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Hacia una Teologia del Antiguo Testament - Walter C. Kaiser Jr_

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http://es.scribd.com/doc/97117904/<strong>Hacia</strong>-Una-<strong>Teologia</strong>-Del-<strong>Antiguo</strong>-<strong>Testament</strong>o-<strong>Walter</strong>-c-<strong>Kaiser</strong>-Hijo<br />

de Moisés como ocurría con la línea de David. Antes bien, el ministerio y persona de Moisés<br />

estuvieron fuera de la clase usual de profetas porque a él se le puso sobre toda la casa de Dios (Nm<br />

12:7). También ejerció las funciones sacerdotales antes que se instituyera el sacerdocio aarónico (Éx<br />

24:4–8). Más aun, cada uno de los oficios paralelos de «juez» (Dt 17:8–13), «rey» (vv. 14–20) y<br />

«sacerdote» (18:1–8) eran colectivos y genéricos, no individuales en el contexto inmediato.<br />

Por ello concluimos que esta promesa es también genérica. Moisés reconoció que su trabajo era<br />

incompleto; con todo, pudo ver a otro profeta que a diferencia de él mismo completaría el ministerio<br />

de instrucción y revelación de Dios. Este profeta que vendría, sería (1) israelita, «de tus hermanos»<br />

(Dt 18:15, 18); (2) «como» Moisés (vv. 15, 18); y (3) autorizado a declarar la palabra de Dios con<br />

autoridad (vv. 18–19). Tal expectación era de común conocimiento aun antes de los días de Jesús.<br />

Felipe encontró a Natanael y le anunció: «Hemos encontrado a Jesús de Nazaret aquel de quien<br />

escribió Moisés en la ley y de quien escribieron los profetas» (Jn 1:45). Del mismo modo concluyó la<br />

mujer samaritana que Jesús era el «profeta» (4:19, 29); y la multitud cerca <strong>del</strong> mar de Galilea<br />

exclamó: «En verdad este es el profeta, el que ha de venir al mundo» (6:14). De la misma manera<br />

Pedro citó nuestro pasaje en su discurso en el templo y lo aplicó a jesús (Hch 3:22–26), como lo hizo<br />

Esteban (7:37).<br />

Resumen<br />

La clave para la teología de este período permaneció en la herencia de la tierra y el «reposo» al<br />

que Israel entró por fe. Además, en ese mismo «lugar» Yahvé haría que su nombre habitara. Y la<br />

historia de Israel estaría señalada por el «bien» si se «arrepentía» y recibía la «buena» palabra<br />

profética enviada por Dios en aquellos momentos cruciales de su historia.<br />

La estructura interna para la narración de cómo Israel triunfó o dejó de entrar completamente en<br />

ese «reposo» se encuentra en la historia profética con sus declaraciones programáticas y sus<br />

comentarios interpretativos puestos en las bocas de oradores clave. En esta secuencia fue la palabra<br />

de Dios a través de sus mensajeros la que guió el camino. El pueblo siguió en obediencia o en<br />

arrepentimiento, o en un completo fracaso. Con todo, la promesa de Dios continuó sobreviviendo en<br />

la casa de David a pesar de la ineptitud presente en todas partes.<br />

Capítulo 9<br />

Rey de la promesa: Era Davídica<br />

En 2 Samuel 7, la promesa de Dios a David tiene que estar entre los momentos más brillantes de la<br />

historia de la salvación. Solo se iguala en importancia y prestigio a la promesa que Abraham recibió<br />

en Génesis 12 y más tarde a todo Israel y Judá en el nuevo pacto de Jeremías (Jer 31:31–34). Por<br />

consiguiente, este segmento de cuarenta años en las narraciones de los historiadores proféticos (Josué<br />

a 2 Reyes) merece un trato aparte aunque básicamente se ubica en las obras de los primeros profetas.<br />

Sin embargo, hay mucho más material de texto que considerar que un simple capítulo como 2<br />

Samuel 7 o comentarios posteriores como el Salmo 89. En nuestro análisis diacrónico de la teología<br />

y en nuestro deseo de ubicar la teología bíblica como <strong>una</strong> ayuda básica más bien para la teología<br />

exegética que la teología sistemática, será necesario incluir lo siguiente de la Era Davídica: (1) lo que<br />

los eruditos después de Leonard Rost 1 llamaron «la narración de sucesión» (1S 9–20 y 1R 1–2, es<br />

decir, lo que queda de la historia de David excluyendo 1S 16–31 y 2S 1–8; 21–24); y (2) los salmos<br />

reales (Sal 2; 18; 20; 21; 45; 72; 89; 101; 110; 132; 144:1–11). Además, como David y el arca <strong>del</strong><br />

pacto estaban tan íntimamente unidas en la teología, este capítulo también analizará (3) la «historia<br />

<strong>del</strong> arca» (1S 4:1–7:2) y la experiencia trascendental en la vida de David cuando trasladó el arca a<br />

Jerusalén (1S 6).<br />

1<br />

Leonhard Rost, Die Überlieferung von der Thronnach-folge Davids [La tradición de la sucesión al trono de<br />

David], W. Kohlhammer Verlag, Stuttgart, Alemania, 1926.<br />

http://es.scribd.com/Benami_77

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