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Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos

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así, pues, <strong>la</strong> estilización se impuso en el arte. Las obras <strong>de</strong>l Imperio Nuevo no tuvieron<br />

necesidad <strong>de</strong> conseguir un parecido; el nombre <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo era suficiente. Y he aquí una<br />

consecuencia interesante: llegó a ser posible robar una estatua y hacer<strong>la</strong> propia con sólo<br />

borrar el nombre original y sustituirlo por el <strong>de</strong>l <strong>la</strong>drón, lo que sucedió con frecuencia.<br />

Las obras que adornan <strong>la</strong>s tumbas y proporcionan <strong>de</strong>scanso al alma <strong>de</strong> los<br />

difuntos, pue<strong>de</strong>n consi<strong>de</strong>rarse como producciones <strong>de</strong> un arte comprometido (<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

punto <strong>de</strong> vista religioso). Eknatón alentó y protegió <strong>la</strong>s ten<strong>de</strong>ncias artísticas más libres.<br />

Las excavaciones <strong>de</strong> <strong>El</strong> Amarna han puesto al <strong>de</strong>scubierto algunos restos <strong>de</strong>l pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong><br />

Eknatón, y en <strong>la</strong>s afueras <strong>de</strong> "<strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong>l horizonte" se <strong>de</strong>scubrieron <strong>la</strong>s ruinas <strong>de</strong> un<br />

pabellón <strong>de</strong> recreo ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> jardines con estanques artificiales que pertenecía al rey.<br />

En el mismo pa<strong>la</strong>cio se han conservado en buen estado algunos fragmentos <strong>de</strong>l<br />

pavimento, con pinturas <strong>de</strong> extraordinario interés. Con una precisión que recuerda a los<br />

maestros japoneses, el artista reproduce los movimientos traviesos <strong>de</strong>l ternerillo que<br />

retoza en el prado salpicado <strong>de</strong> flores rojas y el vuelo p<strong>la</strong>teado <strong>de</strong> los pájaros; <strong>la</strong>s<br />

propias p<strong>la</strong>ntas parecen vivas y <strong>la</strong>s flores dob<strong>la</strong>n su tallo con <strong>la</strong> gracia que les da su<br />

vitalidad.<br />

En <strong>El</strong>-Amarna, en <strong>la</strong>s tumbas <strong>de</strong> los cortesanos y altos dignatarios, también<br />

encontramos obras <strong>de</strong> un arte consumado. Todas glorifican al dios <strong>de</strong>l Sol y a <strong>la</strong> familia<br />

real. Pero esto se produce <strong>de</strong> una manera completamente nueva. Antes, el soberano<br />

estaba representado como un semidiós y se le veía ofrecer sacrificios, matar a sus<br />

enemigos o sentado en su trono con inmutable majestad. Se diría que <strong>la</strong> sonrisa no podía<br />

adornar los <strong>la</strong>bios regios, que parecían estar hechos sólo para dar ór<strong>de</strong>nes. Las colosales<br />

estatuas <strong>de</strong> Egipto, en su inmutable serenidad, en <strong>la</strong> sobriedad imponente <strong>de</strong> sus<br />

actitu<strong>de</strong>s, se ajustan a <strong>la</strong>s líneas sencil<strong>la</strong>s pero majestuosas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s obras arquitectónicas a<br />

que pertenecen. <strong>El</strong> arte egipcio tradicional posee su estilo y su valor propios.<br />

<strong>El</strong> arte <strong>de</strong> <strong>El</strong>-Amarna ya está más cerca <strong>de</strong> nosotros. Así, vemos al faraón llevar<br />

<strong>la</strong>s riendas <strong>de</strong> sus fogosos caballos, y con él, en el carro, a su mujer, <strong>la</strong> bellísima<br />

Nefertiti, y a su hijito. Al niño se le ha confiado el carcaj <strong>de</strong> su padre, y <strong>la</strong> reina<br />

manifiesta su alegría con un beso. Eknatón siempre está ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> su esposa y <strong>de</strong> sus<br />

hijos y ello nos permite echar una ojeada en <strong>la</strong> intimidad <strong>de</strong> su familia. <strong>El</strong> amor familiar<br />

y <strong>la</strong> adoración al Sol son el tema <strong>de</strong> estas obras <strong>de</strong> arte nuevo que rebosan sinceridad y<br />

<strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za especiales.<br />

Este nuevo realismo también se manifiesta en los retratos <strong>de</strong>l rey. Los artistas le<br />

pintan como es, sin i<strong>de</strong>alizarle. Nunca un rey egipcio fue pintado con tan inexorable<br />

exactitud. Algunas veces parece que en el dibujo se exageró <strong>la</strong> longitud <strong>de</strong>l cuello y <strong>de</strong>l<br />

mentón, y <strong>la</strong> silueta aparece un poco afeminada, pero el "hijo <strong>de</strong>l dios Sol" se nos<br />

muestra siempre no como un semidiós i<strong>de</strong>alizado y <strong>de</strong>spersonalizado, sino como<br />

hombre. Aparece, pues, un arte nuevo bajo <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong>l fundador <strong>de</strong> una nueva<br />

religión. Este arte amarniano <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nó <strong>la</strong>s iras <strong>de</strong> los que seguían anc<strong>la</strong>dos en el<br />

estilo tradicional, hierático, inmutable.<br />

Eknatón <strong>de</strong>dicaba toda su atención a los valores religiosos y estéticos. Es difícil<br />

averiguar el carácter político que informaba su celo reformador. Con todo, sabemos que<br />

Eknatón entabló una lucha fanática contra los antiguos dioses locales, como Osiris y<br />

Hator, y, sobre todo, contra Amón. Como consecuencia, los po<strong>de</strong>rosos sacerdotes <strong>de</strong><br />

Amón se convirtieron en los mayores enemigos <strong>de</strong> Eknatón. Y cuando los enemigos <strong>de</strong>l<br />

exterior invadieron los estados vasallos <strong>de</strong> Egipto, <strong>la</strong>s tentativas <strong>de</strong> reforma <strong>de</strong>l "rey<br />

herético" tuvieron que virar en redondo.<br />

http://www.scribd.com/Insurgencia<br />

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