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Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos

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"¡No te vengues <strong>de</strong>l que te odia! ¡Ten en cuenta los <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> Dios! Arrójate en<br />

los brazos <strong>de</strong> Dios y abatirás al enemigo con tu humildad y tu dulzura.<br />

''¡No codicies los bienes ajenos, antes sé justo en todo lo que emprendas! Dios<br />

conce<strong>de</strong> el sentido <strong>de</strong> justicia a los que ama.<br />

"Pórtate bien cuando cobres los impuestos y no emplees medidas falsas al pesar el<br />

trigo; así podrás dormir en paz y sentirte feliz al día siguiente. Tampoco te <strong>de</strong>jes engañar<br />

por el campesino ni manejar a capricho <strong>la</strong> lista <strong>de</strong> impuestos cuando quiera trampear su<br />

contribución.<br />

"No traspases el límite cuando midas un campo, ni toques el lin<strong>de</strong> <strong>de</strong> un campo<br />

que pertenezca a una viuda. <strong>El</strong> culpable <strong>de</strong> tal acto se hace acreedor al título <strong>de</strong> opresor<br />

<strong>de</strong> los débiles. Su granero <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>struido; sus bienes, arrebatados a sus hijos y dados<br />

a otros. No codicies el bien <strong>de</strong>l pobre; no mates tu hambre con su pan. Los bienes <strong>de</strong>l<br />

pobre son amargos al pa<strong>la</strong>dar. Un celemín <strong>de</strong> grano que el dios te dé, vale más que<br />

5.000 celemines arrancados por <strong>la</strong> violencia. Ese trigo se pudre en el granero y no sacia<br />

jamás. Un trozo <strong>de</strong> pan para cada día y un corazón contento valen más que <strong>la</strong> riqueza y<br />

los remordimientos. ¡No corras, pues, tras <strong>la</strong> fortuna, ni te quejes <strong>de</strong> <strong>la</strong> pobreza! <strong>El</strong><br />

navío <strong>de</strong>l hombre ávido e insatisfecho es tragado por <strong>la</strong> tempestad, pero <strong>la</strong> barquichue<strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>l hombre feliz goza <strong>de</strong> vientos favorables.<br />

"¡Sé compasivo con los pobres y los extranjeros! Si no alejas al extranjero <strong>de</strong>l<br />

aceite <strong>de</strong> tu alcuza, dob<strong>la</strong>rá su contenido varias veces. Si tienes una barca, exige el<br />

precio <strong>de</strong>l pasaje al que pue<strong>de</strong> pagar, pero no rec<strong>la</strong>mes nada al pobre. Dios prefiere al<br />

que honra a los pobres a aquel que lleva a <strong>la</strong>s nubes a los po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra.<br />

"Ten toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> atenciones hacia tus semejantes: no te rías <strong>de</strong>l ciego, no te<br />

burles <strong>de</strong>l enano, ni hagas mal al paralítico. No hagas escarnio <strong>de</strong>l hombre que está<br />

herido por el <strong>de</strong>do <strong>de</strong>l dios, ni seas grosero con él si, por casualidad, te <strong>la</strong>stima. <strong>El</strong><br />

hombre está hecho <strong>de</strong> paja y <strong>de</strong> arcil<strong>la</strong>, y Dios es el arquitecto. Cada día <strong>de</strong>struye y<br />

construye, empobrece a miles <strong>de</strong> hombres, y en cambio eleva a otros para que reinen<br />

sobre sus semejantes. ¡Sé, pues, humil<strong>de</strong>! <strong>El</strong> que dob<strong>la</strong> el espinazo, no se rompe los<br />

riñones."<br />

<strong>El</strong> padre a<strong>la</strong>ba <strong>la</strong> honra<strong>de</strong>z: "No te ensalces <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> otro hombre. Dios siente<br />

horror a ello. No separes tu corazón <strong>de</strong> su lengua y todos tus proyectos saldrán bien,<br />

tendrán buena reputación ante tu prójimo y Dios te protegerá con su mano. Dios odia al<br />

hipócrita; nada le <strong>de</strong>sagrada tanto como el hombre <strong>de</strong> dos caras. ¡No <strong>de</strong>jes que los<br />

<strong>de</strong>más lean en tu corazón lo que ellos quieran, no abandones tu dignidad! ¡No seas<br />

amigo <strong>de</strong>l char<strong>la</strong>tán! <strong>El</strong> hombre que guarda un secreto en el corazón es más gran<strong>de</strong> que<br />

quien lo cuenta por doquier y crea el malestar".<br />

<strong>El</strong> antiguo sabio tiene una concepción muy egipcia acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre<br />

superior y subordinado: "¡Deja a tu superior que te golpee y guarda tu mano en tus<br />

rodil<strong>la</strong>s; déjale insultarte sin respon<strong>de</strong>r una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra! Cuando al día siguiente<br />

aparezcas ante él, te dará pan con mano generosa".<br />

En ciertos aspectos, Amenemope recuerda a sus pre<strong>de</strong>cesores. Pero en los<br />

antiguos falta casi por completo esa trastienda religiosa que es <strong>la</strong> base <strong>de</strong> los consejos <strong>de</strong><br />

Amenemope. <strong>El</strong> sabio no cesa <strong>de</strong> poner <strong>de</strong> manifiesto <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios y, lo que es<br />

más importante, no hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> un dios particu<strong>la</strong>r, sino <strong>de</strong>l dios en general, <strong>de</strong> un ser infinito<br />

y moral <strong>de</strong> que se siente <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r y hacia quien se cree responsable.<br />

NARRATIVA Y LEYENDA<br />

http://www.scribd.com/Insurgencia<br />

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