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Grimberg, Carl - El alba de la civilizacion - bibliotecas morelos

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Moral familiar y sexual<br />

<strong>El</strong> po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los padres sobre los hijos también fue limitado. Se lee en <strong>la</strong>s antiguas<br />

leyes sumerias: “Cuando un hijo dice a su padre "Tú no eres mi padre", se le <strong>de</strong>be hacer<br />

con hierro can<strong>de</strong>nte <strong>la</strong> marca <strong>de</strong> los esc<strong>la</strong>vos, enca<strong>de</strong>narle y ven<strong>de</strong>rle. Si dice a su madre<br />

"Tú no eres mi madre", se le <strong>de</strong>be marcar con hierro al rojo vivo y echarle <strong>de</strong> casa y <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> ciudad. Si un padre dice a su hijo "Tú no eres mi hijo , el hijo <strong>de</strong>be abandonar <strong>la</strong> casa<br />

paterna. Si una madre dice a su hijo "Tú no eres mi hijo", el hijo <strong>de</strong>be abandonar <strong>la</strong> casa<br />

y los bienes”. Los padres tenían, pues, el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> renegar <strong>de</strong> sus hijos sin más<br />

trámite.<br />

<strong>El</strong> código <strong>de</strong> Hamurabi <strong>de</strong>creta que se necesitan atestiguar razones sólidas para<br />

renegar <strong>de</strong>l hijo y que el juez <strong>de</strong>berá realizar una investigación.<br />

Los hijos adoptivos, nacidos <strong>de</strong> mujeres sin <strong>de</strong>recho a tenerlos, todavía tenían una<br />

suerte mucho más penosa en <strong>la</strong> legis<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> Hamurabi. “Cuando el hijo <strong>de</strong> una mujer<br />

pública o <strong>de</strong> una sacerdotisa <strong>de</strong>l templo dice a su padre adoptivo 'Tú no eres mi padre",<br />

o a su madre adoptiva "Tú no eres mi madre", se le <strong>de</strong>be cortar <strong>la</strong> lengua. Si un hijo <strong>de</strong><br />

esta especie vuelve junto a su ma<strong>la</strong> madre, se le <strong>de</strong>be arrancar un ojo.”<br />

La adopción tenía una gran trascen<strong>de</strong>ncia en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> los antiguos babilonios;<br />

era un medio <strong>de</strong> proporcionarse mano <strong>de</strong> obra barata y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, un<br />

pariente que ve<strong>la</strong>ría para que el alma recibiera <strong>la</strong>s ofrendas prescritas en <strong>la</strong> forma<br />

<strong>de</strong>seada.<br />

<strong>El</strong> que seducía a <strong>la</strong> prometida <strong>de</strong> otro, según <strong>la</strong>s leyes <strong>de</strong> Hamurabi <strong>de</strong>bía per<strong>de</strong>r <strong>la</strong><br />

vida. “Cuando <strong>la</strong> mujer <strong>de</strong> alguno haya sido sorprendida con otro hombre, los dos serán<br />

atados y arrojados al agua, si el marido no perdona a su mujer y si el rey no perdona a<br />

su compañero”, es <strong>de</strong>cir, al cómplice <strong>de</strong>l adulterio.<br />

“La mujer casada que asesinara a su marido por estar enamorada <strong>de</strong> otro hombre<br />

será empa<strong>la</strong>da.”<br />

En los casos más graves <strong>de</strong> ma<strong>la</strong>s costumbres, los cómplices eran quemados en <strong>la</strong><br />

hoguera o con<strong>de</strong>nados al <strong>de</strong>stierro.<br />

<strong>El</strong> legis<strong>la</strong>dor conce<strong>de</strong> especial atención a <strong>la</strong>s tabernas. A menudo eran regentadas<br />

por mujeres y servían también <strong>de</strong> lupanares.<br />

A <strong>la</strong>s prostitutas, que estaban bajo <strong>la</strong> vigi<strong>la</strong>ncia <strong>de</strong>l Estado, se les permitía<br />

establecer una posada y frecuentar <strong>la</strong>s tabernas. Pero si una prostituta <strong>de</strong>l templo —<br />

mujer que se entregaba al libertinaje sagrado, por <strong>de</strong>cirlo así— entraba en una taberna o<br />

abría un establecimiento <strong>de</strong> este género, pasaba a formar parte <strong>de</strong>l libertinaje profano y<br />

corría el peligro <strong>de</strong> acabar en <strong>la</strong> hoguera.<br />

La ley <strong>de</strong>l Talión<br />

En <strong>la</strong>s penas consistentes en golpes, heridas y otros castigos físicos aparece el<br />

viejo principio <strong>de</strong> los antiguos israelitas: “¡Ojo por ojo y diente por diente!”. Al que<br />

dañaba el ojo <strong>de</strong>l prójimo se le infligía el mismo daño; al que rompía <strong>la</strong> pierna <strong>de</strong> otro<br />

se le rompía también <strong>la</strong> suya. Estas penas severas so<strong>la</strong>mente se llevaban a cabo cuando<br />

<strong>la</strong> víctima era un personaje. En los <strong>de</strong>más casos, el agresor era castigado con una simple<br />

multa.<br />

Hay que observar que el principio “ojo por ojo y diente por diente” era también<br />

aplicable a los médicos incompetentes culpables <strong>de</strong> una falta profesional. Incluso quien<br />

http://www.scribd.com/Insurgencia<br />

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