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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

Como ya vimos, <strong>una</strong> parte en la promesa de la era de los patriarcas y el éxodo fue que Israel<br />

tendría «reyes» (Gn 17:6, 16; 35:11; cf. 36:31), incluyendo un «reinado» (Éx 19:6; Nm 24:7) y un<br />

soberano (Nm 24:19). Y ahora, de acuerdo a 2 Samuel 7:23–24, 26–27, se le asigna este reino a<br />

David y su familia.<br />

No era que Dios abdicó de su gobierno ni que su reino terminó; dado que el reinado de David<br />

recién anunciado estaba tan estrechamente vinculado con el reino de Dios <strong>del</strong> que más tarde se dijo<br />

que el trono y el reino davídicos pertenecían a Dios. Primera de Crónicas 28:5 dice: «[El Señor]<br />

escogió a mi hijo Salomón para que se sentara en el trono real <strong>del</strong> SEÑOR y gobernara a Israel.»<br />

Segunda de Crónicas 13:8 se refiere al «reino <strong>del</strong> SEÑOR» y 2 Crónicas 9:8 dice que Dios «te ha<br />

puesto en su trono para que lo representes como rey». Ya en 1 Samuel 24:6 y 2 Samuel 19:21 al rey<br />

se le llamó «el ungido <strong>del</strong> SEÑOR». De este modo la teocracia y el reino davídico, en virtud de su<br />

lugar especial en el pacto, se consideraron como <strong>una</strong> sola cosa. Estaban tan inseparablemente<br />

eslabonados que sus destinos en el futuro eran idénticos.<br />

Se puede obtener más información acerca <strong>del</strong> reino en los salmos reales (2; 18; 20; 21; 45; 72;<br />

89; 101; 110; 132; 144) y los salmos escatológicos o salmos de entronización (47; 93–100). Pero por<br />

ahora, en 2 Samuel 7 se le dice a David que el reino era irrevocable y eterno (vv. 13, 16 bis, 24, 25,<br />

26, 29 bis).<br />

Un hijo de Dios<br />

Particularmente sorprendente fue el anuncio divino: «Yo seré su padre, y él será mi hijo» (2S<br />

7:14). Ahora «Padre» tiene que haber sido un título que David usó con naturalidad para referirse a<br />

Dios porque nombró a uno de sus hijos, Absalón, «mi Padre (Dios) es paz». Ya Moisés había<br />

enseñado lo mismo a Israel cuando preguntó: «¿Acaso no es tu Padre, tu Creador?» (Dt 32:6).<br />

Tampoco el concepto de hijo carecía de antecedentes teológicos en el pasado. Todos los israelitas<br />

eran hijos o primogenitura de Dios (Éx 4:22; 19:4). Es interesante notar que «todo el vocabulario<br />

diplomático en el segundo milenio se arraigó en la esfera familiar». 14 Asi que fue muy apropiado<br />

usar este vocabulario en este pacto con David.<br />

Lo novedoso fue que Yahvé ahora trata a los hijos de David de manera que hace recordar las<br />

promesas patriarcales y mosaicas. Esto fue más que la filiación divina titular característica <strong>del</strong> Medio<br />

Oriente: «hijo de dios x»; fue <strong>una</strong> dádiva divina y no <strong>una</strong> jactancia humana. También particularizó la<br />

palabra antigua dada a Israel (como «primogénito» de Dios) que ahora se podía aplicar a la simiente<br />

de David (Sal 89:27). De forma totalmente única, David podía llamar a Dios «mi Padre» (v. 26)<br />

porque cada descendiente de David quedaba ante Dios como hijo. Con todo, no dice que un hijo de<br />

David en particular llegará a realizar pura o perfectamente este concepto elevado de filiación divina.<br />

Sin embargo, ahora si alguien cualificara para este puesto, también tendría que ser hijo de David.<br />

Un contrato para la humanidad<br />

Lo que Dios prometió a David no era algo inconexo ni novedoso con relación a las bendiciones<br />

previas. Ya había un largo desarrollo de teología que podía informar o aportar al pacto de David.<br />

Entre los aspectos familiares que ya conocía David, en 2 Samuel 7, en esta palabra dirigida a él<br />

estaban:<br />

1. «Te he dado nombre grande» (1S 7:9, RVR; cf.Gn 12:2, etc.).<br />

2. «También voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí los plantaré» (2S 7:10; cf. Gn 15:18;<br />

Dt 11:24–25; Jos 1:4–5).<br />

3. «Yo pondré en el trono a uno de tus propios descendientes, y afirmaré su reino» (2S 7:12; cf. Gn<br />

17:7–10, 19).<br />

4. «Él será mi hijo» (2S 7:14; cf. Éx 4:22).<br />

14<br />

Moshe Weinfeld, «The Covenant of Grant in the Old <strong>Testament</strong> and in the Ancient Near East» [El pacto de<br />

concesión en el <strong>Antiguo</strong> <strong>Testament</strong>o y en el antiguo Medio Oriente], Journal of the American Oriental<br />

Society, 90, 1970, p. 194.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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