Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_
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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />
Entonces, la gloria de Dios atraería a las naciones (3:17; cf. Is 2:2–3; Mi 4:1–2) y se habría<br />
enfrentado al terco corazón de Judá e Israel y cambiado por <strong>una</strong> obra que aún no ha descrito<br />
Jeremías.<br />
Yahvé nuestra justicia<br />
El «justo Retoño», anunciado ya en Isaías 4:2 es el mismo davidico previsto en Jeremías 23:5–7<br />
y 33:14–22. El nombre especial dado a esta mesiánica «rama» o «retoño» (ṣemaḥ) es «Yahvé nuestra<br />
justicia» (YHWH ṣiḏgēnû), un nombre evocador <strong>del</strong> Emanuel de Isaías, «Dios con nosotros».<br />
Este nombre se compartía con Jerusalén, pues iba a ser el trono de Yahvé. De este modo el<br />
gobierno y reino de este nuevo final davídico serviría a los intereses de la justicia. Procedería<br />
sabiamente y se fundaría la justicia <strong>del</strong> pueblo de Dios, no en cualquier institución exterior, ley o<br />
acción, sino en el carácter de Yahvé. En ese día Yahvé establecería y protegería la justicia de su<br />
pueblo.<br />
En Jeremías 33:14–22 era de especial significado la labor <strong>del</strong> «Retoño» que culminaría varias<br />
promesas antiguas: (1) el pacto con Noé sobre la perpetuidad de las épocas; (2) el pacto con<br />
Abraham sobre lo innumerable de la simiente; (3) el pacto con Finés sobre la perpetuidad <strong>del</strong><br />
sacerdocio; y (4) el pacto davídico sobre el reinado para siempre de su simiente. En cada caso estos<br />
se declararon «para siempre» o «eternos», así fueron en las proyecciones de Jeremías.<br />
El nuevo pacto<br />
El corazón de la teología <strong>del</strong> AT y <strong>del</strong> mensaje de Jeremías fue su enseñanza sobre el nuevo<br />
pacto en Jeremías 31:31–34. Puesto en el contexto <strong>del</strong> «Libro de Consuelo» (30–33), el mensaje de<br />
Jeremías se elevó a las altas cumbres de un Isaías (40–46). Muy importantes fueron las seis estrofas<br />
de los capítulos 30–31: (1) 30:1–11, la gran angustia de Jacob en el día <strong>del</strong> Señor; (2) 30:12–31:6 la<br />
sanidad de la herida incurable de Israel; (3) 31:7–14, el primogénito de Dios restaurado a la tierra;<br />
(4) 31:15–22, Raquel llora por sus hijos en el exilio; (5) 31:23–34 el nuevo pacto; y (6) 31:35–40 el<br />
pacto inviolable dado a Israel. 12 Nótese que en todo el contexto, capítulos 30–33, con esmero se<br />
conecta esta estrofa sobre el nuevo pacto con la restauración de la nación judía.<br />
La quinta de estas seis estrofas es la que constituye el pasaje más importante de enseñanza sobre<br />
el problema de continuidad y discontinuidad entre el <strong>Antiguo</strong> y el Nuevo <strong>Testament</strong>o. Con todo, es<br />
precisamente en este punto donde la perplejidad <strong>del</strong> teólogo bíblico se eleva a su mayor altura: ¿Por<br />
qué llamar a este un «nuevo pacto», sobre todo porque la mayor parte <strong>del</strong> contenido que se cita en el<br />
«nuevo» no es sino <strong>una</strong> repetición de esas promesas ya conocidas en el pacto abrahámico-davídico<br />
ya en existencia? ¿Cuáles eran en esencia los nuevos asuntos que eran «no iguales» (31:32) y «no<br />
más» similares al antiguo pacto (v. 34bis)?<br />
1. Su nombre. Este es el único lugar en el AT donde aparece la expresión «nuevo pacto» (31:31).<br />
Sin embargo, parecería que el concepto era mucho más generalizado. Basadas en contenidos y<br />
contextos similares, las siguientes expresiones pueden igualarse a las <strong>del</strong> nuevo pacto: el «pacto<br />
eterno» en siete pasajes (Is 24:5; 55:3; 61:8; Jer 32:40; 50:5, y luego en Ez 16:60; 37:26), un «nuevo<br />
corazón» y un «nuevo espíritu» en tres o cuatro textos (Jer 32:38 [LXX] y luego en Ez 11:19; 18:31;<br />
36:26) un «pacto de paz» en tres pasajes (Is 54:10, y luego en Ez 34:25; 37:26) y «un pacto» o «mi<br />
pacto» que se pone en el contexto de «en ese día» en tres pasajes (Is 42:6; 49:8; 59:21; Os 2:18–20).<br />
Eso hace un total de dieciséis o diecisiete pasajes importantes sobre el «nuevo pacto».<br />
Aun así, Jeremías aún era el locus classicus <strong>del</strong> asunto, como puede verse por varias líneas de<br />
evidencia. Este pasaje fue el que estimuló a Orígenes a nombrar los últimos veintisiete libros de la<br />
12<br />
Este bosquejo fue sugerido por Charles A. Briggs, Messianic Prophecy [Profecía mesiánica], Scribners,<br />
Nueva York, NY, 1889, pp. 246–47. Lo que es esencialmente el mismo bosquejo aparace en «Messianic Hope<br />
in Jeremiah» [La esperanza mesiánica en Jeremías], Bibliotheca Sacra, 1958, pp. 237–46.<br />
http://es.scribd.com/Benami_77