12.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

Esta vez, cuando ella se disponía a cerrar, fue Cas quien dio una patada a la<br />

puerta.<br />

—¿De qué <strong>de</strong>monios hablas? Corta el rollo. Hoy he trabajado catorce horas para<br />

po<strong>de</strong>r tener la noche libre y verte.<br />

—¿Ah, sí? Pues me parece injusto, anoche ya hiciste horas extraordinarias... Con<br />

un caballo con cólicos. —Al ver la mueca <strong>de</strong> él, entornó los ojos y añadió—. Hijo <strong>de</strong><br />

puta mentiroso. Pue<strong>de</strong> que estuvieses revoleándote en el heno, pero no fue con<br />

ningún puto caballo.<br />

—No fue así. Espera un momento.<br />

—¿Cómo pudiste mentirme? —dijo ella mientras giraba sobre sus talones y se<br />

alejaba a gran<strong>de</strong>s zancadas—. Te dije que no sería una más, Cas.<br />

—No lo eres. No pue<strong>de</strong>s serlo. Demonios, nunca lo has sido. Vamos a sentarnos<br />

un momento.<br />

—No quiero que te sientes en mi casa. Te di lo que querías y ahora se ha<br />

terminado.—No digas eso. Linda-Gail, cariño, no es lo que piensan.<br />

—Entonces, ¿qué es, Cas? ¿No me mentiste?<br />

Él se echó hacia atrás el sombrero.<br />

—Bueno sí, te mentí, pero...<br />

—Lárgate.<br />

Él arrojó a un lado la rosa y luego el sombrero.<br />

—No pienso marcharme así. Sí, te mentí sobre lo que hice anoche, pero tenía<br />

una buena razón para hacerlo.<br />

—¿Y cómo se llama? ¿Es guapa?<br />

La frustración y el atisbo <strong>de</strong> vergüenza se endurecieron en su rostro hasta<br />

convertirse en una fría irritación.<br />

—Yo no hago trampas —dijo él—. Nunca he hecho trampas, ni con las mujeres,<br />

ni con las cartas, ni con nada. Si quiero ir a por otra, antes <strong>de</strong>jo a la que tengo. No<br />

engaño a nadie. ¿Por qué iba a empezar contigo cuando tú eres la que me importa?<br />

—No lo sé. Me gustaría saberlo.<br />

Los ojos <strong>de</strong> Linda-Gail se llenaron <strong>de</strong> lágrimas.<br />

—No estaba con otra mujer, Linda-Gail. Te lo juro.<br />

—¿Y se supone que tengo que creerte, cuando ya me has mentido?<br />

—Tienes razón, pero yo también la tengo. Si me quieres, esta vez tienes que<br />

confiar en mí.<br />

—La confianza <strong>de</strong>be ganarse, William —dijo mientras se secaba las lágrimas<br />

con rabia—. Dime dón<strong>de</strong> estabas.<br />

—No puedo. Aún no. No te vayas. No, cariño. Tenía que hacer una cosa. No era<br />

otra mujer.<br />

—Entonces, ¿por qué no me lo dices?<br />

—Te lo diré si esperas hasta el sábado por la noche.<br />

—¿Qué tiene que ver el sábado por la noche?<br />

—Tampoco puedo <strong>de</strong>cirte eso. Pero todo forma parte <strong>de</strong> lo mismo. Dame hasta<br />

el sábado por la noche. Quiero quedar el sábado por la noche contigo.<br />

— 299 —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!