BibliografÃa - International Union Against Cancer
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DIETA<br />
128<br />
Las acciones de intervención en los adultos en lugares de trabajo, iglesias, hogares o en los ambientes sociales<br />
fueron factibles y se lograron cambios en la disponibilidad y el consumo de frutas y verduras. El aumento promedio<br />
fue de 0,48 porciones por día y el caso más alto fue de 0,85. Tanto las intervenciones en las escuelas como las<br />
realizadas sobre adultos lograron mejores resultados en el consumo de frutas que en el de verduras.<br />
Los análisis de los resultados adelantados por la Agency for Healthcare Research and Quality (25) indicaron<br />
que las intervenciones fueron más efectivas en lograr un aumento de la cantidad de fruta consumida por<br />
los niños y de verduras en el caso de los adultos. Es más, las intervenciones en poblaciones con mayor<br />
riesgo de enfermar mostraron con mayor frecuencia aumentos estadísticamente significativos en el consumo<br />
de frutas y verduras, con respecto a los encontrados con acciones sobre la población en general. Por ejemplo,<br />
los seis estudios realizados en poblaciones en riesgo fueron efectivos, mientras que sólo 8 de 14 estudios<br />
en la población general mostraron efectos significativos sobre la cantidad de fruta consumida. Una diferencia<br />
ligeramente menor (5 de 7 estudios sobre poblaciones en alto riesgo y 5 de 14 estudios sobre población<br />
general) mostraron un aumento en el consumo de verduras.<br />
Una alimentación saludable y variada<br />
Las revisiones hechas por Roe et al. (33) sobre alimentación saludable mostraron que los estudios de mejor<br />
calidad en su diseño, en los cuales se midieron los efectos sobre la dieta, lograron algún resultado favorable.<br />
El impacto logrado con mayor frecuencia fue el cambio en la ingestión de grasa; la revisión crítica de los<br />
datos demostró una disminución entre 1% y 4% de las calorías provenientes de grasa, en las intervenciones<br />
a largo plazo sobre población en general. De forma similar, los estudios de mejor calidad llevados a cabo en<br />
las escuelas, lugares de trabajo y en los consultorios médicos demostraron una reducción en los niveles de<br />
colesterol plasmático de 2% a 10%. La mayoría de los estudios de intervención en la población general no<br />
mostraron efectos sobre la colesterolemia. Las mayores reducciones en la grasa ingerida (10% a 16% de<br />
la energía total) y del colesterol plasmático (7% a 10%) se lograron en individuos muy motivados que formaban<br />
parte de programas más intensivos. El programa de Carelia del Norte, en Finlandia (20), obtuvo cambios<br />
significativos en la alimentación, incluso un aumento del consumo de leche descremada y de aceite vegetal<br />
y una disminución del consumo de manteca, con una disminución de las enfermedades coronarias.<br />
Además, el consumo de verduras aumentó de 20 kg por persona por año en 1970, a 66 kg en 1994, con<br />
aumentos similares también para las frutas.<br />
A la fecha, no existen datos publicados sobre este tipo de intervenciones en poblaciones latinoamericanas.<br />
Métodos y características de las intervenciones eficaces<br />
No se conoce un solo programa de intervención (sea de población o individual) que por sí solo pueda cambiar<br />
el comportamiento alimentario. Se considera que la educación sanitaria es necesaria, pero no suficiente por<br />
sí sola, para asegurar el éxito de las intervenciones. A continuación se hace una descripción detallada de<br />
los métodos y las características de las acciones efectivas de intervención.<br />
PREVENCION DEL CANCER: ESTRATEGIAS BASADAS EN LA EVIDENCIA<br />
Una guía de la UICC para América Latina