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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

—Se lo agra<strong>de</strong>cería mucho, señor Drubber.<br />

—Será un momento. No me extraña que esté un poquito nerviosa. Un buen<br />

cerrojo le ayudará a sentirse mejor.<br />

—Sí, lo sé. —Se volvió al oír que se abría la puerta—. Buenos días, señor<br />

Sampson —-dijo cuando vio entrar a Cari.<br />

—Buenos días. ¿Cómo está?<br />

—Estoy bien. Mmm..., supongo que el sheriff habrá hablado ya con uste<strong>de</strong>s,<br />

pero me pregunto si en los últimos días han visto en el pueblo a una mujer con el<br />

pelo largo y oscuro y un abrigo rojo.<br />

—Vinieron algunos excursionistas —le dijo Mac—, todos hombres, aunque dos<br />

<strong>de</strong> ellos llevaban pendientes. Uno en la nariz.<br />

—Se ven muchos en invierno, cuando vienen los aficionados al snowboard —<br />

comentó Cari—. Los chicos llevan más quincalla que las chicas. Mac, hace un par <strong>de</strong><br />

días pasó por aquí una pareja <strong>de</strong> jubilados <strong>de</strong> Minnesota con una autocaravana.<br />

—La mujer tenía el pelo canoso, Cari, y él pesaba al menos ciento treinta kilos.<br />

No son el tipo <strong>de</strong> personas por las que preguntaba el sheriff.<br />

—Por cierto —dijo Cari mirando a Reece—, podría ser que la pareja a la que<br />

usted vio estuviese peleándose en broma, haciendo el tonto. La gente hace cosas<br />

rarísimas.<br />

—Sí, es cierto —contestó Reece mientras sacaba el mone<strong>de</strong>ro—. ¿Le <strong>de</strong>jo a usted<br />

el cerrojo, señor Drubber?<br />

—Sí, mejor. Ah, y guár<strong>de</strong>se el dinero. Se lo apuntaré a Joanie.<br />

—Oh, no, es para mí, así que...<br />

—¿Piensa quitarlo <strong>de</strong> la puerta y llevárselo a algún sitio?<br />

—No, pero...<br />

—Ya lo arreglaré con Joanie. ¿Tienen hoy sopa <strong>de</strong>l día?<br />

—De fi<strong>de</strong>os y pollo, al estilo antiguo.<br />

—Eso suena muy bien. ¿Necesita algo más?<br />

—Pues sí, pero tendré que venir <strong>de</strong>spués. He <strong>de</strong> volver al trabajo.<br />

—Deme la lista —dijo Mac antes <strong>de</strong> coger un lápiz y hume<strong>de</strong>cer la punta—. Se<br />

lo subiré cuando vaya a comer.<br />

—Me vendrá estupendamente. Necesito una tapa pequeña <strong>de</strong> ternera, medio<br />

kilo <strong>de</strong> patatas nuevas, medio kilo <strong>de</strong> zanahorias...<br />

Cuando acabó, Mac levantó las cejas.<br />

—Parece que va a cenar en compañía.<br />

—Así es. He invitado a Brody. Últimamente me ha ayudado en algunas cosas.<br />

¿Qué mal había?<br />

—Apuesto a que él sale ganando.<br />

—Si sobra algo, es para usted. Por poner el cerrojo.<br />

—Trato hecho.<br />

La muchacha regresó, aspirando el aire limpio y fresco que había <strong>de</strong>jado la<br />

tormenta nocturna. Había conseguido manejar la situación. Había hecho lo más<br />

sensato.<br />

— 123 —

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