Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos
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angustias. Uno <strong>de</strong> los vasallos, a quien el enemigo había tomado todas <strong>la</strong>s ciuda<strong>de</strong>s,<br />
menos dos, y le asediaba una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s, escribe al faraón: "Mirad, estoy aquí, en Gub<strong>la</strong>,<br />
como un pájaro cogido en el <strong>la</strong>zo. Los campos <strong>de</strong> mis campesinos son como una mujer<br />
que no tiene marido: son estériles y. están abandonados. ¡Escucha también, señor, <strong>la</strong><br />
súplica <strong>de</strong> tu servidor y envíame pronto ayuda! Si no, tendré que abandonar <strong>la</strong> ciudad y<br />
huir".<br />
<strong>El</strong> príncipe que reinaba en Jerusalén mandó esta angustiosa l<strong>la</strong>mada: "¡Sabed, oh,<br />
rey, que todos los países se <strong>de</strong>smoronan y que el enemigo se acerca! ¡Quered, oh, rey,<br />
<strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r vuestro país! Las regiones <strong>de</strong> Gazri, Ascalón y Lakis se han sometido a los<br />
hebreos y les han ofrecido alimento, aceite y todo aquello <strong>de</strong> que tenían necesidad.<br />
¡Enviad, oh, rey, tropas contra los pueblos que se conducen <strong>de</strong> forma tan escandalosa<br />
hacia el rey, mi señor!"<br />
Crepúsculo <strong>de</strong> un i<strong>de</strong>alismo<br />
En <strong>la</strong> capital <strong>de</strong> Egipto, los templos resonaban con <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>banzas dirigidas al<br />
nuevo dios <strong>de</strong>l imperio mundial, pero este imperio mundial ya no existía. Los tributos<br />
<strong>de</strong> Asia no llegaban y <strong>la</strong> posición económica <strong>de</strong>l faraón se <strong>de</strong>bilitaba. Como no podía<br />
colmar <strong>de</strong> regalos a sus adictos, <strong>la</strong> abnegación hacia el faraón se enfrió. Sus enemigos<br />
<strong>de</strong>l interior también le hicieron frente. Y no sólo los sacerdotes <strong>de</strong> Tebas se opusieron al<br />
faraón, sino que cuando dio <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>de</strong>sechar a todos los dioses, lo mismo que a<br />
Amón, casi todo el pueblo egipcio le consi<strong>de</strong>ró un hereje.<br />
En su inmensa mayoría, el pueblo no se atrevía a separarse <strong>de</strong> sus antiguos dioses,<br />
sobre todo <strong>de</strong> Osiris, el dios protector <strong>de</strong> los hombres en el sombrío reino <strong>de</strong> los<br />
muertos. La doctrina <strong>de</strong> Atón no tuvo realidad más que en Eknatón y en un pequeño<br />
grupo <strong>de</strong> fieles; nunca llegó a ser <strong>la</strong> religión <strong>de</strong>l pueblo egipcio.<br />
Los sacerdotes <strong>de</strong> los dioses antiguos pronto se pusieron a <strong>la</strong> cabeza <strong>de</strong>l pueblo y<br />
organizaron un ejército. Las diferentes c<strong>la</strong>ses sociales estaban unidas por un <strong>de</strong>seo:<br />
¡apartar <strong>de</strong>l trono a este odiado soñador! Es cierto que Eknatón llegó a dominar <strong>la</strong> crisis,<br />
pero sus últimos años se vieron llenos <strong>de</strong> preocupaciones. Murió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> diecisiete<br />
años <strong>de</strong> reinado, hacia 1358 antes <strong>de</strong> Cristo.<br />
Revolucionario apasionado y reformador enérgico, Eknatón se distingue<br />
sobremanera en <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga serie <strong>de</strong> faraones apegados a <strong>la</strong> tradición y sin gran<br />
personalidad. Sus i<strong>de</strong>as eran muy avanzadas para su tiempo, siendo consi<strong>de</strong>rado como<br />
el primer i<strong>de</strong>alista y <strong>la</strong> primera personalidad vigorosa <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia mundial.<br />
Sus enemigos intentaron borrar <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> Egipto el recuerdo <strong>de</strong>l "rey<br />
herético". Así, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Eknatón, los sacerdotes y los seguidores <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
viejas creencias obligaron a su yerno y segundo sucesor, Tutankamón, a abandonar <strong>la</strong><br />
ciudad <strong>de</strong> <strong>El</strong>-Amarna.<br />
ESTANCAMIENTO IMPERIAL<br />
Tutankamón y <strong>la</strong> reacción clerical<br />
Eknatón fue el último vástago masculino <strong>de</strong> una familia con<strong>de</strong>nada a <strong>la</strong> extinción.<br />
Su padre era <strong>de</strong> en<strong>de</strong>ble constitución y todos sus hermanos y hermanas murieron<br />
jóvenes. Eknatón tuvo seis hijas, pero ningún hijo para perpetuar su nombre, y fue<br />
sucedido por dos <strong>de</strong> sus yernos, que reinaron poco tiempo. <strong>El</strong> segundo llevó<br />
http://www.scribd.com/Insurgencia<br />
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