Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos
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<strong>de</strong>terminado, unida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> peso <strong>de</strong> metal precioso que se convirtieron progresivamente<br />
en unida<strong>de</strong>s monetarias. Otros pueblos orientales adoptaron asimismo <strong>de</strong> los babilonios<br />
los términos con que <strong>de</strong>signaban <strong>la</strong>s medidas y los pesos. Estas costumbres penetraron<br />
hasta en Greda. En cada compra, a cada convenio para un alquiler o un arrendamiento,<br />
se <strong>de</strong>bía establecer un contrato escrito firmado por <strong>la</strong>s dos partes contratantes y por<br />
testigos. En Babilonia se han encontrado archivos enteros <strong>de</strong> documentos semejantes,<br />
por ejemplo, los <strong>de</strong> <strong>la</strong> firma comercial Egibi e Hijos, y, en Nipur, los ficheros <strong>de</strong><br />
Maraschschu e Hijos.<br />
Los documentos judiciales y comerciales hal<strong>la</strong>dos en Babilonia atestiguan una<br />
vida económica asombrosamente intensa. En <strong>la</strong> antigua Babilonia se podían fundar<br />
socieda<strong>de</strong>s, obtener garantías para un empréstito, <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarse en quiebra y no pagar a<br />
ciertos acreedores más que el 50 % <strong>de</strong> su <strong>de</strong>uda, a otros el 25 % y a algunos menos<br />
todavía. También se podía abrir una cuenta corriente en un banco y pagar con cheques.<br />
Y los documentos judiciales que han llegado hasta nosotros nos muestran <strong>la</strong> alta estima<br />
que tenía <strong>la</strong> Justicia <strong>de</strong> entonces por los textos interminables y circunstanciados. Casi<br />
todos los convenios comerciales y legales están pactados poniendo por testigo a <strong>la</strong>s<br />
divinida<strong>de</strong>s. En un principio, el juramento consistía en una invocación a los dioses<br />
rogándoles que castigaran al firmante que quebrantara el contrato. «Que Marduk acorte<br />
los días que le quedan por vivir», era el juramento que atraía una maldición sobre el<br />
perjuro.<br />
Un interesante convenio entre un padre y su hija, <strong>de</strong> hacia fines <strong>de</strong>l imperio<br />
neobabilónico, comienza así: «Estoy enfermo —hab<strong>la</strong> el padre—. Mi hermano me ha<br />
echado <strong>de</strong> su casa y mi hijo me abandona a mi suerte. Acógeme en tu casa, ofréceme tu<br />
amistad y mantenme hasta mi muerte; dame <strong>de</strong> comer, ungüentos y vestidos. Te ofreceré<br />
todo cuanto tenga, incluso <strong>la</strong> parte que poseo en común con mi hermano». Y el contrato<br />
aña<strong>de</strong>: «Tabtum —<strong>la</strong> hija— ha escuchado a su padre y le ha recibido en su casa».<br />
Quedó <strong>de</strong>cidido que el padre podría disponer <strong>de</strong> sus bienes durante el resto <strong>de</strong> su vida,<br />
pero no podía hacer donaciones ni ofrecer nada en prenda.<br />
Tráfico y expediciones mercantiles<br />
Los babilonios enseñaron <strong>la</strong> manera <strong>de</strong> llevar los negocios a todos los pueblos <strong>de</strong>l<br />
Asia occi<strong>de</strong>ntal, incluso a los fenicios.<br />
Los hal<strong>la</strong>zgos <strong>de</strong> <strong>El</strong>-Amarna y <strong>de</strong> Boghazkoy <strong>de</strong>muestran que <strong>la</strong> lengua babilónica<br />
era <strong>la</strong> <strong>de</strong>l mundo entero. Como los faraones, los reyes <strong>de</strong> Babilonia tomaron <strong>la</strong> iniciativa<br />
<strong>de</strong> llevar a cabo gran<strong>de</strong>s expediciones comerciales. Hace más <strong>de</strong> 5000 años, un rey <strong>de</strong><br />
Babilonia ya mandó caravanas hasta <strong>la</strong>s riberas <strong>de</strong>l Mediterráneo para buscar ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong><br />
cedro y piedras, y a los territorios vecinos <strong>de</strong>l mar Rojo para adquirir cobre y oro. Un<br />
poco más tar<strong>de</strong>, los reyes harán escribir <strong>la</strong>rgos re<strong>la</strong>tos sobre sus expediciones<br />
comerciales a numerosos países, principalmente a <strong>la</strong>s «montañas <strong>de</strong> cedros» (es <strong>de</strong>cir, el<br />
Líbano), Palestina y Egipto.<br />
Des<strong>de</strong> el siglo XV antes <strong>de</strong> Cristo, los países <strong>de</strong>l Éufrates establecieron re<strong>la</strong>ciones<br />
comerciales con Chipre, en don<strong>de</strong> se extraía el cobre. Los babilonios comerciaban<br />
igualmente con <strong>la</strong> India, y su unidad <strong>de</strong> peso, el minan, <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> ser adoptado por<br />
aquellos pueblos. Se supone que el algodón <strong>de</strong> <strong>la</strong> India hizo su aparición en<br />
Mesopotamia durante el reinado <strong>de</strong>l rey asirio Senaquerib, hacia el año 700 antes <strong>de</strong><br />
Cristo, el cual <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra: «Mi pueblo cortó <strong>la</strong> <strong>la</strong>na <strong>de</strong>l árbol que produce <strong>la</strong> <strong>la</strong>na y con el<strong>la</strong><br />
se hizo vestidos»,<br />
http://www.scribd.com/Insurgencia<br />
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