12.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

personas más fuertes que conozco.<br />

La respiración <strong>de</strong> Reece se oía entrecortada.<br />

—Me parece que no sales mucho.<br />

—Ahí lo tienes. ¿Lo ves? —contestó él, esbozando una sonrisa y dándole un<br />

golpecito en la frente con un <strong>de</strong>do—. Coge lo que necesites; más vale que pases esta<br />

noche en mi casa.<br />

—No puedo asimilar esto.<br />

—Lo harás —dijo mientras hurgaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la bolsa <strong>de</strong> la compra—. ¿Esto es<br />

la cena?<br />

—¡Oh, mierda! ¡Las vieiras!<br />

Brody comprendió que se había recuperado cuando se precipitó hacia la bolsa y<br />

metió la mano.<br />

—Gracias a Dios pedí que las metieran en la bolsa con un paquete <strong>de</strong> hielo. Aún<br />

están frías. Una <strong>de</strong> las ventajas <strong>de</strong> tener el termostato bajo.<br />

—Me gustan las vieiras.<br />

—A ti te gusta todo lo que se pueda comer. —Se aferró a la encimera y cerró los<br />

ojos—. No permitas que me <strong>de</strong>rrumbe. No lo permitas.<br />

—Te dije que las mujeres histéricas me fastidian.<br />

—Me dijiste que las neuróticas te resultaban excitantes.<br />

—Es verdad. Hay una diferencia entre la histeria y la neurosis, pero la verdad<br />

es que no eres lo bastante neurótica para mí, así que voy a aprovecharte hasta que<br />

aparezca algo mejor.<br />

Reece se frotó los enrojecidos ojos.<br />

—Me parece justo.<br />

—Cuando aparezca, podrás seguir cocinando para mí.<br />

—Gracias —dijo Reece; <strong>de</strong>jó caer las manos y lo miró—. Cuando me he echado<br />

a llorar, me has abrazado. Menudo fastidio <strong>de</strong>be <strong>de</strong> haber sido para ti.<br />

—No estabas histérica, estabas dolida. Pero no te acostumbres.<br />

—Te quiero. Estoy enamorada <strong>de</strong> ti.<br />

Durante diez segundos completos Reece no oyó absolutamente nada. Y cuando<br />

él habló, captó en su tono una pizca <strong>de</strong> miedo mezclada con el fastidio.<br />

—Maldita sea, ninguna buena acción queda impune.<br />

Reece soltó una carcajada. Y su cali<strong>de</strong>z le calmó la garganta irritada, los nervios<br />

irritados.<br />

—Ya lo ves. Debo <strong>de</strong> haber perdido el juicio. No te preocupes por lo que he<br />

dicho, Brody. —Se volvió y observó que él la miraba con el mismo respeto cauto que<br />

un hombre muestra por una bomba <strong>de</strong> relojería—. Debajo <strong>de</strong> todas las neurosis, soy<br />

una mujer inteligente y mo<strong>de</strong>rna. No eres responsable <strong>de</strong> mis sentimientos ni estás<br />

obligado a correspon<strong>de</strong>r. Pero cuando has vivido lo que he vivido yo, apren<strong>de</strong>s a no<br />

dar nada por sentado. Ni el tiempo, ni a las personas, ni los sentimientos. Mi<br />

psiquiatra me animó a llevar un diario —continuó mientras metía lo necesario en una<br />

bolsa—. A reflejar mis sentimientos y mis emociones en un papel. Eso me ha<br />

ayudado a expresarlos. Como ahora, por ejemplo.<br />

— 194 —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!