12.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

materializaban—. ¿Cómo pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cirme eso? Me has traído aquí para ponerme<br />

cachondo y luego <strong>de</strong>jarme tirado. Las mujeres que hacen eso solo merecen un<br />

nombre.<br />

Linda-Gail levantó la barbilla muy <strong>de</strong>spacio hasta que los ojos <strong>de</strong> ambos se<br />

encontraron. Los <strong>de</strong> ella disparaban balas calientes.<br />

—Si piensas así, más vale que te largues ahora mismo.<br />

—Me voy —dijo él, poniéndose en pie—. ¿Qué <strong>de</strong>monios quieres?<br />

—Cuando lo adivines, pue<strong>de</strong>s volver —respondió ella levantándose y<br />

arrojándole el sombrero—. Pero si te vas <strong>de</strong> aquí a buscar a una <strong>de</strong> esas mujeres y yo<br />

me entero, no volverás a entrar por esa puerta.<br />

—¿Así que no puedo tenerte a ti ni a ninguna otra hasta que te dé la gana?<br />

—No, Cas, no pue<strong>de</strong>s tenerme a mí ni a ninguna otra hasta que entiendas la<br />

diferencia. Lo que sí sabes es por dón<strong>de</strong> se sale.<br />

Frustrada, Linda-Gail se metió en su dormitorio y cerró la puerta <strong>de</strong> golpe.<br />

Por un momento, Cas se quedó mirando por dón<strong>de</strong> se había ido. ¿Qué puñetas<br />

había pasado? Aún percibía el sabor <strong>de</strong> ella, aún conservaba en la palma <strong>de</strong> la mano<br />

el calor <strong>de</strong> su pecho. ¿Y se marchaba dando un portazo?<br />

Furioso, salió <strong>de</strong> la casa. «Las mujeres como ella —pensó—, las mujeres que<br />

utilizan a los hombres, que les mandan <strong>de</strong> acá para allá, que juegan con ellos,<br />

<strong>de</strong>berían pagar un precio.<br />

Subió a su furgoneta dando un portazo y lanzó una torva mirada hacia la casa<br />

<strong>de</strong> los postigos amarillos. Ella creía conocerle, creía tenerle atrapado.<br />

Estaba muy equivocada.<br />

— 223 —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!