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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

<strong>del</strong> Oriente Próximo de «hijos de Dios», 6 autocráticamente comenzaron a tener para sí tantas esposas<br />

como querían. Su codicia por un «nombre», esto es, <strong>una</strong> reputación (v. 4), los condujo a mezclar sus<br />

excesos con el abuso de los propósitos de su oficio.<br />

Enojado, Dios dejó de luchar por la humanidad. Su Espíritu no «continuaría contendiendo con los<br />

hombres» (Gn 6:3). A tales «poderosos» (v. 4) o aristócratas (n e p il m gibbor m) se les debía parar en<br />

su maldad. Los corazones de hombres y mujeres estaban siempre llenos de maldad. De nuevo<br />

vendría el asunto de la expulsión, solo que de un modo mucho más trágico y final: Dios borraría al<br />

hombre de la faz de la tierra (v. 7).<br />

«Pero Noé contaba con el favor <strong>del</strong> Señor» (Gn 6:8) porque era «un hombre justo y honrado<br />

entre su gente» (v. 9). Así que la segunda vez de mayor necesidad que tuvo la tierra, según este texto,<br />

fue la liberación, como sucedió en Génesis 3:15 por medio de un decreto de la salvación de Dios.<br />

Había un remanente justo, no por accidente ni por cualquier medio de parcialidad. El padre de Noé,<br />

Lamec, encontró en su hijo cuando nació, un consuelo para el alivio de su trabajo en la tierra, antes<br />

maldita por el Señor, ya que tendría la ayuda de Noé (5:29). Es patente la referencia a Génesis 3:17 y<br />

es clara la unidad de esta sección con los capítulos 3–4.<br />

La maldad que forzó la mano de Dios no era un destino inevitable para todos los hombres ahora<br />

que la caída era un asunto hecho. Hubo hombres justos. Considere a Enoc. «Él caminó con Dios»<br />

durante trescientos años, no como un ermitaño en aislamiento, sino como un hombre que crió hijos e<br />

hijas (Gn 5:22). Tan complacido estaba Dios con su vida de obediencia y fe que «desapareció» de la<br />

tierra; Dios «se lo llevó» (v. 24). El texto maneja con tanta facilidad el asunto de un mortal a quien se<br />

lleva a la misma presencia de Dios que nos asombramos que no siga <strong>una</strong> explicación o advertencia.<br />

¿Sirve el traslado de Enoc como un mo<strong>del</strong>o ejemplar para los hombres <strong>del</strong> AT, hasta que <strong>una</strong><br />

revelación posterior llenara la lag<strong>una</strong> de información? La revelación de este hecho debiera siempre<br />

estar disponible si los hombres quisieran ponderar sus implicaciones.<br />

Noé era de esa estirpe. Halló gracia a los ojos <strong>del</strong> Señor. Noé era «justo» ante el Señor «en [su]<br />

generación» (Gn 7:1). Instruido por Dios edificó un arca. Por eso él y su familia experimentaron la<br />

salvación de Dios cuando vino el juicio sobre el resto de la humanidad.<br />

La bendición divina de «sean fructíferos y multipliqúense y llenen la tierra» se repite de nuevo,<br />

esta vez a Noé, su esposa, sus hijos, sus esposas y a cada ser viviente en la tierra, en el aire y en el<br />

mar (Gn 8:17; 9:1, 7). Aquí Dios añadió su pacto especial con la naturaleza. Mantendría «la siembra,<br />

la cosecha, el frío, el calor, el verano, el invierno, día y noche» sin interrupción mientras existiera la<br />

tierra (8:22). El contenido de estas promesas formó un «pacto eterno entre Dios y cada criatura<br />

viviente de toda carne» (9:8, 11, 16) simbolizado por el arco iris en el cielo. Junto con esta nota de la<br />

bendición de Dios estaba su rechazo explícito de «maldecir (gallēl) la tierra otra vez por causa <strong>del</strong><br />

hombre» (8:21), un recordatorio de <strong>una</strong> maldición similar sobre la tierra en Génesis 3:17. Asimismo<br />

la referencia a las «intenciones <strong>del</strong> ser humano» (yēṣer lēḇ) en 8:21 recordaban <strong>una</strong> frase similar que<br />

usa la misma palabra (yēṣer) en Génesis 6:5. Dada la aparición repetida de tales rasgos se puede<br />

asegurar con seguridad que la unidad estructural se extiende desde Génesis 1–11. 7<br />

6<br />

Meredith Kline, «Divine Kingship and Genesis 6:1–4» [La monarquía divina y Génesis 6:1–4], Westminster<br />

Theological Journal 24, 1961–62, pp. 187–204.<br />

7<br />

Véase la discusión informativa de R. Rendtórff, «Génesis 8:21 und die Urgeschichte des Yahwisten»<br />

[Génesis 8:21 y la prehistoria de los Yahvistas], Kirche und Dogma [Iglesia y dogma], 7, 1961, pp. 68–81,<br />

según lo cita W.M. Clark, «The Flood and the Structure of the Prepatriarcal History», [El diluvio y la<br />

estructura de la historia prepatriarcal], Zeitschrift jur die alttestamentliche Wissenschaft 83, 1971, pp. 205–<br />

10. Rendtórff sostuvo que tanto la edad de la maldición como la historia primitiva concluyeron en Génesis<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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