>; sin mencionar que su decisiónpudo ser influida por la hostilidad que su acento «castellano» y su afrancesamientoprovocaron en los círculos culturales habaneros. Lam se oponía a untipo de dominación cultural, foránea y europizante, pero reivindicaba —inconscientementequizás— con su actitud y maneras, lo que justamente los p<strong>int</strong>orescubanos del período rechazaban, algo que dificultaba su re<strong>int</strong>egración en elmedio. Intuitivo y sagaz, el p<strong>int</strong>or entendió que debía montar su estudio encampo aparte. Ironías del destino, o del talento, Lam es el que primero logracolocar de manera permanente una obra personal —la rechazada Jungla— enla célebre Meca del arte moderno mundial: el Museo Moderno de Nueva York.Y esto, no por reconocimiento del arte occidental a su trabajo en tanto queartista latinoamericano, sino <strong>com</strong>o consecuencia de la implicación (y las relaciones)del p<strong>int</strong>or con las figuras cimeras del arte de vanguardia emergente enEuropa y Estados Unidos, por encima de la innegable calidad de la obra.Es justo notar que tanto la promoción del arte contemporáneo <strong>com</strong>o lasobreviviencia de los artistas cubanos de este momento corría a cuentas de lainiciativa privada. Esta tendencia del mecenazgo se observaba ya desde finalesdel siglo xix y principios del xx en que acaudalados individuos (Marta Abreu,por ejemplo) costeaban las becas y los viajes de muchos artistas cubanos enEuropa. El crítico de arte Guy Pérez de Cisneros señala en un artículo publicadopor la revista Selecta (La Habana, 7 de diciembre de 1937) que EstudioLibre nació porque «se le ocurrió [su fundación] a Eduardo Abela», hechoque «pasó, naturalmente, inadvertido a nuestra ‘crítica social’».Las pomposas exposiciones organizadas por la Dirección de Cultura alcanzansu clímax en el período en cuestión. La primera de ellas, en 1941, conmotivo de la Segunda Conferencia Americana de Comisiones Nacionales de

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