Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel
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NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />
<strong>de</strong>mos cuenta estará aquí el verano. Ya están llegando un montón <strong>de</strong> turistas. No<br />
tendremos ese cielo solo para nosotros durante mucho más.<br />
—Supongo que no me has pedido que te acompañe fuera para mirar las<br />
estrellas.<br />
—No. Voy a explicarte lo que pienso, Brody —dijo situándose <strong>de</strong> frente a él—.<br />
En primer lugar, no hay señales <strong>de</strong> que hayan forzado esa puerta. Y tú has asegurado<br />
que estaba cerrada con llave.<br />
—Ha forzado la cerradura, tiene una ganzúa. Ya lo ha hecho antes.<br />
—¡Jesús! —exclamó Rick pasándose la mano por la cara con evi<strong>de</strong>nte<br />
frustración —, ¿Y ha conseguido hacerlo justo en el momento en que ella estaba abajo<br />
sola y tú estabas en la ducha? A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> una ganzúa, ¿ese tipo tiene superpo<strong>de</strong>res?<br />
—Debía <strong>de</strong> estar vigilando la casa.<br />
—¿Para qué? ¿Para jugar al hombre <strong>de</strong>l saco? Si iba a hacer algo, lo habría<br />
hecho cuando ella estuviera sola. Si es que existe.<br />
—Espera un momento, jo<strong>de</strong>r.<br />
—No, espera tú. Soy un hombre comprensivo, Brody. Cuando un hombre lleva<br />
una placa y una pistola, más vale que tenga una buena dosis <strong>de</strong> comprensión. Tengo<br />
una mente abierta, pero no soy tonto. Tenemos a una mujer con un historial <strong>de</strong><br />
trastornos emocionales, que ha bebido, que sale <strong>de</strong> la cama y ve al mismo hombre al<br />
que vio matar a una mujer <strong>de</strong>sconocida... que solo ella ha visto. Y eso ocurre en el<br />
momento exacto en que no hay nadie para comprobarlo. No hay señales <strong>de</strong> que haya<br />
entrado nadie en esta cabaña ni <strong>de</strong> que hayan mero<strong>de</strong>ado por los alre<strong>de</strong>dores. Igual<br />
que no había señales <strong>de</strong> que matasen a nadie junto al río, ni <strong>de</strong> que alguien se colase<br />
en su apartamento, ni <strong>de</strong> que tocasen su colada en el hotel. Tú te acuestas con ella, así<br />
que quieres creerle. No hay nada tan atractivo como una dama en apuros.<br />
A Brody le dominó la furia.<br />
—¡Qué gilipollez! ¡Eso es una puta gilipollez! ¡Ya que llevas esa placa, tienes la<br />
responsabilidad <strong>de</strong> proteger y servir a la gente!<br />
—Tengo la responsabilidad <strong>de</strong> proteger y servir a este pueblo, a las personas <strong>de</strong><br />
este pueblo. Cabréate todo lo que quieras —dijo, asintiendo—. Pue<strong>de</strong>s cabrearte,<br />
pero yo ya he hecho todo lo que he podido por Reece Gilmore. Los turistas están a<br />
punto <strong>de</strong> llegar, y no puedo <strong>de</strong>sperdiciar un tiempo y unos efectivos que necesito<br />
para mantener el or<strong>de</strong>n aquí persiguiendo sus fantasmas. Lo siento por ella, la<br />
verdad. Es una mujer agradable que ha tenido muy mala suerte. Va a tener que<br />
superarlo y sentar la cabeza. Hazte un favor, convéncela para que vaya a un<br />
psiquiatra.<br />
—Tenía mejor opinión <strong>de</strong> ti, Rick.<br />
—Llegados a este punto, Brody —dijo Rick en tono aburrido mientras abría la<br />
puerta <strong>de</strong> la furgoneta—, yo puedo <strong>de</strong>cir lo mismo <strong>de</strong> ti. —Subió, cerró con un<br />
portazo y mientras arrancaba el motor añadió—. Si te importa esa mujer, búscale<br />
ayuda. La necesita.<br />
Cuando Brody volvió a entrar, Reece estaba guisando. Había arroz en una olla<br />
tapada, y pollo y ajo salteándose en una sartén.<br />
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