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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

Capítulo 10<br />

Brody cogió su cerveza y metió una pizza congelada en el horno. Cuando pulsó<br />

el botón <strong>de</strong>l contestador automático, se oyó un mensaje <strong>de</strong> su agente. Había<br />

conseguido un excelente acuerdo con una editorial para el libro previsto para<br />

principios <strong>de</strong>l otoño. Lo que podía merecer una segunda cerveza con la cena.<br />

Tal vez <strong>de</strong>rrocharía parte <strong>de</strong> los ingresos que le correspondiesen en una<br />

televisión nueva. Una <strong>de</strong> plasma. Podía colgarla sobre la chimenea. ¿Las pantallas <strong>de</strong><br />

plasma se podían colgar sobre una chimenea, o se estropeaban con el calor? Bueno,<br />

ya se enteraría, porque sería muy agradable tumbarse en el sofá a ver los <strong>de</strong>portes en<br />

una <strong>de</strong> esas pantallas enormes.<br />

Pero por el momento se quedó en el umbral <strong>de</strong> la cocina, bebiéndose la cerveza<br />

mientras contemplaba cómo la luz se atenuaba y las sombras se intensificaban en<br />

dirección a la noche.<br />

El silencio cayó con tanta suavidad como aquella primera cerveza fría.<br />

Tenía que recuperar las horas <strong>de</strong> trabajo perdidas; no podía permitirse una<br />

enorme televisión <strong>de</strong> plasma sin <strong>de</strong>dicar tiempo ante el teclado. Eso significaba que<br />

antes <strong>de</strong> acostarse invertiría un par <strong>de</strong> horas en el libro que estaba escribiendo.<br />

Estaba <strong>de</strong>seando ponerse manos a la obra.<br />

Tenía que matar a una mujer.<br />

De todos modos, mientras se tomaba la cerveza y esperaba su pizza, podía<br />

ocupar su tiempo en pensar en otra mujer.<br />

Ella no pasaba con suavidad. Reece Gilmore tenía <strong>de</strong>masiados cantos mellados<br />

para <strong>de</strong>slizarse con facilidad <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un hombre. Tal vez por eso le resultaba tan<br />

intrigante pese a que no había tenido intención alguna <strong>de</strong> sentirse intrigado. Le<br />

gustaban sus contrastes; fuerte y frágil, pru<strong>de</strong>nte e impetuosa. La gente que<br />

caminaba en línea recta siempre por la misma calle resultaba aburrida al cabo <strong>de</strong> un<br />

tiempo.<br />

A<strong>de</strong>más, no podía evitar sentir que estaban juntos en aquella situación tan<br />

particular.<br />

Hasta que superasen aquella situación, sería interesante averiguar más sobre<br />

ella.<br />

Miró a su alre<strong>de</strong>dor. El or<strong>de</strong>nador portátil estaba sobre la mesa.<br />

«No <strong>de</strong>jes para mañana lo que puedas hacer hoy», <strong>de</strong>cidió, y con otro sorbo <strong>de</strong><br />

cerveza cerró la puerta.<br />

Conectó el aparato y luego sacó la pizza <strong>de</strong>l horno. La rueda <strong>de</strong> cortar era, junto<br />

con la cafetera, uno <strong>de</strong> sus pocos utensilios <strong>de</strong> cocina. Puso toda la pizza, cortada en<br />

cuatro triángulos, en un plato, cogió un par <strong>de</strong> servilletas <strong>de</strong> papel y, tras abrir una<br />

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