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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

mesa y he tropezado con Jud. Ha sido un acci<strong>de</strong>nte.<br />

—Estaba bebiendo —continuó Rick.<br />

—Media cerveza. Por el amor <strong>de</strong> Dios. Me encontraba en un bar; claro que<br />

estaba bebiendo. Como todos los <strong>de</strong>más. Y no estaba borracha. Me asusté, vale. Eso<br />

es. Me asusté. Vi...<br />

—¿Qué vio?<br />

—Vi a un hombre con una gorra anaranjada <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la multitud.<br />

La expresión aburrida y enojada <strong>de</strong> Rick cambió <strong>de</strong> pronto.<br />

—¿Vio al hombre que había visto junto al río?<br />

—No lo sé. No pu<strong>de</strong> verlo bien. Todo ocurrió tan <strong>de</strong>prisa... Me levanté. Quería<br />

marcharme. Quería verlo mejor.<br />

—¿Quería marchase o verle mejor?<br />

—Las dos cosas —replicó ella en tono seco—. Estaba asustada. Se me cayó la<br />

cerveza. Di un traspié. Eso es todo.<br />

El suspiró con fuerza. Le había sacado <strong>de</strong> la cama la llamada histérica <strong>de</strong> una <strong>de</strong><br />

las camareras <strong>de</strong> Clancy's. Acababa <strong>de</strong> cerrar los ojos y había tenido que levantarse,<br />

volver a vestirse y bajar a poner or<strong>de</strong>n en el bar.<br />

Ahora tenía que abrirse paso entre daños contra la propiedad, daños personales<br />

y posibles cargos civiles y penales.<br />

—Min Hobalt afirma que usted la golpeó. Tengo aquí otra <strong>de</strong>claración que dice<br />

que <strong>de</strong>rribó una mesa, lo que provocó que una jarra <strong>de</strong> cerveza cayese sobre el pie <strong>de</strong><br />

una tal Lee Shanks <strong>de</strong> <strong>San</strong> Diego. Tengo a una turista con un <strong>de</strong>do <strong>de</strong>l pie roto.<br />

—Yo no le he pegado a nadie —aseguró Reece, pese a que no estaba <strong>de</strong>l todo<br />

segura—. No a propósito. Trataba <strong>de</strong> recuperar el equilibrio. Me dieron un codazo en<br />

la cara y vi las estrellas. Me sentía asustada. Me caí contra una mesa, no la <strong>de</strong>rribé.<br />

Son cosas muy distintas. Soy yo la que se ha llevado un golpe en la cara —continuó—<br />

. Soy yo la que tiene todo el cuerpo magullado.<br />

Él resopló.<br />

—¿Quién empezó?<br />

—No lo sé. El tipo al que llamaban Chuck le dio un pequeño empujón a Cas;<br />

Cas se lo <strong>de</strong>volvió. Luego vi...vi la gorra.<br />

—Vio la gorra.<br />

—Sé que suena ridículo. Y sí, sí, ya sé que muchos hombres <strong>de</strong> por aquí llevan<br />

esa maldita gorra. Pero estaba nerviosa porque veía que se avecinaba una pelea,<br />

entonces vi la gorra y perdí un poco los papeles. Vaya sorpresa.<br />

—Clancy ha dicho que se disponía a acabar con aquello cuando ese vaso se cayó<br />

al suelo. Dice que fue como si sonase la campana en un ring <strong>de</strong> boxeo. Y cuando ese<br />

vaquero chocó contra el turista, no hizo falta nada más.<br />

—O sea, que es culpa mía —dijo Reece, imperturbable—. Muy bien. Acúseme<br />

<strong>de</strong> provocar disturbios, o lo que quiera. Eso sí, <strong>de</strong>me una puñetera aspirina antes <strong>de</strong><br />

cerrar la celda.<br />

—Nadie va a encerrarla. Por el amor <strong>de</strong> Dios. —Rick se frotó la cara y se<br />

pellizcó el puente <strong>de</strong> la nariz—. El caso es que tiene la costumbre <strong>de</strong> liar las cosas.<br />

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