Comportamiento Organizacional
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diversidad de intereses personales y grupales, sus acaloradas e interminables<br />
deliberaciones lo han convertido en un cuerpo que funciona más como un<br />
partido político que como el máximo ente académico de conducción de la<br />
educación superior del país.<br />
¿Podrá entonces el recién creado Ministerio de Educación Superior solventar<br />
ésta ineficacia?<br />
La conducción del sistema de educación superior no obedece, como pudiera<br />
creerse, a la orientación que por razones administrativas o políticas, pudiera<br />
darle el ministro a cargo del Despacho de Educación. La posibilidad de orientar<br />
la acción de un “pesado” cuerpo colegiado como el señalado, hacia la dinámica<br />
de las exigencias de transformación que hoy reclama la educación superior,<br />
esta fuera del alcance de cualquier ministro<br />
Por ejemplo, ¿Cómo puede el paradigma vigente apoyar al Ministro de<br />
Educación Superior en propuestas como: “la educación debe estar disponible<br />
para quien sea, donde sea y como sea, sin ninguna otra exigencia distinta a el<br />
deseo de accederla de quien la necesite”? o, algo más sencillo, ¿cómo puede<br />
responder a la llamada “municipalización de la educación superior”?.<br />
Bajo estas circunstancias, el Ministro de Educación Superior, pese a ser quien<br />
preside el CNU, se encuentra imposibilitado, por razones legales, políticas e<br />
incluso organizacionales, para apoyar, en forma contundente, los avances y<br />
propuestas que, por vía unilateral, pudieran adelantar los rectores de aquellas<br />
universidades experimentales que, precisamente, por su carácter experimental<br />
tomen decisiones que, ante el vacío político-legal del CNU, respondan a los<br />
lineamientos revolucionarios y constitucionales (Art. 103) de la educación<br />
superior en el País.<br />
Todos conocemos la importancia de una Ley de Educación Superior como la<br />
plataforma fundamental para la construcción de una universidad basada en un<br />
nuevo paradigma.<br />
Sin embargo, la pregunta que debemos formularnos es: ¿Son los dueños del<br />
paradigma actual los que deben redactar ese proyecto de Ley de Educación<br />
Superior?<br />
Sabemos que el CNU, a través de su oficina asesora la OPSU, ya tiene<br />
redactado un proyecto de Ley de Educación Superior. La existencia de este<br />
proyecto de ley nos lleva a otra interrogante: ¿Podrá entonces el CNU-OPSU,<br />
vistos como los representantes directos del paradigma que imposibilita el<br />
cambio, redactar una ley que establezca su propia desaparición?<br />
De acuerdo a lo señalado por cualquier libro sobre Teoría Administrativa<br />
ninguna organización capaz de planificar en forma autónoma respecto a su<br />
futuro y que al mismo tiempo decida en el presente sobre el manejo de<br />
recursos para atender ese futuro, establecería un futuro distinto a aquel que no<br />
sea el su interés. Esto, desde luego, suena obvio porque en lenguaje llano,<br />
esto lo que significa es que nadie esta dispuesto a “automoverse el piso”.<br />
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