Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />
vaya.<br />
—Me siento torpe.<br />
—No, no es verdad.<br />
Brody <strong>de</strong>jó que sus manos vagasen y observó cómo volvía el color a las mejillas<br />
<strong>de</strong> Reece.<br />
—Yo te encuentro suave, más bien <strong>de</strong>lgada. Pero no torpe. Bésame otra vez.<br />
Reece posó sus labios en los <strong>de</strong> él y se liberó <strong>de</strong>l pánico. El corazón <strong>de</strong>l hombre<br />
latía con fuerza y firmeza contra el suyo; sus labios exigían la rendición. El sabor <strong>de</strong><br />
Brody, una vez más, <strong>de</strong>spertó todos aquellos apetitos negados durante tanto tiempo.<br />
Sin embargo, cuando él la levantó por las ca<strong>de</strong>ras Reece empezó a protestar, a<br />
apartarse. Pero él la sujetó y sus ojos la atraparon hasta que se <strong>de</strong>slizó en su interior.<br />
La sacudió un estremecimiento <strong>de</strong> alivio, placer y <strong>de</strong>seo. Luego empezó a<br />
moverse y su cuerpo comenzó a respon<strong>de</strong>r.<br />
Gritó cuando la asaltó la primera oleada <strong>de</strong> placer, una conmoción, un<br />
torbellino <strong>de</strong> felicidad en estado puro.<br />
Reece gimió mientras se levantaba <strong>de</strong> nuevo. Mientras se entregaba a la<br />
sensación y a Brody. Y al final, mientras recibía y recibía.<br />
Se <strong>de</strong>jó arrastrar por la siguiente oleada <strong>de</strong> placer. El orgasmo parecía partirla<br />
en dos. Sentía al hombre palpitar con ella, latido a latido.<br />
«Gracias, Dios mío, gracias», pensó sollozando.<br />
Cuando Brody se incorporó, la tomó por los brazos y le mordió el hombro, fue<br />
Reece la que los llevó a ambos a la culminación.<br />
Reece yacía satisfecha, <strong>de</strong>slumbrada y agra<strong>de</strong>cida. No tenía ni i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué <strong>de</strong>cir<br />
o hacer a continuación, pero sentía el cuerpo relajado. «Caramba —corrigió—, está<br />
relajado, pero mi corazón sigue retumbando como un tambor.» Si pudiese reunir la<br />
energía suficiente, faltaría a su palabra y lloraría.<br />
Lágrimas <strong>de</strong> felicidad en estado puro.<br />
Había acariciado y sido acariciada; había dado y recibido. Había tenido un<br />
orgasmo —por fin— tan fuerte y brillante como un gran puñado <strong>de</strong> diamantes.<br />
Y sabía <strong>de</strong> sobra que no era la única.<br />
—Quiero darte las gracias. ¿Es una tontería?<br />
El se movió lo justo para pasarle una mano por la espalda.<br />
—La mayoría <strong>de</strong> las mujeres me envían <strong>de</strong>spués regalos. Puedo conformarme<br />
con las gracias, pero solo por esta vez.<br />
Reece se echó a reír mientras se incorporaba para mirarle. Brody tenía los ojos<br />
cerrados y el rostro relajado. Su expresión <strong>de</strong> pura satisfacción masculina le infundió<br />
<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> saltar <strong>de</strong> la cama y bailar la danza <strong>de</strong> la victoria.<br />
Oh, sí, había dado tanto como había recibido.<br />
—He preparado la cena —le recordó.<br />
—Es verdad. Eso cuenta —respondió él mientras abría los ojos<br />
perezosamente—. ¿Cómo estás, Flaca?<br />
—¿Quieren saber la verdad? Deje <strong>de</strong> creer que volvería a sentirme así. Solo era<br />
una pérdida más, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l conjunto... Bueno, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l conjunto es una pérdida<br />
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