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Acta Latinoamericana de Matemática Educativa
La concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje como una unidad, permite plantear
la evaluación como la valoración integral de los resultados obtenidos de la actividad que
conjuntamente han realizado los agentes directos del proceso. Así la evaluación del
aprovechamiento escolar debe plantearse como un proceso que supone apreciaciones
sistemáticas, el uso de diferentes medios que permiten enjuiciar el desarrollo del proceso,
calificar el rendimiento individual y valorar el proceso para tomar medidas correctivas.
La evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje debe proporcionar una medida que
permita cuantificar y valorar las deficiencias de tipo académico y localizar sus causas, para
realizar los ajustes en el momento preciso, suministrando al evaluador indicios de la
efectividad de los métodos de enseñanza que se emplean, del contenido del curso, de las
áreas de difícil aprendizaje que le darán una guía eficaz para la selección de futuras
experiencias de aprendizaje.
La experiencia ha demostrado que la evaluación permite:
Conocer los resultados de la metodología empleada y hacer las correcciones de
procedimientos pertinentes.
Realimentar el mecanismo de aprendizaje buscando y determinando nuevas fuentes de
formación e información o reforzando las anteriores para refinar los aciertos y corregir los
errores.
Dirigir y enfocar los esfuerzos hacia los aspectos de mayor importancia o para superar
los más débiles.
Orientar lo referente a las respuestas y tareas.
Mantener al corriente a los involucrados sobre el grado de avance o nivel de logro
personal y grupal para estímulo gratificación y motivación para continuar adelante.
Reforzar oportunamente las áreas en las cuales el aprendizaje ha sido insuficiente.
Juzga la viabilidad de la metodología y el funcionamiento dadas las condiciones reales de
operación.
La evaluación pretende la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje en función de los
intereses de los educandos.
En otras palabras, la evaluación formativa es la que facilita en el proceso de enseñanza
aprendizaje, la mejora del proceso mismo, en el que pueden estar involucrados profesores y
alumnos. A este espacio los constructivistas le llaman la opción de creación de una nueva
perspectiva, construida mediante la reflexión de ambos ente. Como lo dice Flores y Reyes (1
997). “La participación, en este contexto, no se limita a la recepción pasiva del conocimiento
sistematizado, sino más bien supone la oportunidad y el compromiso de tomar parte en las
decisiones y el constituirse en actos y autor del hecho educativo. Esta propuesta es difícil de
aplicarla en la vida real del aula, sin embargo, hay que procurar la participación de educandos
y educadores en alguna medida, como partes importantes del proceso y con derecho a
“construir” una nueva realidad de aprendizaje.
Bajo este concepto de evaluación, cabe destacar la importancia de que los resultados de
las mediciones sean analizadas y comentadas con los estudiantes. La revisión y discusión
constante que debe darse a lo interno de las cátedras de Matemática en relación con el
desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje en cuanto al avance en el desarrollo de los
temas, las dificultades que surgen en el aula, las limitantes que se tienen durante las
prácticas, las oportunidades reales de intercambio de ideas docente-estudiante, el comentario
de ítemes de difícil resolución y la realimentación propia del proceso de evaluación que debe
propiciarse al realizar los diversos exámenes propuestos. Esta evaluación debe ser generada
a lo interno de las cátedras dado que facilita la comunicación, el intercambio de experiencias y
el crecimiento profesional ente los docentes.
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