12.05.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

—Tienes toda la razón. Debería haberme dado cuenta —dijo mirando a Joanie,<br />

que sacaba <strong>de</strong>l horno las galletas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno—. La tomé contigo y con Brody<br />

porque sois las personas más cercanas a mí. Las dos personas en las que más confío.<br />

—Lo tomaré como un cumplido.<br />

—¿Vino Cas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que nos encontrásemos en la tienda?<br />

—Sí. ¡Linda-Gail, abre! Pero como no pienso aceptar tus ór<strong>de</strong>nes, recibirás tu<br />

cheque el día <strong>de</strong> cobro, como los <strong>de</strong>más.<br />

—También la tomé con él y con el señor Drubber.<br />

—Los hombres adultos <strong>de</strong>berían ser capaces <strong>de</strong> aguantar el mal genio <strong>de</strong> una<br />

mujer <strong>de</strong> vez en cuando.<br />

Un bufido <strong>de</strong> Linda-Gail llevó a Joanie a mirar por encima <strong>de</strong> su hombro.<br />

—Algunos hombres nunca se convierten en adultos, son niños mimados toda la<br />

vida. La única forma <strong>de</strong> herir los sentimientos <strong>de</strong> Cas, Reece, es darle una buena<br />

patada en las pelotas. Son lo único que le importa.<br />

—Pue<strong>de</strong> que sea un gilipollas, Linda-Gail —dijo Joanie en tono ligero—, pero<br />

sigue siendo mi hijo.<br />

Aunque se ruborizó un poco, Linda-Gail se encogió <strong>de</strong> hombros.<br />

—No puedo evitar verlo <strong>de</strong> ese modo. Por si estás preocupada, Reece, Cas me<br />

dijo que se dio cuenta <strong>de</strong> que estabas muy trastornada. No te guarda rencor por nada<br />

<strong>de</strong> lo que dijiste.<br />

Se abrió la puerta con un tintineo.<br />

—Hola, doctor Wallace; hola, señor Drubber —saludó Linda-Gail, agarrando la<br />

cafetera—. Esta mañana han madrugado mucho.<br />

Reece encorvó los hombros, pero saco los huevos y el beicon, que esperaba<br />

preparar enseguida.<br />

—Seguro que Mac tampoco te guarda rencor—dijo Joanie, dándole un par <strong>de</strong><br />

palmaditas en la espalda que la tomaron por sorpresa—. Si más tar<strong>de</strong> quieres<br />

aprovechar tu <strong>de</strong>scanso, pue<strong>de</strong>s ir a mi <strong>de</strong>spacho y llamar al proveedor. Te daré un<br />

presupuesto <strong>de</strong> cincuenta dólares, ni un centavo más, para encargar esas puñeteras<br />

hierbas y otras cosas por las que siempre gimoteas.<br />

—Con cincuenta puedo hacer mucho.<br />

«Para empezar», pensó Reece, y en su fuero interno cantó victoria.<br />

—Eso espero —dijo Joanie entre dientes.<br />

En la mesa, el doctor empezó a trocear la pila <strong>de</strong> tortitas. No era su día <strong>de</strong><br />

tortitas, pero le fue difícil negárselas cuando Mac le pidió que se reunieran a la hora<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sayuno. Y tomar una segunda taza <strong>de</strong> café auténtico en lugar <strong>de</strong> pasarse al<br />

<strong>de</strong>scafeinado no era, en conjunto, tan grave.<br />

—Vamos, Mac, sabe que no puedo hablar <strong>de</strong>l historial médico <strong>de</strong> Reece. Es<br />

confi<strong>de</strong>ncial.<br />

—No le pido que lo haga. Solo te pregunto qué opina. Le digo que esa chica<br />

tiene problemas. Usted no la vio ayer —dijo Mac, haciendo un gesto con el tenedor<br />

antes <strong>de</strong> atacar sus huevos rancheros—. Yo sí.<br />

—Ya he oído bastante sobre eso.<br />

— 226 —

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!