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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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NORA ROBERTS ÁNGELES CAÍDOS<br />

—¿Ves ese pájaro? Es un rascadorcito migratorio.<br />

A Reece le entró la risa tonta.<br />

—¿Te lo estás inventando?<br />

—No. Estoy bastante seguro <strong>de</strong> que eso que canta es un turpial —dijo mientras<br />

sacaba una manta <strong>de</strong>l maletero y se la lanzaba—. ¿Por qué no extien<strong>de</strong>s eso?<br />

—¿Para qué necesitamos una manta, si pue<strong>de</strong> saberse?<br />

—Ese tono indica que estás hecha polvo. Me gusta. Sin embargo, la manta es<br />

para que nos sentemos mientras bebemos el vino que tengo en la nevera portátil.<br />

Falta más o menos una hora para que se ponga el sol. Este es un buen sitio para beber<br />

vino y ver la puesta <strong>de</strong> sol.<br />

—Brody...<br />

El sacó la nevera portátil y la miró.<br />

—¿Sí?<br />

—Tenemos que repasar tu día cojonudo punto por punto, para que puedas<br />

tener más.<br />

Reece extendió la manta y se sentó. Enarcó las cejas al ver que no solo habría<br />

vino, sino también queso, pan y unas hermosas uvas moradas.<br />

Los motivos <strong>de</strong> irritación, enojo, preocupación se <strong>de</strong>svanecieron uno tras otro.<br />

—Guau... No esperaba acabar el día con un picnic.<br />

—No lo harás. Lo acabarás sudando conmigo en la cama. Esto es el preludio.<br />

—Hasta ahora me gusta.<br />

Probó el vino y contempló el mar <strong>de</strong> color, las hojas tiernas, las grandiosas<br />

montañas.<br />

—¿Cómo he podido pensar que echaba <strong>de</strong> menos el ver<strong>de</strong>?<br />

—¿Qué ver<strong>de</strong>?<br />

Reece se echó a reír y se metió un grano <strong>de</strong> uva en la boca.<br />

—Estaba tan cabreada... Debbie Mardson solo ha intentado ser amable... más o<br />

menos. Yo estaba hablando <strong>de</strong> sumergirme en la rutina, hacer oídos sordos a los<br />

martillazos, que me recordaban lo que había pasado. Y entonces Debbie me ha<br />

sacado <strong>de</strong> ahí... Vamos, siéntate, tómate un respiro, conversemos. Cree que hacemos<br />

buena pareja.<br />

—Por supuesto. Tú eres bonita, pero no a la manera tradicional. Y yo estoy muy<br />

bueno.<br />

Ella le miró.<br />

—¿Qué es eso <strong>de</strong> que no soy bonita a la manera tradicional?<br />

—No eres blanca como la leche, ni seductora y exótica, ni típicamente<br />

americana. Lo mezclas todo. Y resulta <strong>de</strong> lo más atractivo.<br />

Se comieron el pan y el queso, se bebieron el vino y contemplaron cómo el sol se<br />

<strong>de</strong>slizaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las montañas hasta que su perfil pasó <strong>de</strong>l plata al rojo fuego.<br />

—Esto es mejor que el aceite <strong>de</strong> lavanda —dijo ella. Se inclinó hacia <strong>de</strong>lante<br />

hasta encontrar los labios <strong>de</strong> él con los suyos, y luego se <strong>de</strong>slizó en el beso tan<br />

suavemente como el sol se <strong>de</strong>slizaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la montaña—. Gracias.<br />

Él le puso una mano en la nuca, la atrajo un poco más hacia sí e hizo el beso un<br />

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