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Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos

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También había un grupo que representaba al po<strong>de</strong>roso señor sentado ante su casa:<br />

su hijo y here<strong>de</strong>ro estaba en cuclil<strong>la</strong>s a sus pies, mientras que a su <strong>la</strong>do cuatro<br />

secretarios se ocupaban <strong>de</strong> contar el ganado.<br />

La costumbre <strong>de</strong> colocar en <strong>la</strong>s tumbas figuras que representaran a servidores<br />

<strong>de</strong>sapareció hacia mediados <strong>de</strong>l segundo milenio antes <strong>de</strong> Cristo. Se sustituyó por otra<br />

más sencil<strong>la</strong>. <strong>El</strong> difunto era protegido por un sosias en miniatura, hecho <strong>de</strong> arcil<strong>la</strong>,<br />

ma<strong>de</strong>ra o metal, habitualmente en forma <strong>de</strong> momia reposando en una caja <strong>de</strong> menores<br />

dimensiones. Se creía que este sosias <strong>de</strong>sempeñaba el mismo papel que el difunto en el<br />

reino <strong>de</strong> los muertos.<br />

Discriminaciones en el más allá...<br />

A menudo, en <strong>la</strong>s tumbas <strong>de</strong> los niños se <strong>de</strong>positaban sus juguetes. En sepulturas<br />

infantiles se han encontrado peonzas, muñecas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que podían mover los brazos<br />

y piernas, un cocodrilo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra que abría <strong>la</strong> boca, etcétera; llevaban también consigo<br />

otros recuerdos menos agradables <strong>de</strong> su existencia terrena: en su tumba se colocaban los<br />

cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> papiro y <strong>la</strong>s pizarritas. Los ejercicios <strong>de</strong> caligrafía así conservados son <strong>de</strong><br />

valor incalcu<strong>la</strong>ble e indispensables para conocer <strong>la</strong> literatura egipcia, pues gran parte <strong>de</strong><br />

el<strong>la</strong> ha llegado hasta nosotros a través <strong>de</strong> este vehículo.<br />

"Todos somos iguales ante <strong>la</strong> muerte" es una máxima que los antiguos egipcios<br />

<strong>de</strong>sconocían. No so<strong>la</strong>mente existía una diferencia social, sino también religiosa, entre el<br />

rico, al abrigo <strong>de</strong> su tumba, protegido contra los chacales y <strong>de</strong>más alimañas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto,<br />

y el pobre, que no tenía dinero para embalsamar su cuerpo. Los restos <strong>de</strong> este último,<br />

enterrados sin sarcófago a un metro bajo <strong>la</strong>s arenas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, pronto eran víctimas<br />

<strong>de</strong>l tiempo y no podían, por lo tanto, participar <strong>de</strong> <strong>la</strong> felicidad <strong>de</strong>l más allá. Los menos<br />

acomodados trabajaban con ahínco para reunir el dinero que les permitiera unos<br />

funerales a<strong>de</strong>cuados o para reservarse, al menos, un lugar en <strong>la</strong>s tumbas colectivas que<br />

empren<strong>de</strong>dores contratistas hacían excavar en <strong>la</strong>s rocas.<br />

Esta preocupación era tan acuciante que algunos robaban piedras para construir su<br />

futura tumba.<br />

Un acta jurídica, que data <strong>de</strong> más <strong>de</strong> tres mil años, cuenta así los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> un<br />

capataz: "Or<strong>de</strong>nó a sus hombres arrancar <strong>la</strong>s piedras <strong>de</strong> <strong>la</strong> tumba <strong>de</strong>l rey Seti II y con<br />

estas piedras levantó cinco pi<strong>la</strong>res en su tumba. En otra, cogió dos ejemp<strong>la</strong>res <strong>de</strong>l Libro<br />

<strong>de</strong> los muertos —<strong>de</strong> los que esperaba servirse en el más allá-, y penetró en una tercera<br />

tumba para llevarse el lecho en que reposaba el muerto. Robó dos copas <strong>de</strong> incienso y<br />

<strong>de</strong> vino <strong>de</strong>stinadas a <strong>la</strong> ofrenda funeraria <strong>de</strong>l rey. En su casa se encontró un objeto <strong>de</strong><br />

gran valor hurtado en <strong>la</strong> tumba <strong>de</strong> una reina". <strong>El</strong> re<strong>la</strong>to nos muestra, a<strong>de</strong>más, que este<br />

hombre que afrontaba tantos riesgos para asegurar su felicidad futura, en este mundo era<br />

un pillo redomado. Vivía en el pecado con <strong>la</strong>s mujeres <strong>de</strong> los trabajadores que estaban a<br />

sus ór<strong>de</strong>nes y robaba cuanto caía en sus manos. Algunas veces se divertía<br />

encaramándose en un muro y arrojando <strong>la</strong>drillos a los obreros. Coronó esta bril<strong>la</strong>nte<br />

carrera cuando algunos <strong>de</strong> sus subordinados, cansados <strong>de</strong> sus abusos, intentaron ir a<br />

quejarse al rey. Los hizo <strong>de</strong>spedazar, "para que no pudieran llevar ningún mensaje al<br />

faraón".<br />

Probablemente, este pecador, con su manera <strong>de</strong> obrar, no habrá alcanzado <strong>la</strong><br />

inmortalidad, pero ¡se ha <strong>la</strong>brado un puesto inesperado en <strong>la</strong> historia!<br />

http://www.scribd.com/Insurgencia<br />

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