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Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos

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fijas y con pleno dominio <strong>de</strong>l lenguaje y <strong>de</strong> los recursos literarios, produciendo<br />

composiciones rebosantes <strong>de</strong> bel<strong>la</strong>s y poéticas imágenes, orientaciones que perdurarían<br />

posteriormente. Son notables los conocidos himnos religiosos <strong>de</strong> Tell el-Amarna —<br />

Himnos a Atón—, <strong>de</strong>bidos muchos <strong>de</strong> ellos al propio faraón Eknatón, con acentos<br />

conmovedores e inspirados. Abundan también <strong>la</strong>s composiciones panegíricas <strong>de</strong>dicadas<br />

a los soberanos, entre el<strong>la</strong>s La coronación <strong>de</strong> Hatsepsut, y el Poema <strong>de</strong> Pentaur —<br />

dinastía XIX—, <strong>de</strong>dicado a cantar <strong>la</strong>s hazañas <strong>de</strong> Ramsés II en <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> <strong>de</strong> Ka<strong>de</strong>sh<br />

(1288 a. <strong>de</strong> C.), cuando, ante <strong>la</strong> <strong>de</strong>sbandada <strong>de</strong> sus tropas que le abandonaron en<br />

cobar<strong>de</strong> fuga y le <strong>de</strong>jaron solo con Manna, su fiel escu<strong>de</strong>ro y dos oficiales, el faraón<br />

impetró el favor <strong>de</strong>l dios Amón y obtuvo por mediación divina una gran victoria sobre<br />

sus enemigos, los hititas.<br />

La narrativa egipcia es interesantísima y refleja el eco <strong>de</strong> antiguas leyendas: cabe<br />

citar aquí <strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>El</strong> náufrago y <strong>la</strong> serpiente, La historia <strong>de</strong>l príncipe pre<strong>de</strong>stinado y Los<br />

siete años <strong>de</strong> hambre, que, entre otras muchas, podrían constituir una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más<br />

curiosas antologías <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia literaria.<br />

<strong>El</strong> náufrago y <strong>la</strong> serpiente<br />

Este cuento, una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s más antiguas leyendas egipcias, tuvo en otro tiempo tanto<br />

éxito entre <strong>la</strong> juventud como en tiempos posteriores <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> Simbad el Marino. <strong>El</strong><br />

propio héroe cuenta cómo partió en un gran navío hacia el país don<strong>de</strong> se hal<strong>la</strong>ban <strong>la</strong>s<br />

minas <strong>de</strong> cobre <strong>de</strong>l faraón. "La tripu<strong>la</strong>ción —dice— se componía <strong>de</strong> ciento veinte marineros<br />

<strong>de</strong> Egipto, escogidos entre los mejores. Ni el león tenía un corazón tan valiente<br />

como el <strong>de</strong> estos marinos." Pero se levantó una furiosa tempestad, zozobró el navío y<br />

sólo quedó superviviente nuestro narrador. Pudo agarrarse a una tab<strong>la</strong>, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

pasar tres días a <strong>la</strong> <strong>de</strong>riva fue arrojado a una is<strong>la</strong> don<strong>de</strong> había gran cantidad <strong>de</strong> frutas exquisitas,<br />

con <strong>la</strong>s que el náufrago pudo apaciguar su hambre. "Pero <strong>de</strong> pronto —cuenta—<br />

oí un sordo bramido, como el <strong>de</strong> una o<strong>la</strong> gigante. Los árboles se inclinaron hasta el<br />

suelo, <strong>la</strong> tierra empezó a temb<strong>la</strong>r y yo tuve tanto miedo que me cubrí <strong>la</strong> cabeza con <strong>la</strong>s<br />

manos. Cuando eché una mirada en torno mío, vi una serpiente enorme que venía hacia<br />

mí. Su cuerpo bril<strong>la</strong>ba como oro puesto al sol."<br />

La serpiente asió al náufrago con <strong>la</strong> boca y lo llevó a su cueva sin hacerle ningún<br />

daño. Le habló amistosamente y dijo que <strong>de</strong>bía permanecer cuatro meses en <strong>la</strong> is<strong>la</strong>, pues<br />

tal era el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> los dioses. Si se resignaba paciente a su <strong>de</strong>stino durante estos<br />

cuatro meses, vendría un navío <strong>de</strong> Egipto y volvería junto a su mujer y sus hijos.<br />

Ante estas pa<strong>la</strong>bras, el marino se puso tan contento que prometió a <strong>la</strong> serpiente<br />

pedir al faraón que mandara a <strong>la</strong> is<strong>la</strong> un navío cargado con todos los tesoros <strong>de</strong> Egipto.<br />

La serpiente se echó a reír y le contestó: "No pue<strong>de</strong>n darme nada <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>seo, pues<br />

soy el rey <strong>de</strong>l Punt. Todos los odoríferos tesoros <strong>de</strong> este país son míos. A<strong>de</strong>más, esta is<strong>la</strong><br />

será tragada por el mar tan pronto <strong>la</strong> hayas abandonado".<br />

Transcurridos los cuatro meses, como se le había anunciado, llegó a <strong>la</strong> is<strong>la</strong> un<br />

navío <strong>de</strong> Egipto. La amable serpiente se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong>l marino, le <strong>de</strong>seó un buen viaje y le<br />

ofreció un cargamento <strong>de</strong> mirra, aceite perfumado, cane<strong>la</strong>, marfil, pieles, galgos, monos<br />

y muchos otros tesoros. Y el marino regresó a Egipto sin contratiempo.<br />

La historia <strong>de</strong>l príncipe pre<strong>de</strong>stinado a <strong>la</strong> muerte<br />

http://www.scribd.com/Insurgencia<br />

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