Imperialismo Cultural en América Latina Historiografía y Praxis
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García, Savournín y Pérez 143<br />
descubrimi<strong>en</strong>tos no fue realm<strong>en</strong>te asumida, pues el europeo, al<br />
fijar y codificarla, la utilizó para definir un hombre universal (el<br />
mismo) con un discurso de la unicidad y la mismicidad.<br />
El <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro inicial de culturas que tuvo como esc<strong>en</strong>ario<br />
las zonas de contacto de <strong>América</strong>, dio inicio al proceso de<br />
transculturación <strong>en</strong> que el indíg<strong>en</strong>a fue trasladado hacia un<br />
imaginario metropolitano, para allí servir a la autoobjetivación<br />
europea y justificar estrategias coloniales.<br />
El bu<strong>en</strong> salvaje y el negro bu<strong>en</strong>o, procesados con la<br />
materia prima del espacio colonial, regresaron para ser <strong>en</strong>tonces<br />
material de combustión. El resultado final sería un producto<br />
distinto al recibido, o más bi<strong>en</strong>, seleccionado. Mi<strong>en</strong>tras el europeo<br />
fue al <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro de otro—buscando espejos que reflejaran una<br />
imag<strong>en</strong> opuesta a sí mismo, para que así iluminara sus propios<br />
contornos—el transculturado, atraído y repetido por el discurso<br />
europeo, <strong>en</strong>tre la admiración y el r<strong>en</strong>cor, la aceptación y el<br />
desafío, trataba de aceptarse como el otro y dudaba <strong>en</strong> fundirse o<br />
no con su imag<strong>en</strong> especular, aceptar sus reflejos o sost<strong>en</strong>erlos a<br />
distancia, vacilante, y quizás durante un tiempo, alim<strong>en</strong>tar con<br />
esas visiones sus quimeras.<br />
Con la conquista y colonización, proceso que se da a<br />
partir de 1570, se interrumpe el desarrollo natural de la cultura<br />
aborig<strong>en</strong>, la que prácticam<strong>en</strong>te desaparece <strong>en</strong> breve tiempo. La<br />
<strong>en</strong>trada de repres<strong>en</strong>tantes de los más diversos grupos étnicos de<br />
orig<strong>en</strong> africano a fines del siglo XVI provocó un mestizaje de<br />
culturas <strong>en</strong> todos sus aspectos, que cuajaría como cultura nacional<br />
propia o criolla <strong>en</strong> la segunda mitad del siglo XIX, cuando se<br />
consolida la nacionalidad cubana.<br />
El panorama cultural del siglo XVIII se satisfacía con las<br />
estructuras impuestas por España, como es el caso de la<br />
arquitectura, tanto religiosa como civil. La cuestión del barroco<br />
cubano se <strong>en</strong>tronca con la copia de moldes españoles vinculado<br />
con necesarias variaciones requeridas por las exig<strong>en</strong>cias