Imperialismo Cultural en América Latina Historiografía y Praxis
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Transculturación e <strong>Imperialismo</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>en</strong> Cuba<br />
La arquitectura que se desarrolla <strong>en</strong> los primeros 30 años<br />
del siglo también <strong>en</strong>fatiza el carácter antinacional de la cultura. Se<br />
produce un predominio del uso de las estructuras de acero,<br />
difundidas por las compañías constructoras estadounid<strong>en</strong>ses y los<br />
códigos formales del eclecticismo que interrumpe la continuidad<br />
cultural de la arquitectura cubana. Como consecu<strong>en</strong>cia, se<br />
construy<strong>en</strong> edificios y resid<strong>en</strong>cias monum<strong>en</strong>tales, copias de sus<br />
homólogos metropolitanos.<br />
A partir de los años 1930 se desarrolló <strong>en</strong> Cuba la<br />
vanguardia cultural, integrada por un grupo de intelectuales<br />
progresistas, <strong>en</strong>tre los que podemos citar a Alejo Carp<strong>en</strong>tier,<br />
Nicolás Guillén, Juan Marinello, Raúl Roa, Víctor Manuel y<br />
Ernesto Lecuona. Ellos supieron <strong>en</strong>contrar un equilibrio <strong>en</strong>tre las<br />
nuevas t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cias del arte moderno y las problemáticas locales,<br />
al abrirse paso la idea de que no puede existir creación de valores<br />
culturales a espaldas de las necesidades del país. De este modo, no<br />
sólo es importante revalorizar nuestra industria o las riquezas<br />
propias de Cuba, sino que de otra manera hay que, desyanquizar<br />
las artes, la música y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral todas aquellas manifestaciones<br />
que aum<strong>en</strong>t<strong>en</strong> el amor por nuestra tierra. Quizá con esto podamos<br />
compr<strong>en</strong>der que no debemos permitir que otros v<strong>en</strong>gan a<br />
arrancarnos lo que es nuestro; la caña, el petróleo, y la tierra. Esta<br />
acción no demuestra otra cosa que la int<strong>en</strong>cionalidad de hacernos<br />
cosmopólitas y universales, sin considerar que la verdadera acción<br />
no está <strong>en</strong> sembrar su capital extranjero aquí, sino permitir que<br />
librem<strong>en</strong>te se exprese nuestra indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia total.<br />
Ya <strong>en</strong> la década de los 1950, el control que ejerc<strong>en</strong> los<br />
Estados Unidos sobre las principales fu<strong>en</strong>tes de riqueza de Cuba<br />
es <strong>en</strong>orme: más de las tres cuartas partes de la industria azucarera<br />
están <strong>en</strong> sus manos, igualm<strong>en</strong>te ocurría con la banca, la minería,<br />
la compañía de teléfonos, y los servicios públicos, <strong>en</strong>tre otros. No<br />
obstante los imperialistas no estaban satisfechos, y ávidos de<br />
riquezas y de control político, exti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> su p<strong>en</strong>etración a otras<br />
esferas vírg<strong>en</strong>es de dominación, tales como la radio y la<br />
televisión. Durante esta década son ejemplos de ello, la emisora